03/12/2019 – Hace unos días, los responsables del Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina, le presentaron al presidente electo, Alberto Fernández, y a varios de los que trabajarán con él en el área social del próximo gobierno, un adelanto del informe de inseguridad alimentaria y de la incidencia de la pobreza en el país en el tercer trimestre de este año, que se dará a conocer en los próximos días.
En esa presentación se dijo que en la segunda mitad de este año la pobreza siguió aumentando y en estos días estaría llegando al 38% de los argentinos.
La inseguridad alimentaria pasó del 20,2% en 2018 al 22,2% en 2019, mientras que la inseguridad alimentaria severa -la cantidad de personas que en algún momento del último año pasaron hambre por falta de recursos económicos- subió del 7,9% el año pasado al 9,3% este año.
La inseguridad alimentaria severa llegó al 9,5% (un punto porcentual más que el año pasado) en los hogares cuyo principal proveedor es un “obrero integrado”, y al 20,5% en hogares donde hay trabajadores informales, dos puntos por encima del 18,5% del año previo.
Para no quedarnos en la estadística, en la frialdad de los números y los porcentajes, en Radio María Argentina dialogamos con Silvia Quevedo, dirigente social del Movimiento Barrios de Pie, cuyo testimonio de servicio y cercanía con la gente que más padece esta situación social, es muy valioso.
Quevedo relató: “Hace unos años empezamos a desarrollar un índice de salud nutricional para visibilizar el estado en que llegan los niños/as que concurren a los centros comunitarios. Con este índice advertimos que el 50% tienen problemas nutricionales”.
La dirigente social fue contundente al expresar que “no puede haber un niño con hambre en nuestro país. Muchos venimos de tres generaciones sin trabajo formal. No se trata de asistir con un bolsón de alimentos. El gobierno debería fortalecer la cultura del trabajo y del cooperativismo”.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar | Incrustar
Suscríbete: RSS