16/02/2019 – El padre Javier Fortunato es el actual párroco de la catedral de San Nicolás de los Arroyos en la provincia de Buenos Aires. Este sábado nos dejó su testimonio y comenzó contándonos que “nací hace 52 años en Pergamino. Mi familia de origen son mis padres y un hermano mayor. Hoy ya han fallecido mi papá y mi hermano. En esta familia se fue dando la presencia del Señor, que se manifiesta siempre en lo sencillo. Mis padres siempre estuvieron vinculados a una de las parroquias de Pergamino”. El padre Javier recordó también con mucho cariño “al sacerdote italiano Gastón Romanello, con quien mis padres colaboraron mucho. Y mi hermano y yo no solo íbamos a sus misas, sino que también veíamos de cerca lo que hacía y todo lo que significada la actividad parroquial”.
El padre Fortunato relató que “cuando estaba terminando el secundario agrotécnico y ya tenía en vista dónde iba a estudiar la carrera de ingeniero agrónomo, comencé a sentir el llamado de Dios. Primero quise diferirlo, pero notaba que la cuestión se hacía más reiterativa por parte del Señor. Entonces me propuse ver el tema de mi vocación después del viaje de estudios a Bariloche, que hice con mis compañeros en setiembre de ese año. Y finalmente el Espíritu Santo me guió a tomar la decisión de ingresar en el seminario”.
“A Jesús lo siento con fuerza como el autor de la vida, como mi amigo y maestro. El Señor es quien me sale siempre al encuentro y, al mismo tiempo, me marca el camino”, reflexionó. “Con el paso del tiempo y por la gracia de Dios he comprendido que es Él el que hace todo, es verdaderamente el Dios de la Vida”, agregó.
El padre Fortunato tiene un vínculo muy fuerte y particular con la práctica del deporte: “De algún modo esto estuvo en mi infancia y en la adolescencia, pero surgió con fuerza cuando tenia unos dos o tres años de cura, viviendo en la ciudad de San Pedro. En ese momento me llevé a la parroquia una bicicleta de carrera que me había regalado mi hermano. Fue asi que algunos ciclistas sampedrinos, cuando vieron eso, se alegraron mucho y me invitaron a salir a bicicletear con ellos. A partir de allí me entusiasmé con la práctica del ciclismo. Con el correr del tiempo hasta organizamos bicicleteadas familiares desde San Pedro hacia el santuario mariano en San Nicolás. O con un grupo más reducido fuimos a la basílica de Luján. También más tarde agregué atletismo y natación, y hasta llegué al triatlón”. El sacerdote pergaminense indicó que “esto del deporte, además de permitirme cuidar la salud, sobre todo me reporta un encuentro con personas de otros ámbitos que a veces no frecuentan las parroquias. Ellos me ven como un sacerdote cercano y eso a mí me abrió una veta nueva en mi ministerio”.
Por último, el padre Fortunato compartió esta oración:
Jesús, autor de la Vida soy todo tuyo.
Gracias Señor.
Te agradezco la vida, la fe y mi historia
Te agradezco tu delicadeza para conmigo.
Te agradezco tu amor que hace posible cada encuentro: con Vos y mis hermanos.
De entre mi familia me llamaste, concédeme con ellos la Santidad.
Te pido serenidad; hoy quiero ser para los demás lo que Tú eres para mí.
Celebro tu perdón, no permitas que me separe de Vos.
Que tú Sabiduría ilumine mi caminar detrás de Ti, y estar cerca de los que más sufren.
Señor: te pido que alegremente tus dones los comparta en la Iglesia, en la Patria,
con los amigos y en el deporte. “Dame lo que me pides y pídeme lo que quieras”.
Virgencita, ayúdanos a ser constructores de la Paz.
Amén.
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