Autoestima y cuidado del alma

miércoles, 8 de septiembre de 2010
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Cuando nos estimamos adecuadamente, adquirimos la capacidad de asombrarnos, maravillarnos por los talentos, dones, riquezas que los otros portan, para la vida y para los demás. Y también los que portamos nosotros.  Y eso es algo para celebrar.

CASI
Anoche me dormí abrazando las nubes con almohadas de sueños en una cama de ilusiones
desde niña me imaginé esta vida cruzando retos para llegar a mi cima
en un instante perdí toda la certeza . La dudas y el rencor se marcaron en mi esencia

Será una pesadilla, no puede ser verdad, me despierta un derrumbe, empiezo a deslizar
Casi se me acaba la fe, casi se me escapa el amor, casi se me quiebra la inocencia
se me agota toda la fuerza para luchar un día más. Casi me rendí hasta que pensé en Ti

Veo en mi reflejo un rostro traicionado frente al fantasma de un cuerpo cansado
¿por qué yo, por qué hoy, por qué esto? preguntas con respuestas que vendrán solo con el tiempo

Será una pesadilla no puede ser verdad, me despierta un derrumbe, empiezo a deslizar
Casi se me acaba la fe, casi se me escapa el amor, casi se me quiebra la inocencia
se me agota toda la fuerza para luchar un día más. Casi me rendí hasta que pensé en Tí

Cuando solo escuchas el latido de tu corazón encontrarás entre su ritmo y el silencio la razón…

casi me rendi… pero pense en Ti (Soraya)

    Naturalmente, ese TI es con mayúsculas, apunta para arriba. El único capaz de restaurar verdaderamente el alma humana es Dios.
    Dios opera a veces de manera directa, y otras veces envía intermediarios: una pareja, un hermano, un amigo, una comunidad. ¡Se vale de tantos recursos! De un tema musical, un poema,…¿Te animarías a gritar ¡soy una maravilla!? Suena como medio ‘ego’, y sin embargo ¡qué lástima! ¡cómo podemos opacar una verdad tan profunda, tan evidente. Yo imagino la alegría de Dios cada vez que lo decimos, porque eso es lo que somos: una maravilla.
    Como cuerpo, con todas las ‘máquinas’ que tenemos dentro para poder oler, sentir, pensar, ver, gustar, caminar, digerir, respirar… somos una maravilla. Hay una cantidad enorme de movimientos, estrategias, recursos que se ponen en marcha en el organismo a cada instante. Hay que entrenar nuestra mirada para descubrir la maravilla que somos.
    Cuando decimos ‘no le encuentro sentido a la vida’ –y todos o casi todos hemos pasado por un momento así- es como estar diciendo ‘no encuentro la compensación al sufrimiento del vivir’, ‘no encuentro el consuelo o el premio a los trajines de la vida cotidiana, al sinsabor de la rutina, a la pobreza de mis vínculos…’ ‘no encuentro en el día nada que motive mi esfuerzo por levantarme de la cama’, en realidad lo que decimos es ‘hay demasiado sufrimiento o dolor, o pesar, o aburrimiento, o tedio que no termina de encontrar su compensación o su premio’. Estamos acostumbrados a que si hemos de hacer algún esfuerzo, renunciar a algún placer, soportar alguna aflicción, en algún momento tiene que haber una compensación. Cuando decimos ‘no le encuentro sentido a la vida’ no es que no estemos encontrando el rumbo: es que no estamos encontrando el gozo, el placer de vivir.
    Son momentos en que no hay que mirar tanto al futuro, a dónde va este camino. Son momentos en los que hay que conectarse con la maravilla de la vida hoy, en sí misma.
Ojalá este poema que voy a leer, sea uno de los tantos recursos para que nos conectemos profundamente con la maravilla que somos.

