Ceñidos a la cintura,con lámparas encendidas, esperamos al Señor

jueves, 21 de octubre de 2010
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Evangelio según San Lucas 12,35-38.

"Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas.
Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.
¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo.
¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así"

El tiempo que va desde la primera venida de Jesús allá en Belén hasta la Ascensión a los cielos habiendo realizado su obra de redención al habernos salvado y redimido de nuestros pecados hasta la segunda venida en gloria, la definitiva, es el tiempo que estamos viviendo nosotros, es el tiempo de la Iglesia, es el tiempo de la vigilancia nos dirá hoy el Señor en el Evangelio y el discípulo no puede dormirse porque es tarde, porque está cansado, el discípulo debe vigilar porque el Señor volverá y es nuestra certeza. Como discípulos cada uno de nosotros está en ésta tensión de alerta permanente. Esta tensión que muchos tuvimos cuando teníamos que dar un examen. Estábamos alertas, debíamos dar un examen. La tensión y la vigilancia de quien está seguro que algo nuevo viene. Desde hace unos años he insistido mucho y con razón sobre la necesidad que tenemos los cristianos de insertar nuestra fe en lo más profundo de la vida humana y por lo tanto de participar con los demás hombres en los grandes proyectos de la humanidad para liberar al hombre de cualquier esclavitud. De hecho conocerás muchas organizaciones no gubernamentales que trabajan por la vida plena de tantos hermanos y hermanas nuestras y en éstas instituciones tantos cristianos que en silencio aportan su trabajo. Dinero, su presencia. Esto también es estar atentos .El ir insertándonos en la vida de la sociedad, el ser protagonistas del cambio de la sociedad. Sin embargo hubo tiempos en que los cristianos parecían desentenderse de las cosas terrenas, de lo cotidiano, de lo temporal esperando el cielo, mirando hacia arriba se olvidaban de construir una tierra nueva cada día donde Dios llene los corazones. Sin duda que ésta tentación la podemos tener hoy, la de aislarnos. Esperar al Señor pero que nadie nos moleste. El Señor nos hace otra propuesta: la vigilancia pero una vigilancia activa. Por eso durante tanto tiempo hemos recibido duras palabras los cristianos tantas veces. Aquella expresión de la religión como el opio del pueblo, lo cristiano como lo que distrae, lo que aleja de la realidad de la tierra, lo que va adormeciendo a los hombres y lejos de esto lo que Jesús nos viene a traer con su Palabra. Podemos preguntarnos que piensa Jesús de todo esto. El Evangelio nos saca de la realidad? Tantas veces hemos escuchado a Jesús invitando a ponerse ropa de trabajo, hoy diríamos a ponerse el overol, a llevar ceñida la cintura, a mantener las lámparas encendidas. Todo esto de ceñir la túnica, de poner la ropa de trabajo como nos dice el Evangelio es estar listos para el trabajo y el servicio, ceñida la cintura es dispuesto, siempre listo a trabajar estando con todo a punto incluida la lámpara encendida para cuando El vuelva. En ésta mañana nos podemos hacer una pregunta a partir de una suposición: si ahora te enteraras que viene Jesús ¿que te está faltando hacer?¿que harías al regreso de Jesús para estar con la túnica ceñida y la lámpara encendida?

