¿Dónde descansan los restos de Belgrano? La historia del Mausoleo en la Iglesia Santo Domingo

viernes, 20 de junio de 2025

20/06/2025 – Cada 20 de junio celebramos el Día de la Bandera y recordamos un nuevo aniversario del fallecimiento de Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, padre de nuestra patria. Un aspecto que quizás se nos pasa por alto es dónde descansan sus restos.

En el Convento y Basílica Santo Domingo de la ciudad de Buenos Aires, ubicado en la esquina de Defensa y Avenida Belgrano, a metros de la casa natal del prócer, se encuentra hoy su gran Mausoleo. Allí nos recibió Fray Gustavo Sanches Gomez, Fraile Dominico, miembro de la Orden de Predicadores, quien compartió detalles sobre el vínculo profundo entre Belgrano y la familia dominica.

“El General Belgrano pidió expresamente ser enterrado en el Convento de Santo Domingo, vistiendo el hábito dominicano”, cuenta Fray Gustavo. Esta decisión no fue casual: sus padres, Domingo Belgrano y Josefa González, fueron miembros activos de la tercera orden de Santo Domingo y vivían a metros del convento. “Formaron parte integral de la tercera orden. Fueron, como se decía entonces, ambos priores”, detalla el fraile, destacando la implicancia espiritual y afectiva que unía a la familia con la comunidad dominica.

Belgrano fue sepultado humildemente en 1820. “Murió muy pobremente, casi no tenía bienes para heredar”, recuerda Fray Gustavo. En sus comienzos, su tumba era apenas una sencilla placa, pero con el paso de los años y gracias a la iniciativa de un grupo de alumnos porteños, surgió la idea de construir un mausoleo digno de su legado. “Ese impulso juvenil derivó en una colecta que se extendió por todo el país y terminó con el apoyo del gobierno nacional”, explica el fraile.

Hoy el mausoleo es imponente: coronado por un sarcófago sostenido por cuatro figuras alegóricas —la educación, la economía, el derecho y la carrera militar de Belgrano—, y acompañado de relieves que rememoran la creación de la bandera y la Batalla de Tucumán. Fue inaugurado el 20 de junio de 1903 y reconocido Monumento Histórico Nacional en 1946.

Para los frailes dominicos, custodiar este espacio es un honor. “Uno puede darse cuenta de la importancia que tiene transitar diariamente por un lugar verdaderamente histórico”, afirma. Y concluye con una invitación: “Los esperamos a todos aquí, porque verdaderamente se descubre parte de nuestra historia y también cómo los frailes de otros siglos supieron llevar adelante la predicación del Evangelio”.

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