03/04/23- Con gran alegría iniciamos un nuevo ciclo junto al Padre Mateo Bautista, sacerdote camilo. Durante este año se nos invita a conocer a diversos personajes bíblicos y tratar de identificarnos con su persona. En esta oportunidad dialogamos sobre Bartimeo, el ciego de Jericó (Mc 10,46-52).
Bartimeo aparece al final de la vida pública de Jesús, antes de iniciar la Pasión. Es de los pocos personajes con nombre. Es un personaje que dialoga con el Señor y nos representa a todos. Además lo elegimos porque la ceguera es un gran estigma para una persona; pero de este personaje ciego y mendigo tenemos mucho que aprender.
Los personajes del relato son: Jesús, el mendigo ciego y los acompañantes de Jesús. Éstos últimos tienen un rol muy importante. Si hubiese que ponerle un título a este pasaje bíblico, el Padre Mateo optaría por: “Doble operación de oftalmología”; porque inmediatamente nos tenemos que preguntar cuántos ciegos hay. Hay dos tipos de ciegos: uno es Bartimeo, que padece una ceguera física; pero los que acompañan a Jesús también eran ciegos, porque las actitudes que tenían eran muy lejanas de Jesús. La ceguera esencial para un cristiano es no ver, no pensar, no oír, no escuchar, ni sentir ni hacer como Jesús.
Dentro de las pobrezas de Bartimeo encontramos: es ciego, mendigo, impuro, marginado…Pero dentro de las riquezas de Bartimeo encontramos: una profunda fe, insistencia, optimismo, sencillez en su diálogo con Jesús, desapego material, actitud positiva y esperanzadora. Cuando miremos a una persona, no debemos ser ciegos; debemos ver siempre sus posibilidades, no sólo sus limitaciones.
La actitud de los acompañantes de Jesús es de rechazo y marginación…Quieren hacer callar al mendigo, para hacerlo más pobre. Nosotros como cristianos, muchas veces, hacemos más pobres a los demás, les quitamos la palabra, los hundimos.
El Señor cura la ceguera física de Bartimeo, pero además cura la ceguera de sus acompañantes. Pedagogicamente, Jesús hace llamar al ciego e inmediatamente, los seguidores responden con una actitud positiva hacia el mendigo: “¡Animo, levántate! Él te llama”. Lo que hacemos al más pequeño, a Jesús se lo hacemos. Hasta que nos vemos a los demás como los ve Dios, somos ciegos. Y cuando no los tratamos como lo haría Jesús, somos mas ciegos. El cristiano tiene que estar en una conversión permanente para tener los mismos sentimientos, perspectivas y actitudes de Jesús. Jesús tiene para con el ciego, así para con nosotros actitudes de misericordia: lo oye, lo llama, lo llama, lo pone en el centro…
No te pierdas de escuchar la entrevista completo en la barra de audio debajo del título.
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