10/03/2023 – El padre Juan Ignacio Liébana, párroco en la ciudad santiagueña de Campo Gallo y rector del Santuario de Huachana, presentó a la Cuaresma como un tiempo ideal para ejercitarnos en el combate espiritual de la fe. Parafraseando a san Carlos de Foucauld sobre la experiencia del desierto, el padre Juani expresó: “Hay que atravesar el desierto y permanecer en él para acoger la gracia de Dios. Es aquí donde uno se vacía de sí mismo, donde uno echa de sí lo que no es de Dios y donde se vacía esta pequeña casa de nuestra alma para dejar todo el lugar para Dios solo. Es un tiempo de gracia, un período por el cual tiene que pasar todo el mundo que quiera dar fruto. Hace falta este silencio, este recogimiento, este olvido de todo lo creado, en medio del cual Dios establece su reino y forma en el alma el espíritu interior: la vida íntima con Dios, la conversión del alma con Dios en la fe, la esperanza y la caridad. Más tarde el alma dará frutos exactamente en la medida en que el hombre interior se haya ido formando en ella”.
“Sólo se puede dar lo que uno tiene y es en la soledad, en esta vida sólo con Dios solo, en el recogimiento profundo del alma donde olvida todo para vivir únicamente en unión con Dios, que Dios se da todo entero a aquel que se da también sin reserva”, agregó Liébana, tomando palabras del santo africano. Y luego cito a san Óscar Romero: “Afianzarse, abrazar con cariño la cruz de mi propio deber, ese es el proyecto de Dios. Vivir con amor su propia vida, eso es lo que Dios quiere para salvar a los hombres. Cristo, pues, aparece ahora, el victorioso. Yo les suplico que durante toda la Cuaresma no nos olvidemos de esta figura maravillosa de Cristo en el desierto, rodeado de fieras, tentado por el demonio, recuperando el paraíso. Y lo recuperará cuando todos los hombres sean como él, seguidores fieles del proyecto de Dios”.