04/06/2021 – La Asignación Universal por Hijo (AUH) fue creada en el año 2009 con un gran consenso de todas las fuerzas políticas del Congreso. Se la estableció como un derecho inalienable de los niños para promover su salud y su educación bajo un formato que la moderna academia internacional sobre políticas públicas denomina “transferencia condicionada”.
Se trata de un monto mensual, actualmente cerca de 4500 pesos, que se le entrega a la madre o al padre de los menores de 18 años para que cubra las necesidades básicas de sus hijos. En principio, como fue planteado y comenzó a aplicarse allá por 2009, una parte de la asignación quedaba condicionada a que la madre o el padre del menor cumpla con controles médicos (en el caso de los menores de hasta 2 años) y con la escolaridad de sus hijos hasta el secundario.
Esto es lo que se llama la condicionalidad, la condición para la continuidad del plan, no para penalizar a los incumplidores sino para identificar un eventual problema y poder solucionarlo. El tema es que estos controles se fueron relajando con el tiempo, y el cumplimiento de las obligaciones de escolarización y seguimiento médico de los niños y adolescentes ha dejado de ser controlado por inconsistencias del sistema de registro y por un afán centralizador en manos de reparticiones no preparadas para el desafío.
Esto es lo que ha confirmado el Centro Mariano de Investigación Social, el Cemais. Edgardo Dainotto, presidente de Hombre Nuevo y coordinador del CEMAIS, fue el encargado de analizar el contenido de este informe.
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