22/03/2021 – En el ciclo “Ya no te llamarán abandonada”, el padre Matías Jurado abordó junto a Roxana Fantín, doctora en comunicación, escritora y fundadora de la asociación Comunia, el tema del diálogo. “No podemos dejar de tocar esta cuestión porque el abuso y el aborto exigen que dialoguemos. A veces el silencio, la vergüenza o la culpa impiden que hable de esto. Tenemos que superar estos impedimintos”, afirmó Matías.
Y Fantín detalló: “Al hablar de diálogo hay que tener en cuenta a quien tenemos adelante. Para que haya diálogo por lo menos tiene que haber dos personas. El desafío está en el otro, porque si no hay un encuentro será solo un intercambio. El diálogo necesita profundidad y obliga a salir hacia el otro, tenemos que abrirnos a los demás. No hay que dar por supuesto que estamos entendiendo al otro. Para ello hay que descentrarse, repreguntar, sacarse las dudas”.
“El diálogo es profundo, pero no necesariamente que se hablen de temas profundos. El tema es que quienes participen del diálogo se sientan a gusto, puedan hablar tranquilos y mostrarse tal cual son. Para ello tiene que haber un ambiente de confianza. La confianza puede ser un punto de partida., pero también va creciendo y puede ser un punto de llegada. Tenemos que saber acomodarnos al otro, buscar la frecuencia del otro, buscar su ritmo, empatizar. Esto parece una obviedad, pero no es así. Esto se intuye, es ver si el otro está cómodo o no, si presta atención o no. Ocurre que con la misma persona nos conectamos y a veces no. El tema del diálogo a veces funciona, o a veces no”, agregó la especialista.
También dijo el padre Jurado: “A veces, en cuestión de aborto y abuso, el otro se pone a llorar porque lo que cuenta le duele mucho, entonces hay que dejarlo llorar, dejar que esa angustia fluya, que salga. No hay que callar esas expresiones porque a mí me duele. Es muy difícil llegar al diálogo si hay una herida muy grande, como la de un abuso o un aborto. Pero en realidad, poder hablar de esto es muy sanador”. E indicó Fantin: “El otro viene a sacarnos de la zona de confort y eso es el diálogo. Pero también implica dejar que haya silencios. El diálogo permite entrar en la interioridad del otro. Si uno se queda en la puerta de uno, el otro no puede entrar. Solo se dan intercambios reactivos o pasajeros. Es necesario que yo le abra el corazón al otro”.
“Para dialogar bien con alguien es necesario que el otro se haya encontrado mínimamente consigo mismo. Los diálogos crecen en encuentro en la medida en que las personas crecen en su propio desarrollo personal. Conversar significa “versar con”, es dar vueltas con otros sobre un asunto o cuestión. y eso lleva tiempo y ganas. Esa es la cultura del diálogo y del encuentro. Pero cuando tenés la cabeza llena de cosas, el diálogo a veces molesta, generamos defensas contra él. Para bajar esas defensas hay que estar centrado, hay que trabajar lo interior. Y esto lleva tiempo. La variable tepmoral es algo muy importante en el diálogo. Por es tan importante dedicar tiempo a los demás”, cerró Roxana.
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