En el espacio de “Reflexiones para la Semana” nos acompañó el padre Eduardo Mangiarotti, de la Parroquia San Gabriel de la Dolorosa, en Vicente López, Diócesis de San Isidro.
10/02/2025 – En esta ocasión, en continuidad con la temática de la esperanza que se presenta en este Año Jubilar, nos regaló su reflexión en torno a la belleza. Una experiencia que nos conmueve, nos saca de nosotros mismos y alimenta nuestra percepción del mundo.
En el comienzo, el padre explicó que la experiencia de la belleza es algo muy necesario para nuestra vida de fe. La belleza nos enamora y eso es lo que termina tocando y transformando el corazón, porque no necesita imponerse, se comunica sola.
“Todos necesitamos la experiencia de la belleza, de lo bello. Desde el lado de la fe lo encontramos en la experiencia de Jesús. Él tiene la capacidad de atraer. A Él la gente lo sigue no porque se imponga, sino porque algo va despertando en los demás. Tiene que ver con esta idea de lo bello, de algo que enamora, de algo que nos conmueve y nos saca de nosotros mismos”.
Además, sobre la capacidad de la belleza para alimentar la esperanza expresó que “cada experiencia de lo bello nos hace dar un paso fuera de nosotros mismos, rompe ese aislamiento”. Así, la belleza “alimenta nuestra percepción del mundo y de que podamos darnos cuenta de que siempre hay algo más. (…) Especialmente cuando estamos más desanimados, más necesario es ese encuentro con la belleza”.
Asimismo, sobre el ejercicio para encontrarse con la belleza en lo cotidiano, expresó que “está vinculada con la capacidad de demostrar el sentido más profundo de las cosas, (…) recuperar el asombro que no tiene que ver con lo nuevo, sino con lo profundo, con poder ver en las cosas de todos los días algo que a uno lo vuelve a deslumbrar”.
Para escuchar la reflexión completa accedé al video que se encuentra al inicio