Canto a mí mismo Walt Whitman
Me celebro y me canto a mí mismo. Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.
Vago… e invito a vagar a mi alma .Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí, de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí, de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también.
Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta. Y con mi aliento puro comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos. Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré; que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal, dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de para en par las puertas a la energía original de la naturaleza desenfrenada.
Traducción de León Felipe
Podés celebrarte por allí, también por aquí, con esta canción

SOY PAN,  SOY PAZ,  SOY MÁS Piero
Yo soy…yo soy.. soy agua, playa, cielo, casa, planta, soy mar, Atlántico, viento y América,
soy un montón de cosas santas mezcladas con cosas humanas. como te explico . . . cosas mundanas.
Fui niño, cuna , teta, techo, manta, más miedo, cuco, grito, llanto, raza,
después mezclaron las palabras o se escapaban las miradas. Algo pasó . . . no entendí nada.
Vamos, decime, contame todo lo que a vos te está pasando ahora, porque sino cuando está el alma sóla llora
hay que sacarlo todo afuera, como la primavera , nadie quiere que adentro algo se muera
hablar mirándose a los ojos, sacar lo que se puede afuera para que adentro nazcan cosas nuevas.
Soy, pan, soy paz, sos más, soy el que está por acá. N quiero más de lo que me puedas dar,
hoy se te da, hoy se te quita, igual que con la margarita . . . igual al mar, igual la vida

    No sé por qué trabajamos tanto y tan mal por corregir muchos defectos, violencia, que en el fondo tienen una raíz de ausencia de amor. Y entonces tendemos a ver esa carencia de amor sobre nosotros mismos o sobre los demás como víctimas. ‘Soy víctima, no me amaron’. Y cuando en realidad nos damos cuenta, el banquete del amor, la fuente, está disponible para nosotros. Solo tenemos que arrimarnos y tomar, bañarnos con esa abundancia de vida que Dios ha dejado en nuestra propia existencia y en nuestra naturaleza. Muchas veces nos quedamos llorando de sed al lado de la fuente.
    Es muy problemática la construcción que hace el ego. No tiene nada que ver con la ‘estima de sí’, con lo que hoy se ha llamado la ‘auto-estima’
    Yo tengo una objeción con ese término. Está muy bien esa palabra: “auto-estima” en tanto que es una estima que no depende de los demás, del afuera. Es algo que cada uno nos podemos propiciar. Pero no es “auto” en el sentido de que la fuente de donde brota esa estima, ese amor, me ha sido dada. Lo que tenemos que hacer es reconocerla, mirarla, descubrirla.
    “Canto a mi mismo” es una de las tantas sorpresas que el hombre experimenta al contemplarse, maravillado, acerca de lo que le ha sido dado, lo que ganamos sin esfuerzo alguno: la vida misma.
   
    Pablo Neruda tiene, por ejemplo, una “ODA AL HÍGADO”
Modesto, organizado amigo, trabajador profundo, déjame darte el alarde mi canto, el golpe de aire, el salto de mi oda:
ella nace de tu invisible máquina ,ella vuela desde tu infatigable y encerrado molino ,entraña delicada y poderosa,
siempre viva y oscura.
Mientras el corazón suena y atrae la partitura de la mandolina, allí adentro tú filtras y repartes, separas y divides,
multiplicas y engrasas, subes y recoges los hilos y los gramos de la vida, los últimos licores, las íntimas esencias.
Víscera submarina, medidor de la sangre, vives lleno de manos y de ojos,
midiendo y trasvasando en tu escondida cámara de alquimista.
Amarillo es tu sistema de hidrografía roja, buzo de la más peligrosa profundidad del hombre,
allí escondido siempre, sempiterno, en la usina, silencioso.
Y todo sentimiento o estímulo creció en tu maquinaria, recibió alguna gota de tu elaboración infatigable,
al amor agregaste fuego o melancolía, una pequeña célula equivocada o una fibra gastada en tu trabajo
y el aviador se equivoca de cielo, el tenor se derrumba en un silbido, al astrónomo se le pierde un planeta.
Cómo brillan arriba los hechiceros ojos de la rosa, los labios del clavel matutino!

HAY BELLEZA POR TODOS LADOS
Yo quería ser el ingeniero creador de un puente colosal
que de Buenos Aires llegue hasta Montevideo…Pero ni acabé el Colegio Nacional.

Yo quería ser el delantero del último gol en el mundial,
pero mi torpeza me obligó a jugar de arquero, para regocijo de cualquier rival.

