11/12/2025 – El panorama educativo en Argentina presenta desafíos importantes en el área de la lectura y escritura. Las pruebas «Aprender Alfabetización 2024» han expuesto una realidad preocupante: tres de cada diez estudiantes de tercer grado enfrentan dificultades con la lectura, y menos de la mitad, solo el 45%, alcanza el nivel de desempeño que se espera para su edad. Ante estas cifras, que reflejan una problemática de larga data, la mayoría de las provincias han puesto en marcha diversos planes de alfabetización para intentar revertir los resultados.
Frente a esta situación, la asociación civil Argentinos por la Educación, que sigue de cerca la evolución educativa del país, ha desarrollado una herramienta destinada a optimizar las respuestas provinciales. Se trata de la «Hoja de ruta para la alfabetización», una guía concebida para fortalecer la planificación y la ejecución de las políticas públicas en este ámbito. El objetivo es proporcionar una dirección clara sobre «qué hay que hacer para cambiar los resultados de alfabetización», tal como lo explica Martín Nistal, coordinador de investigación de la entidad.
La elaboración de esta guía implicó un trabajo de múltiples fuentes. Nistal señala que el documento se nutrió de entrevistas a expertos en educación, tanto nacionales como internacionales, sumado a una revisión de literatura y de investigaciones sobre cómo mejorar los resultados. Además, se consultó a las provincias sobre sus recursos y metodologías de trabajo actuales. La intención fue generar una herramienta que ataque las distintas aristas necesarias para «implementar una política pública que cambie los resultados de alfabetización».
Entre las recomendaciones que surgen como esenciales, el compromiso político se destaca como el pilar fundamental. «Si no hay compromiso político, no va a ser posible cambiar esto», sostiene Nistal. Este compromiso debe ir más allá de la mera presentación de un plan, exigiendo que «desde el gobernador de la provincia esté alineado con y esté comprometido con estos cambios». Otro punto crucial es la gestión de la información, reclamando el «seguimiento nominal de los estudiantes», que permite construir una «historia clínica de cada estudiante» para ofrecer intervenciones precisas o «quirúrgicas» a quienes lo necesitan.
Nistal enfatiza en que los cambios son posibles y que no hay que caer en un determinismo. Citando experiencias de naciones vecinas, como Brasil y Perú, asegura que «se pueden hacer cambios radicales en la alfabetización de los países. No es algo imposible». El mensaje es claro: «Si se le pone lo que hay que poner para cambiar las cosas, se ven resultados y se ven resultados rápidos». Para lograr esto, es necesario evaluar continuamente a los alumnos y «perderle el miedo a la evaluación», pues la frustración posterior es mayor si no se corrigen las competencias básicas a tiempo.
Finalmente, la hoja de ruta también aborda la necesidad de que las políticas públicas sean sólidas a largo plazo. Según Nistal, la mejor manera de «blindar el plan» ante los cambios de gobierno es a través de la eficacia: «La forma de blindar esto es mostrar resultados». Una política que funciona y genera beneficios visibles, que «la gente la quiere», tiene la mayor probabilidad de perdurar en el tiempo. El camino a seguir es el de hacer «cosas para mejorar estos resultados» y comunicar con transparencia si los resultados son buenos o si requieren ajustes.
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