13/03/19.- Jesús no viene a borrar lo anunciado por Dios en la primera Alianza, sino que se trata de vivir desde la Alianza Nueva en Cristo la ley en su plenitud. Jesús viene a llevar a su plenitud la ley que Dio regala como pedagoga al pueblo mientras va en su peregrinar al cumplimiento de las promesas. Jesús es el cumplimiento de las promesas, por eso Él reinterpreta el camino recorrido del pueblo a la luz de este regalo mesiánico que Dios le hace al pueblo en la persona de Jesús.
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!”. Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola. El les dijo: “¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?”. Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos. Luego agregó: “Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre”.
Mc. 7,14-23.
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