Navidad encarnada: justicia social, caridad y esperanza cristiana

miércoles, 24 de diciembre de 2025

24/12/2025 – ¿Qué tipo de paz anuncia la Navidad cuando el pesebre está en la calle, en la adicción o en la exclusión? Lejos de una paz superficial, el Evangelio propone una paz encarnada, que nace del encuentro con el hermano que sufre. El padre Pablo Viola, acompañante de los Hogares de Cristo en Córdoba y titular de la Pastoral de Adicciones de la Arquidiócesis de Córdoba, dialogó con Radio María Argentina sobre el sentido profundo de la Navidad, la paz y la justicia social, desde una experiencia pastoral concreta que se vive todos los días en contacto con los más vulnerables.

La paz que nace de una Presencia

Al reflexionar sobre el canto de los ángeles —“Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres”—, el padre Viola fue claro: la paz cristiana no es magia ni ausencia de conflictos, sino fruto de una Presencia viva.

“La paz es fruto de la presencia de Dios en nuestros corazones. No se compra en el supermercado: nace de un vínculo reconciliado con Dios y con los demás”.

La Navidad, explicó, es el momento en que Dios se hace definitivamente cercano. Y esa cercanía se vuelve especialmente visible en los rostros sufrientes de Cristo hoy: los descartados, los pobres, quienes viven atravesados por la vulnerabilidad y las adicciones.

Del pesebre a las periferias

Lejos de una espiritualidad etérea o de “foto de Instagram”, el sacerdote insistió en que la verdadera paz se construye tocando la carne herida del hermano. Recordó la imagen de san Francisco de Asís y su abrazo al leproso, un gesto que transformó su vida y le regaló una paz que nadie pudo quitarle.

“Pretender construir una paz de imagen es la tentación más grande de nuestra época. La paz verdadera nace de abrazar al que sufre”.

En esa línea, los Hogares de Cristo se convierten en un pesebre actual: lugares donde no siempre sobra el espacio, pero el corazón permanece abierto. Allí, la Navidad se vive recibiendo la vida como viene, incluso cuando desordena planes y obliga a salir de la comodidad.

Justicia social, caridad y vida concreta

Desde la experiencia cotidiana en la pastoral de adicciones, el padre Viola subrayó que sin justicia social no hay paz, pero advirtió que una justicia sin amor puede volverse opresiva. Por eso, la Iglesia propone un camino integral: justicia, sí, pero sostenida por la caridad.

“Sin los pobres no hay paz. La paz no se logra por el triunfo de unos sobre otros, sino con todos adentro”.

Relató, además, experiencias recientes de misión navideña en la ciudad de Córdoba, donde jóvenes que antes vivían en la calle hoy salen a buscar a otros para ofrecerles un camino de dignidad. Historias concretas que muestran cómo la paz se vuelve posible cuando alguien se siente mirado, abrazado y parte de una familia.

Navidad sin anestesia

Finalmente, el sacerdote invitó a no anestesiar el corazón, a no tapar el vacío con consumo o indiferencia. Reconocer la inquietud interior —como decía san Agustín— es el primer paso para dejar que Dios actúe.

La Navidad, entonces, deja de ser solo una celebración familiar para convertirse en una decisión espiritual: reconocer a Cristo en el otro, especialmente en quien incomoda, duele o descoloca.

La Navidad nos confronta con una verdad incómoda y liberadora a la vez: Dios no nace en lugares cómodos. Nace donde no hay lugar, donde falta espacio, donde la vida parece frágil. Y justamente ahí se revela su fuerza.

La Doctrina Social de la Iglesia lo afirma con claridad: la paz es fruto de la justicia. Pero el Evangelio da un paso más y nos recuerda que la justicia se vuelve estéril sin amor. Por eso, el pesebre no es solo una imagen tierna: es una provocación. Nos pregunta dónde estamos dispuestos a hacernos cargo, a poner el cuerpo, a abrir la puerta.

Abrazar al hermano que sufre —en casa, en la calle, en la comunidad— no es un gesto romántico. Es una decisión evangélica que transforma el corazón y reconstruye la esperanza social. Allí, en ese abrazo, la Navidad deja de ser un recuerdo y se vuelve acontecimiento.