Soy… Esto que soy, pero al final creo que no está tan mal,
por donde voy puedo mirar con la frente alta…
Entre risa y lágrimas, se cómo avanzar… No soy presa fácil para cocinar.

Soy… Esto que soy y nada más, pero salgo a trabajar y todo doy y un poco más.
Nadie me regala nada y nada debo ya y nada faltará si la fuerza de tu amor me puede acompañar.

Yo quería ser aventurero, explorar por cielo, tierra y mar…
Justo en el momento que te propuse casamiento y hace un siglo vivo en el mismo lugar.

Soy lo que yo quiero, no vendo el alma mía, hago lo que puedo y puedo mucho todavía.
Soy lo que yo quiero y aunque viva al día, si naciera de nuevo, creo que el mismo sería Ignacio Copani
Mira hacia tu alrededor, mira los ríos, el cielo y la flor.
Mira hacia tu alrededor, siente el latido de tu corazón.

Cuando la lluvia no deja ver, y los caminos van a ningún lugar.
Cuando te sientas naufragar seré tu mano, seré tu voz.
Cuenta conmigo, que allí estaré.
Hasta ese día que salga el sol, seré cobija, seré calor.
Cuenta conmigo, que allí estaré.

Mira hacia tu alrededor, mira los ríos, el cielo y la flor.
Mira hacia tu alrededor, siente el latido de tu corazón,
siente el latido de mi corazón, siente el latido de tu corazón.

Y cuando sientas que ya no hay más, que ya no hay fuerza ni pa´ soñar.
Las estrellas siempre brillarán, no hay mal que dure una eternidad.
Cuenta conmigo, que allí estaré. Alejandro Lerner
    Todos los que vieron el lado luminoso y profundo de la vida parecieron locos. Pero podemos, entre nosotros, ponernos un poquito locos: la locura de ver la maravilla. Repitamos en voz alta ¡SOY UNA MARAVILLA!. Si tenemos alguna duda, ahí comencemos a hablar. Porque eso no tiene nada que ver con los resultados, con los éxitos o fracasos de la vida. Somos en sí mismos una maravilla. Debemos contactar con ese gozo y celebrar de corazón esa alegría cuando sentimos que el entorno, el afuera no nos devuelve lo que nosotros queremos o necesitamos. Ahí es el momento de ir a esa fuente, a ese banquete interior donde realmente somos una maravilla y no nos damos cuenta.
 “La reina malika y el rey kosala eran contemporaneos de buda. La reina se había convertido recientemente al budismo, y el rey no. Sin embargo respetaba las convicciones religiosas de su esposa. En el curso de una noche muy romántica, el rey se inclinó hacia la reina, la miró muy tiernamente y le preguntó ¿a quién amas más en el mundo?, esperando que la reina le dijera ‘a ti’. Pero la reina respondió: a quien amo mas en el mundo es a mi misma.El rey, muy sorprendido por la respuesta, reflexionó un instante antes de enojarse –eso es propio de las mentes nobles y honestas- y pensó: ‘yo también, a quién mas amo en el mundo es a mi mismo’. Algo consternados por el cariz de su conversación fueron a consultar a Buda para tratar de esclarecer el tema, y buda los felicitó por haberse hecho una pregunta tan importante y les dijo que efectivamente a quien uno ama más en el mundo es a sí mismo. Y agregó: si comprenden esta verdad, terminarán de manipularse uno a otro, dejarán de destruirse. Si practican el amor a sí mismo, no habrá lugar para la competencia entre ustedes. No tendrán que defender su valor personal ante los demás, no habrá espacio para disputas y para peleas. Siustedes se aman a sí mismos, se liberarán de la trampa de exigir que los otros les amen y les valoren.  