Jesús calma las tormentas

martes, 1 de julio de 2025

1/07/2025 – En medio de las tormentas de la vida, cuando todo parece hundirse, Jesús está presente. Su sola palabra trae calma, su cercanía disipa el miedo. Hoy más que nunca, necesitamos descubrir su paz y llevarla también a los demás.

Evangelio del día: Mateo 8,23-27:

Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!». El les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?».

Señor en medio de las tempestades

Nosotros también, como los discípulos, muchas veces sentimos que nos hundimos. Hay tempestades personales, familiares, sociales. Gritos desesperados. Sensaciones de que no hay de dónde agarrarse. Pero Jesús está. Y su sola presencia trae paz.

San Ignacio enseñaba que a veces la gracia se puede prever, como consecuencia de un camino recorrido. Pero otras veces, Dios irrumpe con libertad y misericordia inesperada. Así aparece hoy Jesús en el Evangelio: dormido en la barca, pero presente. Y al despertar, dice «Basta». Y se hace la calma.

Cuántas veces también nosotros miramos atrás y decimos: «¡No sé cómo salí de esa!». Y es que fue Jesús quien intervino. Como decía Santa Teresa: «Dios puede hacer en un segundo lo que uno intenta hacer en cuarenta años». Su presencia serena. Su amor sostiene. Su paz supera todo entendimiento.

Remar en dulce de leche, y confiar

Cuando sentimos que todo cuesta, que remamos contra corriente, Jesús irrumpe y cambia todo. Con autoridad, calma las olas del alma. Nos saca del naufragio y nos lleva a un lugar de paz interior.

En estos tiempos tan turbulentos en lo social y económico, también hace falta escuchar su voz. No para desentendernos, sino para comprometernos desde la esperanza. Jesús no es ajeno al dolor de su pueblo. La paz que él da no es evasión, es justicia.

Compromiso: La paz se llama justicia social

La tempestad de este tiempo también tiene que ver con la desigualdad, el dolor de los que menos tienen, las periferias olvidadas. La paz que buscamos, tal vez está ahí, donde menos la esperamos: en el rostro del hermano pobre que nos espera.

Compartir un mate, un gesto fraterno, un poco de escucha, puede ser nuestro pequeño aporte. Porque Jesús está en las periferias. Y nos invita a ir, a servir, a tender la mano.

Preguntas para orar hoy:

¿Dónde está tu barca haciendo agua?

¿Qué te cuesta soltar y dejar que Jesús actúe?

¿A qué periferia concreta sentís que Dios te está enviando?

¿Qué gesto de paz podés ofrecer hoy?

Frase para compartir:
«Jesús está en tu barca. Aunque duerma, está. Y basta una palabra suya para que todo cambie.»

Oración final:
Señor,
cuando la tormenta me sacude el alma,
cuando me siento sin fuerza,
recordame que vos estás.
Aunque duermas, estás.
Aunque no te sienta, estás.
Calmá mi mar interior,
increpá mis miedos,
decí «basta» a mis dudas,
y regalame la paz que solo viene de vos.
Amén.

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