Cómo prevenir y atender los trastornos alimentarios, un flagelo récord en Argentina

martes, 19 de noviembre de 2019
image_pdfimage_print

19/11/2019 – Según informes publicados por varias entidades que atienden la problemática de la bulimia y la anorexia, Argentina ocupa el segundo lugar en el ranking mundial por la cantidad de casos de trastornos alimentarios que registra cada año.

La Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba) compartió, hace un tiempo, un estudio que reveló que el país con más casos de este tipo de patologías es Japón, con un 35 por ciento de la población afectada. En segundo lugar está Argentina, con casi el 29 por ciento de la población alcanzada por alguna de estas patologías. En nuestro país, uno de cada siete adolescentes sufre de anorexia o bulimia. En Estados Unidos, cerca de 10 millones de personas padecen desórdenes alimentarios.

Las patologías tienen mayor incidencia en la adolescencia, aunque la edad de comienzo es cada vez más temprana. Los trastornos más conocidos son la bulimia y la anorexia, pero existen otras patologías relacionadas como la ortorexia, la vigorexia y la “enfermedad por atracón”.

En diálogo con Radio María, Silvia Cáceres, médica psiquiatra y directora médica de Psiclo, un espacio interdisciplinario especializado en el tratamiento de personas con trastornos de la alimentación, explicó: “Lo que primero se altera en los trastornos alimentarios es la conducta (aunque sea la conducta alimentaria); por lo tanto, los trastornos entran dentro de las enfermedades psiquiátricas. Lo que está en juego es la autoestima y la autopercepción”.

En la adolescencia

En tanto, Laura Ferreyra, psicóloga especializada en Trastornos Alimentarios y coordinadora del equipo de Trastornos Alimentarios de la Fundación Despegar, señaló: “Los trastornos alimentarios comienzan a presentarse en la pre adolescencia y hacen su eclosión en los 15 o 16 años. Los motivos están vinculados siempre con el orden emocional. Un diagnóstico temprano nos va a garantizar menos sufrimiento”.

En el mismo sentido, agregó: “Una familia que pueda mirar, registrar, tener en cuenta y bien presente a sus integrantes adolescentes ayuda muchísimo en la prevención. También es positivo para prevenir, no usar el alimento como premio o castigo”.

En la barra de audio, el programa completo.