08/12/2025 – El receso de verano es un momento anhelado para el descanso y la desconexión, pero también exige una preparación consciente para evitar que imprevistos de salud o seguridad arruinen la experiencia. Roberto Schreiner subraya la importancia de la prevención y la información para disfrutar de unas vacaciones tranquilas, sea cual sea el destino elegido.
Schreiner desaconseja la actitud de ligereza ante lo que pueda ocurrir en vacaciones. «Siempre decimos que habría que eliminar la última frase esa que decimos siempre: ‘no, yo voy, total, no pasa nada'», afirma. La realidad es que sí pueden ocurrir inconvenientes, desde un simple dolor de garganta hasta una torcedura de tobillo. La clave no es suspender el viaje, sino estar «un poquito también informado» sobre el entorno al que se dirige el viajero.
Una preparación esencial, que se facilita con la tecnología actual, es la ubicación de los servicios sanitarios. El especialista sugiere tener a mano la información de centros de salud cercanos, no para visitarlos, sino para «saber por dónde está». Algo tan práctico como anotar un «teléfono en caso de emergencias» con birome o pegarlo en la guantera es una medida simple pero efectiva, para no tener que «ponernos a buscar el teléfono» en un momento de necesidad.
La planificación debe incluir los aspectos de la cobertura médica y la conectividad. Es vital chequear los convenios que la obra social o prepaga tenga en el destino, incluso en países limítrofes como Brasil, Uruguay, Chile y Paraguay. Además, en la era del celular, es crucial «asegurarse de que el lugar que vas, por ejemplo, es asegurarse que haya señal de teléfono». De poco sirve tener el número de emergencia si no hay cómo comunicarse.
Finalmente, la seguridad requiere de un hábito de comunicación con el entorno. Al viajar, es fundamental avisar a un vecino o pariente dónde se estará y cuándo se regresa. Estando en el destino, como al visitar un río en las sierras, la recomendación se mantiene: «Avisar allí al administrador que por dónde van a andar es muy importante». Esta costumbre de empatía y precaución garantiza que, en caso de cualquier eventualidad, haya alguien pendiente.
Con estas sencillas pautas, el objetivo es ser «turistas resilientes», tal como lo define Schreiner. Esto significa «estar preparados para para ir a un lugar, esperar estar preparados porque puede llegar a pasar algo en cuanto a la salud, por ejemplo, y sobreponerse rápidamente». Estar informado y ser precavido permite disfrutar el descanso sin que un imprevisto obligue a «volverse porque te agarra un pequeño dolor de garganta».
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