Una herida transformada puede servir a otros

miércoles, 23 de diciembre de 2020
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23/12/2020 –  En el ciclo “De heridos a amantes” que sigue el itinerario del libro de Juan Pablo Berra e Inés Gramajo, de la Escuela de Creadores de Nueva Humanidad recibimos el testimonio de Claudia Demarchi desde la ciudad cordobesa de La Carlota. “Mi herida era el perfeccionismo. Mis padres esperaban que yo fuera excelente y eso me  llevó a no disfrutar el proceso de vivir. Yo soy la mayor de dos hermanos y vivimos mucho en el campo. Siempre fui buena en todo lo que me propuse en artes o en deportes, respondía a las exigencias que se me ponían desde pequeña. Así fue mi vida hasta en la facultad, donde me recibí de kinesióloga”, indicó Demarchi.

Entonces me di cuenta que tenía que rehabilitar cosas para vivirlas mejor. Y esto lo logré con la Escuela de Creadores. El perfeccionismo te cansa y te destruye. Hoy trabajo con ancianos y eso me da mucha vida”, sostuvo Claudia. “Soy una persona que se enoja mucho. Las emociones dejan marca en los cuerpos, doy fe de ello”, añadió.

“Me casé y tuve tres varones y la vida me atravesó por otros lugares. También perdí un bebé. Dos de mis hijos se fueron de casa y hace tres años me separé, esas son heridas que sigo trabajando. Trabajar esta heridas es como caminar en el barro hasta buscar tierra firme. Que mejor que una herida se transforme en algo solidario, que sirva a otros, esto es del Espíritu Santo. Ante el dolor hay que descalzarse, eso compartimos en nuestra escuela”, manifestó Demarchi.