08/02/2018 – Todos los jueves en el programa “Hoy puede ser” nos acompaña Marimar Bianco , psicóloga, docente en nivel inicial, animadora pastoral y directora general de Puente Clown. En esta oportunidad reflexionó sobre la relación entre hermanos.
Marimar dijo que la llegada de un hermano empieza a marcar la huella, el molde que todos vamos a ir desarrollando cuando nos encontramos con otros. El primer capitulo de este programa de cómo me vinculo con otra persona comienza en la familia.
La relación fraterna pasa por varios estadíos. En la Palabra de Dios, en el antiguo testamento, encontramos muchos ejemplos que hablan de la relación entre hermanos.
La historia más conocida es la historia de Caín y Abel. Este estadío es muy propio de la relación de hermanos. ¿Por quién o por quienes compiten los hermanos? Claramente por el amor de los padres .
La llegada de un hermano es un momento conflictivo donde los celos aparecen.
Este estadío de Caín y Abel es muy frágil, porque si papá y mamá como timoneles del barco no maniobran inteligentemente, ciertas actitudes se pueden cristalizar para toda la vida. Es misión de los padres bajar y equilibrar la competencia entre hermanos.
Muchas personas quedan atrapadas en este estadío conflictivo. Se traduce por ejemplo en peleas por herencias.
Los padres tienen que trabajar en animar el compartir, favorecer las diferencias de cada uno como dones y talentos, reconocer los saberes y reconocer las habilidades y competencias de uno y de otro hermano. La palabra competencia no sólo se la entiende por rivalidad sino también por las potencialidades que la persona trae consigo, lo que cada una sabe hacer.
Uno no puede elegir el lugar donde ha nacido en una familia. No existe un lugar idealizado, todos tenemos que superar determinadas marcaciones.
El mayor es el niño consentido por ser el primer hijo. Hay una mayor exigencia sobre él, lleva consigo la carga del cuidado de los hermanos y lleva una carga propia aumentada por los padres.
El menor, el más mimado. Los limites están mas flojos, “lo que con el mayor cumplíamos a rajatabla, con el menor nos relajamos más”.Los mayores se enojan por estos límites relajados. El evangelio nos habla de este modelo con la parábola del hijo pródigo. El hijo mayor que se indigna cuando el padre propone celebrar una fiesta por el retorno de su hijo menor, siendo que él le ha obedecido en todo y su hermano menor todo lo contrario. Éste es un reclamo muy común del mayor para con los padres.
El hermano del medio mira para los dos lados. Le resulta muy difícil saber dónde ubicarse, se siente a veces desdibujado. Puede ser que se sienta menos mirado. La mirada que tiene que ver con el reconocimiento.
¿Cuál es tu testimonio en la relación con tus hermanos?
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