“A los mártires riojanos les bastaron pocos años para desarrollar una pastoral decisiva”, dijo Fray Martín Bitzer

viernes, 9 de noviembre de 2018

06/11/2018 – “Monseñor Angelelli se valió de todos los instrumentos necesarios para llevar adelante una acción pastoral adecuada y decisiva”, comenzó diciendo Fray Bitzer, vicepostulador de la causa de beatificación de Monseñor Enrique Angelelli, los sacerdotes, Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville y el laico Wenceslao Pedernera, conocidos como los mártires riojanos.

“Muchos de estos instrumentos ya los conocemos: la catequesis, la liturgia, Cáritas, educación religiosa, movimientos laicales, medios de comunicación social. Hoy para nosotros esto es muy común”, aclaró. “Tal vez lo novedoso de la época, hayan sido los grupos para la formación de líderes de comunidad”.

“Una de las consecuencias positivas de las jornadas de estudio y reflexión, que precedieron la toma de importantes decisiones, fue la división de la diócesis en cuatro decanatos”, explicó Fray Martín.  Quien agregó que “Y es interesante destacar que el nombre que le ponen a cada decanato, es el nombre de un santo: está el Decanato San Nicolás, que se refiere al centro de La Rioja; después está el decanato San Pablo, donde están las parroquias de Chamical (allí donde sirvieron Gabriel Longueville y Carlos de Dios); de Olta; de Ulapes; de Chepes; de Tama, y después está el decanato San Juan Evangelista, con las parroquias de Anillaco, San Blas de los Sauces, Aimogasta, etc. y después el decanato San Pedro, en el que  trabajó Wenceslao, donde están las parroquias de Chilecito, Sañogasta (donde vivió y trabajó Wenceslao con su familia), Villa Unión y Famatina, etc…”

“Esta división del territorio en decanatos tenía como objetivo el poder llegar a todo el mundo, a todas las comunidades parroquiales, sean de la ciudad como del campo, y en sus aspectos, tanto humanos como religiosos”, destacó Fray Bitzer.

Un compromiso urgente para una pastoral de conjunto

En este horizonte que veía Monseñor Angelelli, Fray Bitzer destacó que “A los sacerdotes les dice que tienen que aprender a trabajar en equipo, ayudarse unos a otros. En la Argentina esto es una novedad, donde el obispo tiene la última y la primer palabra”.

“Ya en 1969 se lo empieza a cuestionar. Y en diciembre de 1971, cuando Monseñor Angelelli transmitía la misa a través de la emisora LV14, le prohíben la transmisión de esta misa, acá comienzan los primeros obstáculos a su acción pastoral”, comentó Fray Martín.

En este contexto, Fray Martín, trajo un testimonio que refleja esta situación:

“Surgió un cuestionamiento muy fuerte en relación al compromiso con la realidad, esto generó la primera oposición a Monseñor Angelelli. En las jornadas se denunciaron males sociales como la usura, el juego, la explotación en el trabajo, la apropiación de aguas y tierras, cosa que no quedó plasmado sólo en palabras, sino que se emprendieron acciones concretas”.

“En 1972 se comienzan a multiplicar episodios de intolerancia contra la iglesia de La Rioja, -explica Fray Martín-. Un ejemplo: En Santa Cruz, cerca de Famatina (localidad ubicada en el Decanato de San Pedro), el automóvil del sacerdote Aguedo Pucheta fue bloqueado por nueve individuos que lo agredieron brutalmente a él y a los que lo acompañaban”.

 

Conflicto de Anillaco

“En 1973, en Anillaco y no sólo aquí, hubo mucha violencia. En Aminga, una ciudad que está cerca de Anillaco, entraron a la sede del movimiento rural diocesano, esto fue el domingo 29 de julio de 1973, eran ciento cincuenta personas que hicieron destrozos en la sede de este movimiento”, relató Fray Martín.

“Lo ocurrido en Anillaco, fue el 13 de junio de 1973, donde el obispo es agredido junto a la gente que lo acompañaba, sacerdotes, religiosos, religiosas, lo cual lleva a Monseñor Angelelli a tomar medidas canónicas”. “Él utiliza la medida canónica, el entredicho, y dice: <Las personas mencionadas, no podrán asistir a los oficios divinos, ni recibir los sacramentos o sacramentales, y quedan privados de la sepultura eclesiástica, hasta que debidamente arrepentidos del grave pecado de escándalo público hubieren dado muestras de sincero arrepentimiento y pública reparación de la grave ofensa hecha a Dios y a la comunidad”.

“Monseñor Angelelli habla claro, indicó Fray Martín, y agregó que “Al mismo tiempo que iban surgiendo opositores, la pastoral se iba desarrollando generando mucha alegría, mucha fe, mucho entusiasmo en aquellos que participaban”.