Pedro y Cornelio, ejemplos de una Iglesia sinodal y misionera

miércoles, 3 de mayo de 2023
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03/05/2023 – La hermana Mariana Zossi, presidenta de la Asociación Bíblica Argentina, abordó con su reflexión los capítulos 10 y 11 del libro de los Hechos de los Apóstoles. La religiosa dominica dijo que “la historia de Pedro y Cornelio es el camino de discernimiento que sacudió los cimientos de la Iglesia primitiva y encontró soluciones en el Concilio de Jerusalén. Todo se comprende sólo en la obediencia al Espíritu Santo. El Sínodo tendrá éxito o fracasará en la medida en que confiemos al Espíritu nuestras opciones y procesos. Este significativo texto de los Hechos de los Apóstoles resume el camino que estamos realizando como Iglesia durante este Sínodo. Se trata del episodio que narra la conversión de Cornelio. Cornelio es un centurión del ejército romano. En el libro de los Hechos es descrito como un hombre bueno que dedicaba parte de su jornada a orar y a ayudar a los pobres. Un día, Cornelio recibe la visita de un ángel que le pide que envíe a sus siervos a buscar al apóstol Pedro para invitarle a su casa. Pedro acepta la propuesta, aunque sabe que muchos de los miembros de su comunidad no verán con buenos ojos que entre en casa de alguien que no es del pueblo judío. Pedro, movido por el Espíritu Santo, se dirige con sus discípulos a casa de Cornelio. Durante su encuentro, ambos comprenden que el Espíritu Santo les está revelando que el mensaje del Evangelio es para todo el mundo, independientemente de las diferencias culturales y religiosas. Este pasaje puede iluminar el camino sinodal. El texto nos muestra que la iniciativa para que Pedro y Cornelio se encuentren es de Dios. Ambos están abiertos a que Dios entre en sus vidas y las transforme”.

“¿Estamos nosotros dispuestos a ello? ¿Estamos dispuestos a dejar a un lado discursos ideológicos, nuestros intereses particulares, para proponer aquello que verdaderamente nos sugiere el Espíritu? También nos recuerda que tenemos que contar con la ayuda de otros hermanos y hermanas para construir una comunidad más fraterna y unida. Para ello es necesario romper los muros que nos separan y tender puentes”, reflexionó Mariana. “La aceptación de la entrada de los paganos convertidos en la comunidad cristiana, sin obligarles a aceptar previamente la religión y las prácticas judías, fue un acontecimiento que trastocó el rumbo de la primitiva Iglesia. Significó un decisivo cambio de planteamientos, y fue fuente de muchas discusiones y enfrentamientos. Las cartas de Pablo están llenas de referencias a esta cuestión, y el mismo libro de los Hechos de los Apóstoles, nos presenta el debate sobre este tema en el llamado “Concilio de Jerusalén” (Hch 15), acontecimiento que dialogamos la semana pasada. La aceptación de esta entrada es el resultado de llevar hasta las últimas consecuencias, el sentido del mensaje de Jesús y de su resurrección: la humanidad entera está llamada a unirse a la vida nueva de Jesús, y la única condición exigible es aceptarlo a él como Señor y querer seguir el mensaje que él anunció. El libro de los Hechos quiere mostrar -antes de presentar la cuestión como debate y decisión de la comunidad, en el “Concilio de Jerusalén”- que esta entrada de los paganos es una decisión a la que empuja Dios mismo con su fuerza, con su Espíritu. Y eso es lo que nos presenta la historia de Cornelio. Pedro tuvo varias visiones celestiales previas, que demuestran cómo Dios trata de convencerlo del cambio que tiene que hacer y cómo se explica que Cornelio se sienta atraído por la fe cristiana”, sostuvo la hermana Zossi.

“El informe de Pedro en Jerusalén, trata de la iniciativa de Pedro de bautizar al pagano Cornelio, lo cual alarma a un grupo influyente de la comunidad de Jerusalén. Cuando éste regresó, le exigieron una explicación de lo que había hecho. Pedro había comprometido su autoridad en una iniciativa peligrosa de posible largo alcance. Estos cristianos, fieles a la circuncisión y a las leyes de separación, viven encerrados en mezquinas cuestiones de convivencia. Pedro, que se mueve ya en otro horizonte, responde, no apelando a su autoridad, sino a la de Dios. Su detallado informe termina con la pregunta, uno de los versículos más elocuentes de la Biblia: “Ahora bien, si Dios les concedió el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor, Jesucristo, ¿quién era yo para impedir el obrar de Dios?”. Lucas presenta a los dos protagonistas de la narración mientras oraban: por una parte, el pagano Cornelio, ciudadano romano, capitán del batallón destacado en Cesarea, hombre de oración y muy caritativo con los pobres. Por otra parte, Pedro orando en casa de un tal Simón el curtidor, y cavilando –sobre el problema candente que tenía en aquellos momentos la Iglesia entre sus manos: ¿qué hacer con los paganos que pidan el bautismo? Para hacerse cristianos, ¿tenían los paganos que incorporarse primero plenamente al judaísmo, o parcialmente, o de ningún modo? A continuación, el narrador nos presenta a Jesús moviendo los hilos de la historia. A la misma hora, las dos de la tarde, estando Pedro y Cornelio en oración, dos intervenciones simultáneas y decisivas de Dios acercan el uno al otro. La visión libera a Pedro de prejuicios, tabúes y discriminaciones. Más grave que la distinción de alimentos en comestibles e impuros es la distinción de las personas entre judíos y paganos. El apóstol ya no puede llamar «impura» a ninguna persona. Ahora empieza realmente su conversión. Cornelio, por su parte, ve que las barreras caen y es animado a encontrarse con Pedro”, indicó la religiosa.