03/03/2022 – Nos preparamos para comenzar el tiempo de Cuaresma en clave de oración y discernimiento a través de los Ejercicios espirituales de San Ignacio.
El padre Javier Soteras nos propone cada día un material específico para poder ejercitarnos. ¿Qué tenemos que hacer para poder realizarlos? “Disponer de un tiempo. El primero es para recibir el anuncio, los puntos a trabajar. Y otro, para realizar la ejercitación espiritual. En tu agenda, en el orden de tu día, deja un espacio para que puedas ejercitarte espiritualmente. Aquel que sea para vos el más conveniente. Te regalas y le regalas a Jesús 40 minutos para querer buscar y hallar la voluntad de Dios.”
Para adentrarnos en la materia, compartimos el siguiente texto bíblico.
Examinen todo y quédense con lo bueno. Manténganse alejados de todo lo malo. Nosotros oramos para que Dios mismo, el Dios de paz, los purifique completamente para que pertenezcan sólo a él. También pedimos para que todo su ser: su espíritu, su alma y su cuerpo permanezcan siempre sin mancha para cuando el Señor Jesucristo regrese. Tesalonicenses 5:21-23
Examinen todo y quédense con lo bueno. Manténganse alejados de todo lo malo. Nosotros oramos para que Dios mismo, el Dios de paz, los purifique completamente para que pertenezcan sólo a él. También pedimos para que todo su ser: su espíritu, su alma y su cuerpo permanezcan siempre sin mancha para cuando el Señor Jesucristo regrese.
Tesalonicenses 5:21-23
El fin de los ejercicios es buscar y hallar la voluntad de Dios. Con este fin los Ejercicios de San Ignacio persiguen una doble acción:
a) Una serie de meditaciones y contemplaciones y de otras espirituales operaciones EE 1. b) Una acción mas interior mediante la cual ayudado por el que da los ejercicios se toma conciencia de las distintas mociones que se experimentan y así conocer la voluntad de Dios.
La primera acción es la práctica de la oración, la penitencia y el examen de conciencia, a lo cual se suma “el discernimiento de las varias mociones que en el alma se causan, las buenas para recibir, las malas para lanzar (EE 313).
Esta segunda acción es la que se llama discernimiento de la voluntad de Dios, allí el que hace los ejercicios no solo se pone frente a la verdad propuesta para la meditación y contemplación sino que el mismo encuentra su verdad.
En la expresión de los padres del desierto es actuación de un cierto sentido del alma, que no se expresa necesariamente mediante un juicio claro y distinto, sino que se desarrolla en la vida cotidiana y se pronuncia sobre el sentido, la orientación de las mociones interiores afectado: el ánimo o desánimo, la esperanza o la desesperanza, el coraje o el temor. Es muy importante pedir gracia de discernimiento para entrar a ejercitarse en el mes de San Ignacio.
Las meditaciones y contemplaciones son las que hacen que en nosotros se muevan las varias mociones espirituales las que según sea su orientación han de ser bienvenidas (las que son del buen espíritu) y rechazadas las que buscan desviarnos del camino de Dios. El acompañante de los ejercicios es el que ayuda a distinguir lo que pasa, por eso es que a lo largo de las cuatro semanas tendremos un encuentro por semana para ir discerniendo las distintas experiencias interiores.
Para que los ejercicios tengan un óptimo resultado hay que respetar la materia objetiva a orar y o a meditar y el esfuerzo percibir claro en el sentir interior las distintas mociones. El camino que recorremos juntos es seguir en el alma de quien hace los ejercicios la acción del Espíritu Santo.
Estar atentos a los movimientos interiores no es igual a ensimismarse, sino saber captar lo que me está pasando en mi interioridad. Se trata de ver de donde viene y mas a donde va lo que mueve mi ser personal en orden a las motivaciones mas profundas. San Ignacio dice desde su experiencia: “presupongo ser tres pensamientos en mi, a saber, uno propio mío… y otros dos que vienen de fuera el uno que viene del buen espíritu y el otro del malo” (EE 32).