En la pregunta que te dejaba había una especie de trampa tal vez para descubrir la pregunta y la respuesta de éste estar atentos y que nos falta. Aquello que tantas veces lo podemos decir como expresión: me falta esto para estar completo. Alguna vez San Juan Bosco a un grupo de chicos que jugaban a la pelota en un recreo hizo la pregunata ¿que haría si Jesús llegara en 15 minutos? Uno pedía perdón a su mamá, otro a su compañero, otro devolvería la moneda que había robado y un jovencito Domingo dijo: yo seguiría jugando al fútbol, . Más tarde lo conoceríamos como Santo Domingo Savio, yo seguiría haciendo lo que estoy haciendo, yo seguiría el transcurso de mi vida, no le debo nada a nadie, estoy con la túnica señida, la ropa de trabajo, estoy listo para la llegada de mi Señor Hoy es lo que nos recuerda la Palabra de Dios:estar siempre preparados como el empleado que espera a su patrón Porque y para que hay que estar siempre disponible? Para la llegada o retorno de alguien Es el retorno del Señor que vuelve de la boda y volviendo al momento histórico en que Jesús está hablando se hace referencia a una hora o momento impreciso pero seguro que tarda. Tal vez para aquella época, la de Jesús, era uno de los pocos motivos porque se volvía tarde, una fiesta de casamiento El dueño de casa llegaba y quería tener a sus servidores esperándolos. Jesús viene y se corre el riesgo de no estar esperándolo porque su llegada será de improviso, imprevisible, oculta. Si, Jesús viene en todo hombre que necesita de mi tuve hambre y me diste de comer, sed y me diste de beber, estaba de paso y me alojaste. En el trabajo apostólico en mi Parroquia, en mi grupo, en mi institución, en mi movimiento, en la palabra del hermano.

Jesús está en todo hombre que necesita de mi. Quien a ustedes escucha a mi me escucha.

Jesús viene en su Palabra, en el hermano que necesita de mi, viene también en los acontecimientos, en los signos de los tiempos dirá el Concilio Vaticano II, éste signo de los tiempos, estos acontecimientos es lo que pasa a nuestro alrededor que es preciso descifrar. Esto es estar en el mundo y ver el paso de Dios en el mundo. Este paso de Dios que a veces es muy evidente en signos que todos compartimos, en ésta gran aldea donde nos enteramos al instante de lo que pasa lo podemos compartir pero cuantos signos de los tiempos que son para mi familia, compañeros de trabajo o para mi particularmente. Estos signos de los tiempos de los cuales yo soy protagonista En mis alegrías y mis penas Jesús está allí

Velar, estar atento, estar despierto en sentido estricto es renunciar al sueño de la noche para terminar un trabajo urgente o para no ser sorprendido por el enemigo. En sentido simbólico es luchar contra la negligencia para estar siempre en estado de disponibilidad y dichosos aquellos que están alertas y despiertos. En estos días en que cosas descubriste a éste Jesús que viene a tu vida? Que acontecimientos viviste que te dijeron aquí está Jesús viniendo?

La primera comunidad cristiana tal vez tenía la impresión que la venida final del Señor era inminente. Fue lo que llevó a San Pablo cuando escribe a los Tesalonicenses a exhortarlos a trabajar. Es que Jesús ya estaba viniendo y entonces lo esperaban solamente sin embargo la disponibilidad, el servicio debe ser permanente y aunque ahora no tengamos esa preocupación sigue válida la invitación a la vigilancia. Vigilar tanto para el momento de nuestra propia muerte que siempre es a una hora imprevista como la venida cotidiana del Señor a nuestras vidas en la Palabra, en los Sacramentos, en los acontecimientos, en las personas. Si estamos despiertos podremos aprovechar su presencia, si estamos adormilados ni nos daremos cuenta.

