“Aprendí a ser dócil como María”, afirmó Eleonora Llanderal

miércoles, 24 de agosto de 2022
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24/08/2022 – En el espacio dedicado a las virtudes de la Virgen María, Eleonora Llanderal compartió desde la localidad bonaerense de Daireaux su testimonio en relación a la Madre celestial “Soy laica, estoy casada muy felizmente con Santiago Liébana, hermano del padre Juani, hace 13 años y soy madre de 4 niños. Con Santiago nos conocimos en la caminata a Luján en el 2000, junto a la gente de la parroquia del Carmen de Buenos Aires. Nos pusimos de novios y tuvimos un recorrido de ocho años”, indicó Eleonora.

“Uno de los mayores regalos que Dios Padre me ha hecho, es sin lugar a dudas el vínculo con nuestra Madre. Pude experimentar desde joven el amor puro y perfecto de la maternidad en su escucha atenta, en su contemplar silencioso y constante, en sus brazos que desde la ternura nos invitan a abrazar al mismo Dios hecho hombre. María es una madre perfecta, que no pierde mirada sobre sus hijos. Espera y acompaña, ora por nosotros ante el Padre y en su orar firme nos enseña su modelo de Santidad. Estar junto a Mamá María es el camino directo a Jesús: “Siembra a María en tu corazón y cosecharás a Jesús en tu vida”. En mis años como misionera, María fue quien me ayudó a discernir mi proyecto de vida. María, primera Misionera, Estrella de la Evangelización, tiene la mirada atenta, el corazón abierto, la mente clara. Nos invita a romper nuestros propios límites, a poner la mirada en algo mucho más importante que lo terrenal… María nos invita a construir el Reino ya aquí en la Tierra. La Madre me ayudó así a entender que mi camino al Padre sería desde una Familia, como esposa y madre” relató Llanderal.

“Con Santiago, mi marido, sabemos que la Madre nos unió, y tuvo mucho que ver en nuestra historia de amor. Habiéndonos acompañado en nuestros 8 años de noviazgo, luego nos acompañaría a recibir el sacramento del Matrimonio. Era nuestro anhelo más profundo caminar bajo la mirada y el modelo de la Sagrada Familia de Nazaret. Con la llegada de los hijos, María siempre estuvo presente, en cada etapa, en cada nacimiento. Hoy como padres cuidamos que nuestros hijos puedan conocer y amar con todo su corazón a Mamá María, la Santísima Virgen, Reina de nuestra Familia como la hemos coronado. Como hija doy gracias a Dios por el don de María como Madre de Jesús y Madre nuestra, porque camina a nuestro lado cubriéndonos con Su manto. Como esposa, aprendo de María su docilidad, su entrega y fidelidad a la Santa Iglesia, su amor puro a San José en quien depositó su confianza. María supo acompañar a Jesús desde el silencio, pero también desde el aliento y la palabra oportuna “No tienen más vino”. Como madre, miro a María y deseo aprender de ella su ternura, su cuidado, su practicidad. Su amar la fragilidad y rescatar siempre, hasta de lo más oscuro, la mayor de las virtudes. Pienso en mi vínculo con la Madre y me siento muy afortunada por este inmenso regalo de Dios”, cerró Eleonora.