EN VIVO
DONAR
EMISORAS
sábado, 23 noviembre 2024
Inicio
Institucional
Quienes Somos
Donación
Donde Escucharnos
Novedades
Voluntariado
Difusión
Contacto
Balance Social
Res. 173/10
Podcast
Grilla de Programación
Escuchar en Vivo
Catequesis
Donde quiero estar – Radio María Ad Gentes
Casa de campo
Archivos de Programas
Papa Francisco
Audiencias Generales
Documentos
Francisco a Diario
Homilías
Los Caminos de Francisco
Papa Francisco
RM Mundial
RM Joven
Radio María Joven en vivo
JMJ 2019
Evangelio del día
Testimonios
Institucional
Quienes Somos
Donación
Donde Escucharnos
Novedades
Voluntariado
Difusión
Contacto
Balance Social
Res. 173/10
Podcast
Grilla de Programación
Escuchar en Vivo
Catequesis
Donde quiero estar – Radio María Ad Gentes
Casa de campo
Archivos de Programas
Papa Francisco
Audiencias Generales
Documentos
Francisco a Diario
Homilías
Los Caminos de Francisco
Papa Francisco
RM Mundial
RM Joven
Radio María Joven en vivo
JMJ 2019
Evangelio del día
Testimonios
Destellos Cotidianos
La lluvia y los pozos de agua
jueves, 24 de marzo de 2011
La lluvia
Como todo el simbolismo del agua, tiene sentido positivo o negativo según las circunstancias. Se espera la lluvia buena, que fecunda los campos y aporta el agua necesaria para humanos y animales. Y se teme a la tormenta y la inundación, que arrasan y destruyen.
Esta ambivalencia de la lluvia se aprecia en algunas mitologías. Por ejemplo Tláloc, el dios azteca de la lluvia, es una deidad ambivalente: es un dios bienhechor porque provee la lluvia, pero también es un dios malévolo que envía tormentas devastadoras.
Los pueblos que se encuentran junto a grandes ríos poseen mitos de diluvio. En la mesopotamia asiática se relataba el poema
Atrajasis
o
Inuma Ilu.
Presentamos un fragmento del mito de diluvio de los mbyá-guaraní:
Los que carecieron de entendimiento, los que se inspiraron en la mala ciencia, los que transgredieron contra los situados encima de nosotros, se fueron en mala forma. Estaban por venir las aguas…
El relato del diluvio en la Biblia se encuentra en los caps. 6 al 9 del Génesis. Pasar por las aguas del diluvio se equipara a una nueva creación. Al final del diluvio, Dios da a Noé y su familia la misma orden que dio a la primera pareja humana: llenar la tierra.
“
Ustedes, por su parte, sean fecundos y multiplíquense,
7
llenen la tierra y domínenla”.
Y Dios siguió diciendo a Noé y a sus hijos: “Además, yo establezco mi alianza con ustedes, con sus descendientes, y con todos los seres vivientes que están con ustedes: con los pájaros, el ganado y las fieras salvajes; con todos los animales que salieron del arca, en una palabra, con todos los seres vivientes que hay en la tierra. Yo estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra”.
(Gén 9,7-12)
El agua de los manantiales y de la lluvia es presentada como un símbolo de la gracias de Dios: Is 30,18 ss; Is 55,1.
Y la lluvia es símbolo de la Palabra de Dios, que realiza su obra vivificadora:
Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo
10
y no vuelven a él sin haber empapado la tierra,
10
sin haberla fecundado y hecho germinar,
10
para que dé la semilla al sembrador
10
y el pan al que come,
así sucede con la palabra que sale de mi boca:
11
ella no vuelve a mí estéril,
11
sino que realiza todo lo que yo quiero
11
y cumple la misión que yo le encomendé.
(Is 55,10-11)
Los pozos de agua
El agua de pozo o aljibe, a diferencia de la lluvia o del río, es agua quieta. Tiene un simbolismo fuertemente femenino, porque se relaciona con el líquido donde se gesta la vida en el vientre materno; por eso muchos mitos hablan de aguas primordiales.
Además, en las culturas de medio oriente, eran las mujeres quienes hacían la tarea de ir a buscar agua al pozo, llevando los cántaros.
En la Biblia, grandes encuentros amorosos se produjeron junto a un pozo de agua:
Rebeca e Isaac, Gén 24, 11ss.
Raquel y Jacob, Gén 29,1-20
Séfora y Moisés, Ex 2,16 ss
Jesús se encuentra con la samaritana al borde del pozo de agua, Juan cap. 4. Los discípulos han ido al pueblo a comprar comida, y Jesús se encuentra con esta mujer a solas, para tener con ella un diálogo íntimo y vivificador. Conversando acerca del agua del pozo, Jesús se revela como el agua viva. Ella, después de este encuentro, será la misionera que evangelizará a los samaritanos.
Contenidos Relacionados
Cuidados de los niños en el agua
Cordobeses rezan para que llueva
Con la lluvia y el calor llegan los mosquitos: recomendaciones contra el dengue
La empresa Aysa y el federalismo al revés
Participa
Radio María