Tengan ceñida la cintura, era la propuesta de los judíos al emprender el viaje del Exodo allá en la primera Pascua de Egipto, la postura del que está disponible para emprender algo sin dormirse ni quedarse instalado, sin ánimo conformista, ya lo tengo todo, dispuestos a salir de viaje y encendidas las lámparas como las cinco muchachas prudentes que esperaban al novio llenas del aceite de la fe, de la esperanza y del amor. Mirar hacia adelante vigilantes. Es sabio el que vive despierto y sabe mirar al futuro no porque no sepa gozar de la vida y cumplir sus tareas del hoy pero si porque sabe que es peregrino en ésta vida y lo importante es asegurarse su continuidad en la vida eterna, vive con una meta y una esperanza. Cuanto nos hace falta hoy levantar la mirada en éste estar atentos pero levantar la mirada con esperanza, cuantas situaciones donde nos cuesta descubrir el paso de Dios porque no está presente a través de su amor pero sin embargo si levantamos la mirada y estamos vigilantes y estamos atentos veremos que al final del camino éste Jesús Resucitado, ésta luz que nos orienta, ésta esperanza que nos anima a caminar. En las cosas de aquí abajo afinamos mucho los cálculos que nos llegue el presupuesto a fin de mes, que alcancemos para vivir, hacemos presupuestos y cálculos para los éxitos comerciales. ¿Estamos igualmente espavilados en las cosas del Espíritu? ¿tenemos ésta astucia para las cosas de Dios?. Nos decía el Evangelio de Lucas: dichosos ellos los servidores si el amo te encuentra así y escucharemos las palabras que serán el colmo de la felicidad siervo fiel entra en el gozo de tu Señor y nos sentará a su mesa y nos irá sirviendo uno a uno. La Iglesia, la esposa de Cristo, vive preparada con el corazón despierto para cuando el Señor vuelva. Nuestra mejor preparación es a través del servicio. Se nos ha confiado el Evangelio y en esto no podemos darnos un descanso en anunciarlo a los demás. Nosotros mismos

os hacemos vida el Evangelio en nuestra vida, en nuestra existencia diaria. Si hacemos asi de nuestra vida un Evangelio jamás se apagará la luz que el Señor encendió en nosotros pues la fe en El nos conserva siempre iluminando aun en los momentos más difíciles de nuestra vida. Que cuando el Señor vuelva nos encuentre trabajando por su Reino haciendo el bien a los demás y sirviendo con amor a todos. El Señor se ha puesto a trabajar por nosotros, atento por nosotros. El Señor desde el amor está mirando nuestra vida permanentemente. Ni siquiera se nos cae un cabello de nuestra cabeza sin ésta presencia del amor misericordioso del Padre. Jesús no se durmió mientras el enemigo amenazaba nuestra vida. Jesús como el dueño de la casa veló por los suyos. Mediante su muerte y Resurrección nos dio nueva vida, la vida de hijos de Dios así El no solo procura el bien de los de su casa sino que El mismo se convierte para nosotros en alimento de salvación. Quienes participamos de su Eucaristía conocemos el amor de Dios, descubrimos cuanto ha hecho por nosotros. Aceptemos en nosotros éste amor, unidos a Cristo conservemos nuestras lámparas encendidas, trabajemos constantemente para que la vida del Señor que el nos ha comunicado, regalado llegue a todos los hombres. El Señor nos pide estar al servicio de su Evangelio trabajando para que su amor llegue a todos especialmente a quienes han sido despreciados o marginados a causa de su pobreza, de su ignorancia, de su situación. La Iglesia está al servicio de toda la humanidad pero la Iglesia somos nosotros los bautizados. Como parte, como miembros de ésta Iglesia que es el gran cuerpo cuya cabeza es Jesús hoy le pedimos que nos haga comprender que tenemos que estar siempre con la cintura ceñida, dispuestos a servir, a hacer el bien, a defender la vida ante la cultura de la muerte que nos toca vivir y que tantas veces nos quiere hacer cerrar los ojos, alzar la voz de quienes no son escuchados. Es a la luz del amor de Cristo que comprendemos cuanto debemos amar. Cristo nos llama a ser un signo del Evangelio de su amor. Sin duda que es un esfuerzo de todos los días, un estar cada día bien despierto para hacer realidad esa vocación que hemos recibido.

Que Dios nos conceda por intercesión de la Virgen María la Gracia de caminar día a día hasta nuestra perfección en Cristo para que El pueda obrar libremente en nosotros para que cada día seamos un signo claro del amor de Dios en medio de nuestros hermanos. Estar alertas vigilantes y atentos al Señor que viene.

Padre Gabriel Camusso