Decía Fray Mamerto Esquiú: “¡Ah!, qué tristes ruinas son el pecado y el desperdicio del tiempo”

lunes, 28 de junio de 2021
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28/06/2021 – Fray Pablo Reartes compartió lo que significaba para el futuro beato Fray Mamerto Esquiú el buen uso del tiempo. “El buen uso tiempo para Fray Mamerto Esquiú, al igual que para los santos, era fundamental, era una necesidad  imperiosa, no perdían su tiempo en vanidades, en cosas ociosas sino que siempre distribuían el tiempo para hacer el bien, para crear, para orar, para leer, el tiempo para ellos era sagrado”, indicó.

En un nuevo ciclo del programa Madre del Pueblo, el padre Marcelo Amaya, desde Catamarca, compartió la historia de la Virgen del Huerto, el rostro de San José en este su año y junto a Fray Pablo Reartes seguimos compartiendo el pensamiento del futuro beato contenido en el “Diario de Memorias y Recuerdos”.

La historia de Nuestra Señora del Huerto

En primer lugar, el padre Marcelo nos llevó a recorrer la historia de la devoción a la Virgen del Huerto.

En torno a la historia de la Virgen, el padre Marcelo Amaya, contó que  “En 1493, Génova (Iatlia), es azotada por una gravísima epidemia. Chiavari, una ciudad cercana también sufre las consecuencias de ese flagelo. Una piadosa mujer, llamada María Quercio, a la que llamaban Turquina, en un acto de fe, acude a la Madre de Dios, pidiéndole su protección y le promete una señal de público reconocimiento si permanecía inmune al flagelo del cólera”.

“María escucha su ruego, Turquina no es alcanzada por el cólera y cumple su promesa. Manda pintar la imagen de la Virgen con el niño Jesús en sus brazos en actitud de bendecir a quien la invoque y la visite en el lugar: Confió la tarea al pintor Benito Borzone, quien pintó un hermoso cuadro en el muro de un huerto que era propiedad del Capitán de Chiavari. De allí tomó el nombre de la Virgen del Huerto”.

La misión de San José

Y en torno a la figura de San José el padre Marcelo Amaya reflexionó en torno al mensaje que dejó el papa Juan Pablo II, en el documento Redemptoris Custos.

Al respecto, citó parte del documento: <Llamado a ser el Custodio del Redentor, «José… hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer» (Mt 1, 24).

Desde los primeros siglos, los Padres de la Iglesia, inspirándose en el Evangelio, han subrayado que san José, al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo>.

El padre Marcelo agregó al respecto su sentir diciendo que “Es decir, cuando José cuida a Cristo, no solamente hablamos de ese Jesús que crió en su infancia, sino que ahora cuida su cuerpo místico, porque nosotros somos el cuerpo místico de Cristo, cuida el cuerpo místico de la Iglesia”, completó el padre Marcelo.

Fray Mamerto Esquiú y el buen uso del tiempo

Y por último, recorrimos junto al padre Marcelo y a Fray Pablo Reartes el espacio dedicado a Fray Mamerto Esquiú.

Fray Pablo Reartes, sacerdote franciscano, compartió unas reflexiones  sobre el buen uso del tiempo que hizo Fray Mamerto Esquiú, al igual que otros santos como San Francisco de Asís o San Antonio de Padua. “El buen uso tiempo para ellos era fundamental, era una necesidad  imperiosa, no perdían su tiempo en vanidades, en cosas ociosas, sino que siempre distribuían el tiempo para hacer el bien, para crear, para orar, para leer, el tiempo para ellos era sagrado”.

“Sobre el buen uso del tiempo, Fray Mamerto Esquiú decía: <¡Ah!, qué tristes ruinas son el pecado el desperdicio del tiempo>, esto lo manifestó –indicó Fray Pablo- el 3 de setiembre de 1877”. “También decía: <Se acaba ya mi vida y hasta ahora no aprendo a estimar el tiempo ni aún con el estimable beneficio de poseerlo en Tierra Santa en Jerusalén>, esto lo dijo –aclaró el sacerdote- considerándose que ni aún en Tierra Santa había aprovechado bien el tiempo”.

<¡Ah! Dios me perdone mi tibieza, la cual hace que nada haga en este mundo que no me sirva de pretexto para excusarme de hacer una obra buena, cuando hay amor verdadero no se repara ciertamente en pequeñeces>, (31 de enero de 1877).

“Y estando en Jerusalén, en el que él estuvo un año y miedo prácticamente  visitando los santos lugares, en 1877 decía: <Perdí mi tiempo haciendo doble siesta>, incluso, -aclaró Fray Pablo- él tenía este cargo de conciencia por desperdiciar el tiempo aún con el descanso propio tan necesario y tan merecido para él”, expresó Fray Pablo.

“Como vemos para los santos, al igual que Fray Mamerto Esquiú, consideraban el tiempo algo muy valioso, muy sagrado”.

Y finalmente,  Fray Pablo Reartes, sacerdote franciscano, nos invitó a “dar gracias a Dios por el don de la vida y del tiempo, pero aprovechándolo bien, sabiendo que es un bien precioso puesto en nuestras manos”, aconsejó.