Eso desde fuera o desde dentro no resulta tan sencillo de distinguir, lo que si hay que decir que la solicitud desde fuera, es desde fuera de la libertad, la cual se ve en situación de elección en el marco de una dramática lucha entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que durará hasta el fin de los tiempos (GS 37).
En lo profundo del corazón humano no hay más que dos movimientos: el amor y el egoísmo. Uno viene de la mano de Dios amor y el otro del pecado, personificado en “el enemigo de la naturaleza humana”, llamado Satanás.
En sentido escriturístico en Rm 7, 14 habla al igual que la patrística de: “espíritu y carne”, la primera el espíritu es mas interior.
Las mociones son las realidades concretas, subjetivas, que experimentamos dentro de nosotros, como pensamientos, deseos, gustos, sentimientos (EE 32) y espíritus son las realidades subjetivas que ocurren fuera de nosotros que son las que actúan influyendo en lo que pasa dentro nuestro, a estos les llamamos buen o mal espíritu según a donde nos oriente en relación al querer de Dios aquí y ahora.
Los ejercicios nos van a ayudar en estos días a habituarnos a distinguir entre el buen y el mal espíritu y preguntarnos que moción se genera en nosotros (ánimo o desánimo, fervor o sequedad, coraje o sequedad) y saber así si colabora o no al buen camino.
En los Ejercicios nos capacitamos para como dice San Juan: “no se fíen de cualquier espíritu, sino examinen si los espíritus vienen de Dios” 1 Jn 4,1 o como dice Pablo: “examínenlo todo y quédense con lo bueno” 1 Tes 5, 21.
San José Gabriel del Rosario Brochero, nació en los aledaños de Santa Rosa de Río Primero (Córdoba, Argentina) el 16 de marzo de 1840. Era el cuarto de 10 hermanos, que vivían de las tareas rurales de su padre. Creció en el seno de una familia de profunda vida cristiana. Ingresó al Colegio Seminario Nuestra Señora de Loreto el 5 de marzo de 1856 y fue ordenado sacerdote el 4 de noviembre de 1866.
Desempeñó su ministerio sacerdotal durante la epidemia de cólera que desbastó Córdoba. A fines de 1869 asumió su extenso Curato de San Alberto, de 4.336 kilómetros cuadrados, con poco más de 10.000 habitantes que vivían en lugares distantes, sin caminos y sin escuelas, incomunicados por las Sierras Grandes de más de 2.000 metros de altura. El estado moral y la indigencia material de sus habitantes eran lamentables. El corazón apostólico del P. Brochero no se desanima, sino que desde ese momento dedicará su vida toda no sólo a llevar el Evangelio sino a educar y promocionar a sus habitantes.
En 1870 comenzó a llevar a hombres y mujeres a Córdoba, para hacer los Ejercicios Espirituales. Recorrerlos 200 km. requería tres días a lomo de mula, con una caravana de quinientas personas. Al regresar, después de nueve días de silencio, oración y penitencia, sus feligreses iban cambiando de vida, seguían el Evangelio y buscaban el desarrollo de la zona.
En dos años, con sus feligreses, construyó la Casa de Ejercicios de Villa del Tránsito (localidad que hoy lleva su nombre). Fue inaugurada en 1877 con tandas que superaron las 700 personas, pasando por la misma, durante el Ministerio parroquial del Venerable Cura Brochero, más de 70.000 personas. del Rosario Brochero , quien se valió del camino de los Ejercicios Espirituales como herramienta esencial para su tarea de evangelización y promoción humana.
+ Tomar la Palabra Sabiduría 9, 1-18 + Pedimos gracia de sabiduría “para que yo pueda ordenarme en lo de todos los días y que pueda encontrar el espacio para hacer el ejercicio de cada día”. Poner día y hora y que sea innegociable.
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