07/03/2022 – La hermana María Florencia Dumunset forma parte de la comunidad de las hermanas mercedarias del Niño Jesús y reside en la comunidad de La Paz, en Entre Ríos. “Tenemos nuestra casa general en Córdoba porque fuimos fundadas por el padre José León Torres , un santo tanto en su vida como en su accionar. Él nos pensó en una vida de libertad y de servicio. Nuestros pilares son la eucaristía, Jesús y la Virgen. Estas características propias sostienen nuestra vida y misión como mercedarias. Me gusta compartir y decir que somo argentinas porque tenemos el estilo de nuestra propia cultura. La gente muchas veces se siente atraída recibía y acompañada, por el estilo de vida consagrada y en realidad para nosotras en natural porque compartimos la costumbre y el modo de vivir la fe de nuestro pueblo. Hace 22 años que estoy en la congregación y he trabajado muchos años en la pastoral vocación”, puntualizó la religiosa.
“Las vocaciones no vienen del cielo sino de las familias, de las parroquias, con sus luces y con sus sobras. En el evangelio se relatan los llamados como modelo de todo llamado. Yo no fui llamada junto al lago como Pedro, Santiago y Juan sino junto al río. Y además soy la única entrerriana que no nació en Entre Ríos. Porque en el tiempo que yo nací mi gente vivía en Paranacito y aún no estaba el puente Brazo Largo, así que todos mis hermanos y yo nacimos en Zárate. El mismo año que nací se vino un gran creciente en la cual toda mi familia nos radicamos en Gualeguaychú porque ya no pudimos volver. Mi padre Claudio y mi madre Berta nos dieron todos lo que pudieron y por eso estoy profundamente agradecida con ellos porque eso me constituye en la mujer que soy hoy. No le puedo pedir mas a la vida más que agradecer”, dijo la hermana Florencia.
“El llamado no empezó en el convento sino que se concretizó ahí pero Dios esta desde siempre. Fui llamada muy temprano; ya a las 13 años la idea daba vuelta en mi cabeza. Me identifico con Natanael conocido por Jesús desde antes. Quizá las oraciones de mi madre lo hicieron posible. Mi primera infancia está reflejada en la canción “Cuna costera” de Linares Cardozo, la cual me la cantaba mi madre, no solo a mi sino a todos mis hermanos éramos su público. Ella que era muy tímida para cantar en público. Me acompañó la fe de la gente sencilla del pueblo y de los sacerdotes. Del hoy obispo emérito de Goya, Ricardo (Cacho) Faifer, que me dio la primera comunión y la confirmación,. Mi familia tenía valores muy fuertes en su mundo sencillo: la misa de los domingos, la catequesis y las oraciones”, agregó Dumunset.
“En mi adolescencia descubrí a Jesús con dos grandes pérdidas. Esto me llevó hacerme grandes preguntas existenciales y a darme cuenta que la gente también sufría. Fue así que Jesús me invitó a darle de beber. En eso años de despertar aparece las hermanas mercedarias a mi vida consciente. Y aquí quiero hacer una memoria agradecida a mis hermanas consagradas que me enseñaron a ser discípula y misionara hermana Catalina y hermana Amelia. Me ayudaron a amar el camino de la merced. De joven entré al convento. Hice mi formación en Córdoba y en Merlo, en San Luis, hice mi primera experiencia con grupo de jóvenes de espiritualidad mercedaria: hasta el día de hoy ese grupo sigue vinculado con la familia mercedaria”, manifestó.
“Tuve lindas experiencia misioneras en las comunidades que me tocaron en la evangelización de los jóvenes. En Paraná fue muy bella la experiencia en un barrio muy querido llamado Yatay. Teníamos guardería con comedores. Pude vivir el discipulado misionero entre gente sencilla. Durante todos esos años me acompañó el padre Jorge Leiva. Una figura que me enseñó a ser discípula”, recalcó la hermana María Florencia.
“Y una imagen linda para visualizar este vinculo es la del evangelio cuando Jesús visitaba Betania. Realicé algunos lindos proyectos de pastoral de su autoría la cantata a los santos latinoamericanos en Ecuador y en Mendoza. Tuve además la gracia de estar en las jornadas de la juventud de Madrid y de Río de Janeiro, pude palpar vocacionalmente que Jesús sigue llamando a muchos jóvenes al discipulado. La congregación tiene permanentemente proyectos de misión: todos los veranos salimos de misión. vamos a Castillo, en Uruguay, para el tiempo de Semana Santa. En este invierno estaremos en Gualeguaychú”, sostuvo Dumunset.
Finalmente, la hermana María Florencia rezó la oración de “Jesús de dulcísima memoria”:
Oh Jesús de dulcísima memoria,
que nos das la alegría verdadera,
más que miel y que toda otra cosa
nos infunde dulzura tu presencia.
En Jesús se confía el que sufre,
qué piadoso te muestras al que ruega,
qué bondad en ti encuentra el que te busca,
qué dichoso será el que te encuentra.
No habrá canto más suave al oído,
ni que grato resulte al escucharlo,
ni tan dulce para ser recordado,
como tú, oh Jesús, el Hijo amado.
No habrá lengua que pueda expresarlo,
ni palabra que pueda traducirlo,
pues tan sólo el que lo ha experimentado,
es capaz de saber lo que es amarlo.
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