Por mi parte, yo también necesito el amor de los demás, pero no lo puedo ‘ordenar’. Si mi necesidad de amor no está satisfecha por los otros, yo me aseguro de amarme a mi mismo, así dejo a los otros libres de brindarme o no su amor. Para alcanzar este ideal de estima a sí mismo,  deberán abandonar la idea de creerse mejores, o inferiores a los demás, o aún sus iguales. ¿qué opción les queda? Si no son superiores, ni inferiores, ni iguales, lo ideal y la única opción posible es ser uno mismo. Si son ustedes mismos, sin buscar compararse con otra gente tendrán la posibilidad de mantener con los demás una perfecta comunión” Leyenda India Budista
Vamos a nuestra tradición cristiana:
Desde esta perspectiva del amor a nosotros mismos, desde esta posibilidad de contestar ‘a quien mas amo en el mundo es a mi mismo’ –que en realidad muchas veces no es otra cosa que hacer un reconocimiento de lo que vivimos oscura y ladinamente, lo vivimos como desde la sombra-. En realidad, aunque decimos que amamos a otros más que a nosotros mismos es en el fondo nos comportamos  como si nos amáramos a nosotros mas que a nadie, solo que lo negamos. De lo que se trata entonces es de hacerlo transparente, de ordenarlo, según una hermosa medida que nos ha dado el Evangelio “Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo”. ¿Te amar profundamente a ti mismo? “No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a vos, y hacé por los demás lo que te gusta que hagan por vos”. Santo Tomás de Aquino, comentando justamente este pasaje que encontramos en Mt 22,39, dijo “El verdadero amor a los demás tiene su origen y principio en el amor a sí mismo. el amor a sí mismo es el modelo  y origen del amor a los demás.” El precepto evangélico no perdió su actualidad
Cuando nos estimamos adecuadamente, adquirimos la capacidad de asombrarnos, maravillarnos por los talentos, dones, riquezas que los otros portan, para la vida y para los demás. Y también los que portamos nosotros.  Y eso es algo para celebrar.
Soy feliz, en la calle, en el barrio soy feliz soy feliz, en la tierra, en el barro soy feliz
Ya no me queda tiempo para sufrir
Soy feliz, cuando lloro en la guerra soy feliz soy feliz, trabajando cuando sueño soy feliz
Ya no me queda tiempo para sufrir
Llevo ya bastante mirado en tus ojos el agua correr  Seca esas lágrimas pronto,
que el tiempo se acaba y no hay que perder
Dicen en la calle, que estoy muerto y soy feliz soy feliz, bajo tierra, trabajando soy feliz
Ya no me queda tiempo para sufrir

