02/06/2021 – Gerardo García Helder, magister en Sagradas Escrituras y director del Departamento de Pastoral Bíblica de la Conferencia Episcopal Argentina, introdujo el tema de la devoción al Sagrado Corazón vista desde la Palabra de Dios. “En cada programa abordaré cada una de las promesas recibidas por santa Margarita María de Alacoque del Sagrado Corazón, tratando de animarlas bíblicamente y de adaptarlas a la actualidad”, dijo García Helder.
“En la Biblia hay muchas referencias a la humanidad de Cristo. En el Jansenismo, corriente del siglo 17, se despreciaba lo carnal y en ese contexto nace la devoción al Sagrado Corazón de Jesús para rescatar la humanidad del Señor. El Jansenismo fue una corriente de espiritualidad cristiana que se caracterizaba por una exigencia de vida virtuosa y ascética y ponía la salvación en la gracia divina. Finalmente fue declarada herética”, indicó Gerardo.
“Creo firmemente que tenemos que buscar las fuentes bíblicas de esta devoción. El Sagrado Corazón es una imagen de Jesús destinado a un período determinado de la historia, el siglo 17. Hoy está más fuerte la devoción al Jesús Misericordioso, pero en el fondo es la misma devoción con distinta imagen. Se mostró el corazón de Jesús porque en su momento era una imagen pacífica, no violenta”, agregó.
“Esta devoción es europea, bien francesa, allí surgió. Los dogmas de fe en el fondo son poesías, nos hablan de la cercanía de Dios con su pueblo”, dijo el especialista. “Santa Margarita María, religiosa de clausura de la Congregación de la Visitación, tuvo unas visiones de Jesús en las que ella experimentó su inmenso amor por la humanidad y su gran decepción ante la tibieza y mediocridad en las respuestas humanas. La religiosa comprendió que no siempre quienes somos objeto de su amor de predilección tomamos conciencia de ese privilegio y respondemos con amor”, dijo Gerardo.
“La Hermana Margarita sintió que Jesús con el Corazón abierto, coronado de espinas y envuelto en llamas de amor le decía: “Este es el Corazón que tanto ha amado a los seres humanos que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse, para demostrarles su amor. Y en reconocimiento no recibe de la mayoría sino ingratitud”. De esta experiencia transformante surgió en ella una absoluta voluntad de consagrarse al amor del Salvador que entregó su vida por el mundo entero. Y reconoció que el símbolo más elocuente de esta entrega de amor era su Corazón traspasado”, indicó.
“Decía santo Tomás de Aquino que el costado de Cristo brotó agua para lavar y sangre para redimir. Por eso la sangre es propia del sacramento de la Eucaristía; y el agua, del sacramento del bautismo que tiene su fuerza para lavar en virtud de la sangre de Cristo. Los evangelios y otros escritos del Nuevo Testamento también dan testimonio de los sentimientos quetuvo Jesucristo”, expresó García Helder.
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