20/09/2022 – Cada 23 de septiembre, se celebra el Día Internacional de las Lenguas de Señas, fecha proclamada por la ONU en noviembre de 2017. Ella conmemora la creación de la Federación Mundial del Sordo en 1951, organización no gubernamental que hoy por hoy ostenta el carácter de órgano consultivo de las Naciones Unidas y máxima autoridad mundial para la defensa de los derechos e intereses de las personas con disfunción auditiva.
Es una efeméride global que se festeja en conjunto con la Semana Internacional de la Persona Sorda (que es la última semana de septiembre), resumiéndose el tema común de la primera edición bajo el lema ¡Con la Lengua de Señas, Todos Estamos Incluidos!
Por lo tanto, no cabe duda de que su propósito fundamental es procurar la inclusión social de los usuarios de las lenguas de señas con miras a la plena realización de sus derechos humanos. Sin embargo, cabe destacar que no se trata de una iniciativa aislada pues se inscribe perfectamente dentro de los planteamientos de empoderamiento femenino y eliminación de las desigualdades que se han fijado en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Es bueno recordar que gracias a esta iniciativa se ha mejorado el estatus de las lenguas de señas nacionales mediante la implementación de políticas, planes, programas y proyectos encaminados a mejorar la educación de las personas con diversidad funcional auditiva. Asimismo esto ha facilitado su acceso a la información y a los servicios básicos, de manera que se han visto fortalecidos los derechos humanos de estas personas incluso en los países en vías de desarrollo, donde antes existían muy pocas organizaciones no gubernamentales especializadas en el tema.
Queremos abordar este tema desde una perspectiva muy importante para las personas de fe, sobre todo para aquellas que padecen sordera y quieren vivir su fe con la vivencia plena de la liturgia, en la misa, pero se hace difícil si no tienen un sacerdote que conozca y aplique la Lengua de Señas. Para conversar de este tema, nos contactamos con el padre Marcos Cabrera quien como sacerdote ha aprendido la lengua de señas y regularmente celebra la eucaristía, en esta lengua, para una comunidad de sordos en la ciudad de Córdoba.
El padre Marcos nos compartió que su acercamiento a la lengua de señas tiene su origen en “un gusto y un placer por las lenguas” (en general)… Y manifestó que “Dios siembra una disposición en nosotros y abre muchas puertas”.
Algo que lo marcó también para acercarse a esta realidad de marginación que sufre la comunidad sorda, fue la llamada desde la palabra “Todos” que los evangelios mencionan cuando Jesús envía a predicar a los discípulos a “todos los pueblos para que sean sus discípulos”.
Por otra parte en esta nota el padre Marcos nos contó también algunas anécdotas sobre la experiencia del sacramento de la reconciliación, como el casso de una persona que hacía muchos años que no podía confesarse por esta imposibilidad comunicativa.
El sacerdote que se formó en esta habilidad por su parte junto a una comunidad de sordos, nos recordó que “la lengua de señas no es algo que se aprende rápido” ya que como toda lengua, aprenderla es algo costoso.
Ante la consulta de si podría presidir la misa hablada y al mismo tiempo comunicarla con lengua de señas, para integrar a la comunidad sorda en las celebraciones, nos explicó que “la lengua de señas tiene una sintaxis propia” y que es diferente de la lengua española en sí.
Finalmente nos puntualizó que de esta experiencia de preparar las celebraciones para compartirlas en lengua de señas, él pudo “descubrir sentidos (nuevos) buscando la forma de captar la esencia de lo que dice la liturgia y (para) poder verterlo en la lengua de señas”.
Para quienes deseen comunicarse con el padre Marcos pueden escribir a: [email protected]