Junto al padre Mario Sanchez, miembro del Secretariado Nacional de Liturgia (SENALI), compartimos un nuevo encuentro en el espacio titulado “Hablemos de Liturgia”. En esta oportunidad continuamos con la temática referida a los espacios y lugares en las celebraciones litúrgicas, un tema de importancia particular porque tiene que ver con el modo de participación y la vivencia de la Santa Misa.
01/11/2024 – En esta ocasión, uno de los temas abordados por el padre fue el arte litúrgico o conocido como el arte al servicio de la liturgia. Al respecto, explicó que es importante considerar dos características: la estética o bondad artística y la idoneidad o funcionalidad litúrgica.
“Cuando hablamos de estética estamos hablando de las obras que verdaderamente facilitan al ser humano el acceso a los niveles más profundos del misterio”, dijo el padre Mario Sanchez y citó uno de los párrafos del documento Sacrosanctum Concilium: “la santa madre Iglesia fue siempre amiga de las bellas artes, buscó constantemente su noble servicio, principalmente para que las cosas destinadas al culto sagrado fueran en verdad dignas, decorosas y bellas, signos y símbolos de las realidades celestiales”.
En tanto, bajo la expresión de idoneidad o funcionalidad litúrgica se entiende la competencia que tienen los lugares de la celebración y de todos los objetos que entran en esa celebración para servir al fin destinado que es la liturgia como culto a Dios. “A veces nos toca, quizás, preparar un arreglo floral para el altar o nos toca adornar, armonizar para una celebración de primeras comuniones, o decorar para una fiesta… en eso tenemos que ser artistas. Y entonces, todo lo que hacemos, tiene que ser para que facilite la conexión con el misterio”.
En ese marco, el padre explicó que sobre la idoneidad artística se pueden señalar algunas características cuando se refiere al espacio celebrativo: por un lado, desde el punto de vista de la comunicación en el interior de la asamblea. “La arquitectura, todo lo que nos rodea, debe hacer posible la constitución de la asamblea, que todos nos podamos reunir como asamblea”. Por otro lado, los lugares litúrgicos deben tener validez para conjugar la acción y la contemplación y, finalmente, considerar también la distribución del espacio, en los distintos lugares al interior de la iglesia. “La jerarquización, podemos decir de las imágenes, para no mezclar tantas imágenes y que la persona o la asamblea no sepa a quién mirar específicamente”.
Antes de concluir, el padre Mario Sanchez también hizo referencia a la presencia de las imágenes en el ambiente celebrativo. “Las imágenes no solamente son objetos litúrgicos vinculados al lugar de la celebración, sino que algunas están integradas a la misma acción litúrgica”. En ese marco, señaló la distinción entre venerar y adorar imágenes. “Si yo me arrodillo ante la imagen de una Virgen o de un santo, estoy cometiendo un error, porque esas imágenes las veneramos, no las adoramos”.
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