25/01/2023 – Hoy celebramos la fiesta de la conversión de San Pablo. Este gran santo, pilar de la Iglesia que hizo tanto por el anuncio de la Buena Noticia en los primeros tiempos del cristianismo. Es una de las bases sobre la que se fue realizando la evangelización, el anuncio a todos los pueblos.
Entonces les dijo: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.” El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán”. San Marcos 16,15-18
Entonces les dijo: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.” El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán”.
San Marcos 16,15-18
Qué importante, qué grande lo que representó este hombre para esta vida de fe de la Iglesia; tanto es así que tenemos un día especial para recordar su conversión, su transformación, su encuentro con el Señor. Así de grande es Dios, que de la miseria y del pecado, puede sacar frutos de vida nueva. Por eso celebramos, por eso hacemos nuestra esta fiesta, porque, en mayor o en menor medida, vos y yo seguimos en un camino de conversión permanente. Vos fijate que Pablo era un tipo radical en todo lo que hacía, un apasionado que se comprometía y que no sabía hacer las cosas de otra manera. Sea para bien, sea para mal.
Dios se no detiene en las apariencias, sino que ve el corazón. Nunca hay que utilizar a Dios para ganar una causa propia.
San Pablo, tan querido tan cercano y tan humano también. ¿Por qué? Porque bueno, él tiene un proceso de conversión que no es ajeno a nuestra propia historia. No hay anuncio sin conversión ni conversión sin anuncio. El Evangelio que compartimos hoy nos habla del envío misionero que hace el señor a sus discípulos. Vos y yo también queremos acercarnos a Jesús, queremos ser verdaderamente discípulos misioneros y por eso encontramos en Pablo un modelo a seguir. Nos reflejamos en él porque nuestra vida es la de personas que están en conversión permanente: nadie tiene ganada la santidad, es un sí de todos los días.
Saulo de Tarso, así lo reconocían. Nos dice la Palabra que, ya desde su juventud, adelantaba a muchos de sus compañeros fariseos en el cumplimiento de la Ley. Por eso, cuando Jesús trae la Buena Nueva, y luego de la resurrección sus discípulos comienzan a transmitir ese anuncio, Pablo se convierte en un gran perseguidor de la Iglesia, en un enemigo acérrimo del “Camino del Señor”, pero para mal. Qué bueno sería entonces que nos preguntemos si no estamos yendo a fondo, pero en la dirección equivocada. Qué lindo poder revisar nuestras motivaciones, nuestra dirección y poder ver si de verdad estamos haciendo la voluntad de Dios. Por eso, la fiesta de hoy nos enseña algo que es más importante que equivocarse en el camino: la conversión nos enseña que, habiendo equivocado el camino, el Señor sigue perdonando.
Hacé memoria. Saulo de Tarso, asi lo conocían, es el nombre que le habían puesto sus padres, era un hombre muy polifacético: era judío, con pensamiento griego, romano; era fariseo y Cristiano contemplativo y hombre de acción; evangelizador y maestro; escritor y teólogo; incansable en su andar, pero también estuvo encadenado en una cárcel; acompañado por muchos, pero finalmente solo. ¿Qué motivaba que Pablo sea así, tan radical en su amor a Jesús? Él lo dice: “para mí la vida es Cristo y la muerte una ganancia”. Qué cosa hermosa poder decir eso. Nos hemos encontrado con él. Hacé memoria de ese paso de Dios en tu vida y pregúntate dónde él cambio tu historia. ¿Estás siendo fiel a ese encuentro?
La conversión de San Pablo ocurre en el camino, el encuentro con Jesús se va dando en el camino, mientras él se dirigía a Damasco. Pablo sale, se pone en camino (es verdad que se puso en camino con un fin muy claro detener a los discípulos de Jesús) pero en ese camino el Señor lo sorprende, en el camino Pablo encuentra una nueva orientación para su vida.
Podemos comprender con facilidad que la vida se puede representar en un camino, que nuestra vida es un viaje. Y cuando nos ponemos en camino, eso suscita muchas emociones en nosotros, también decisiones. Pablo se preparó para salir a ese camino. También nosotros podemos pensar en alguna experiencia que tengamos cuando nos pusimos en camino ¿Quién de nosotros no recuerda su primer viaje? Esa primera aventura más allá del terruño de uno , los temores, las ilusiones , las expectativas.
Recordá cómo el señor entró en tu vida. Seguramente tenés alguien por quién rezar, no? Pedí, porque para Dios no hay nada imposible. Bueno, orá con confianza y volvete instrumento del evangelio. Todos los días nos levantamos en camino de conversión y necesitamos enamorarnos del Señor. Por eso el evangelio nos invita a misionar, porque no podemos dejar de compartir lo que hemos visto y oído. Pedir la gracia de misionar, de hablar de dios siempre. Hay una promesa, la de tener la compañía de dios. A lo mejor no vas a estar levantando paralíticos o expulsando demonios, pero podés ayudar a que alguien levante la mirada y se libere del rencor. A lo mejor no hables otras lenguas, pero podés ayudar a que el evangelio llegue. Volvete instrumento y decí como San Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Filipenses 4:13.
La fiesta de hoy nos enseña que no hay santo sin pasado, ni pecador sin futuro porque Dios hace maravillas con su misericordia. Saulo se encuentra con Jesús y ese es el camino de su proceso de conversión. Hacé memoria vos también: a lo mejor Dios te tuvo que tirar al piso para que, por fin, puedas mirar para arriba y lo veas a Él. A lo mejor estabas ciego y un hermano te ayudó a ver. Fijate cómo viene la conversión en tu vida y aprovechá para ver la gracia de la verdadera conversión para vos y para los que querés. Seguramente tenés alguien por quién rezar: tu esposo, tu esposa, algunos de tus amigos, tus hijos, tus padres, tus hermanos, un compañero. Rezá, porque para Dios no hay nada imposible. Orá con confianza al Señor. Todos los días tenemos que acercarnos más de Jesús y enamorarnos de su mensaje.
El Evangelio de hoy nos habla del envío de Jesús, la autoridad de quien nos dice “vayan y anuncien”, abran su boca, involúcrense a fondo con el Evangelio. Esto es misionar y es lo que hay que pedir: la gracia de hablar de Dios todos los días dando testimonio. Por eso el Señor hace la promesa de que vas a realizar grandes signos en su nombre. La clave es confiar y ponerse en campaña. Poné atención en las promesas de Dios, vas a ver frutos, pero confiá.