12/08/2024 – En la catequesis de hoy nos acompaño el Padre Hernán Ceballos, quien nos llevó a reflexionar sobre un Evangelio que se presenta compleo de San Mateo 17,22-27:
Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres:lo matarán y al tercer día resucitará”. Y ellos quedaron muy apenados.Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: “¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?”.”Sí, lo paga”, respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: “¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?”.Y como Pedro respondió: “De los extraños”, Jesús le dijo: “Eso quiere decir que los hijos están exentos.Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti”.
Jesús se presenta en medio de una situación de gran tensión. A través de una profunda meditación, el Padre Ceballos nos invita a ver cómo Jesús, en su ministerio, desafió las estructuras religiosas de la época, enfrentando la incomprensión y la oposición tanto de sus conciudadanos como de los líderes religiosos.
El Evangelio de hoy, que nos lleva a meditar en la entrega del Hijo del Hombre en manos de los hombres, es una llamada a renovar nuestra fe en la resurrección y en la esperanza que ella nos brinda. Jesús, al anunciar su pasión, nos recuerda que la resurrección no es solo un evento de Semana Santa, sino una realidad diaria que debe inspirar nuestra vida cristiana. El Padre Hernán destacó cómo este pasaje evangélico nos invita a reconocer el Señor como un Maestro de resiliencia, enfrentando las oposiciones con confianza en el Padre.
Además, el Padre Ceballos hizo una conexión entre este Evangelio y la realidad de nuestra religiosidad cotidiana. Nos desafió a preguntarnos si nuestra fe es auténtica y gratuita, o si, en cambio, la hemos comercializado, poniendo precio a nuestra relación con Dios. Reflexionó sobre la importancia de vivir una fe libre y entregada, sin negociar con Dios ni condicionar nuestro amor a cambio de favores divinos.
La catequesis concluyó con una invitación a reconocer la presencia de Dios en nuestras manos, en nuestras acciones cotidianas de amor y caridad hacia los demás. En un mundo donde a menudo nos sentimos agobiados por las dificultades y los problemas, el Padre Ceballos nos recordó que, al igual que Pedro al pescar la moneda en el lago, debemos confiar en la providencia divina que siempre nos acompaña y nos provee de lo necesario.
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