POR OTRA VENTANA
 
Voy a empezar a ver por otra ventana donde la luz del sol nos de mejor.
Voy a inundar mi cuarto con esperanza para dejarle espacio a mi corazón.
 Y voy a seguir creyendo que te hago falta
Que cada uno de nosotros debe empezar,
A entender lo que les pasa a los que nos miran
Para que entiendan cuando queremos hablar.
Voy a empezar a ver por otra ventana buscando la voy a encontrar mejor;
No quiero que sea grande, ni esté bien alta, lo que yo quisiera es verte a vos.
Voy a empezar a ver por otra ventana que pueda apartar mis ojos del dolor,
Voy a invitarte a entrar dentro de mi alma, yo sigo esperando verte a vos.

    El desprecio de sí, o la ausencia de amor a sí mismo, o la baja autoestima, suele engendrar comportamientos muy desagradables y muy antisociales, por ejemplo, la falta de confianza en los demás, actitudes defensivas: como no tengo confianza en mí mismo, tampoco la tengo a los demás y mantengo una actitud muy defensiva, o una inclinación al aislamiento (esto se da mas en los varones), o una dependencia excesiva con respecto a los demás, o una tendencia a manipular a los otros… Son todas consecuencias de la falta de autoestima.
    Un hombre cuya esposa rechazaba sistemáticamente sus cumplidos, sus mimos, sus caricias, le decía a su terapeuta conyugal: ‘dice que necesita consideración y afecto, pero cuando se los doy los rechaza’. Paradójicamente, esta mujer se lamentaba que su marido coqueteaba con otras mujeres y que no se sentía apreciada por él. Además se ponía muy celosa cuando otros recibían muestras de atención. En realidad lo que le estaba pasando es que no tenía estima de sí misma, y esto –cosa bastante frecuente en las mujeres- le impedía recibir el afecto de su esposo y nutrirse de él, porque ella misma no se sentía merecedora.
 Todo esto transcurre frecuentemente por capas inconcientes de nuestra mente. Muchas personas con baja estima de sí mismas viven constantemente en contradicción con ellas mismas. Sienten necesidad de afecto y ternura, pero cuando las tienen no las reciben, o no se sienten preparadas para recibirlas, o no quieren pedirlas ¿por qué? Porque se desprecian a ellas mismas. Es como si se dejaran morir de sed muy cerca de la fuente. Peor aún: algunos convivirán con alguna pareja que los abandone, o los rechace, porque eligen una pareja o una modalidad de comportamiento desde su desprecio a ellas mismas. Si tiene la posibilidad de tener éxito en su vida amorosa, van a hacer lo posible por sabotearla. Son especialistas en destruir vínculos sin darse cuenta. Exigen que se les brinde seguridad, exigen una fusión amantiva propia de las películas, se muestran sucesivamente sometidas o dominantes, rechazan a su compañero/a antes de que éste/a haya pensado hacerlo, encaran como el toro.
A veces las personas con baja autoestima tienen un pensamiento tan exacerbado de las debilidades, que tienen un miedo desmedido a que sus debilidades sean descubiertas, entonces adoptan una actitud defensiva. Tratan de que nadie se de cuenta de sus límites o que nadie les vea el más mínimo defecto. Suelen ser personas muy orgullosas, soberbias, fanfarronas, y darían la impresión de que tienen una autoestima impresionante. Y no la tienen en lo más mínimo: están intentando esconder sus errores y sus fragilidades. Por eso son tan defensivos, o tan agresivos, y prefieren aislarse, o correr el riesgo de encontrarse solos a revelar su verdadero rostro. Así, personas que tienen una baja estima de sí, mientras hacen alarde de su independencia o de su valía, en el fondo son tremendamente dependientes. Se están atrincherando en una especie de torre de marfil.
Otros se evaden de su aislamiento creándose paraísos artificiales con exceso de alimentación o de bebida o de droga o de lo que fuera.
La falta de autoestima también produce el efecto contrario de este aislamiento y esta independencia: una dependencia afectiva crónica –a la que son mas propensas las mujeres-. (en general el aislamiento es funa fuga más propia de los varones).están todo el tiempo pegadas a alguien, todo el tiempo forzando la intimidad con un alguien. No pueden, son incapaces de  vivir en soledad. No tienen ninguna relación verdadera, ninguna amistad auténtica. Porque más que integrarse, se disuelven en las relaciones sociales con el fin de evitar la soledad.
También la falta de amor a sí mismo produce mucha manipulación.  Hay dos grupos de manipuladores: los pasivos y los activos. Los pasivos adoptan apariencia de débiles, de enfermuchos, de víctimas. Pero desde ese lugar de ‘¡pobre de mí, nadie me quiere!’ manejan los hilos de los demás y muchas veces vemos esto en personas depresivas, que siguen vivitaqs y coleando mientras a su alrededor todos se van desgastando por tenderle una mano, intentando producirle algún estímulo para que salga. Son personas que viven de la energía de los otros. Y también están los manipuladores activos, que son los supuestos ‘salvadores’, pero en realidad no quieren reconocer sus debilidades y sus límites, y hacen ostentación de una falsa imagen de fuerza y de confianza, pero para valorarse tratan de ayudar de forma compulsiva a las víctimas. Se hacen dependientes de la dependencia de los demás.  Y terminan por agotarse en ese juego, porque en realidad son ellos mismos los que están necesitados. No tienen más fuerza ni más energía, sólo que es esa la forma que tienen de obtener atencióno afecto. Una forma enfermiza por cierto.
Todas estas cosas tienen un común denominador, que es el amor a nosotros mismos. Y en este sentido hay que procurar dejar de depender un poco del afuera, incluso de las circunstancias de la vida, animarse a saborear la felicidad independientemente, o mejor dicho, con autonomía de los vínculos –incluso los más estrechos-, con autonomía de las circunstancias económicas, sociales; hay que encontrar ese lugarcito, ese espacio vital donde Dios y nosotros podemos estar a solas y gozar y disfrutar de la maravilla de estar vivos.

En este tiempo descartable y sórdido donde nos toman siempre por estúpidos…Sólo me salva tu amor…
Envenenarnos con comida rápida, y definir el juego a muerte súbita… Sólo me salva tu amor…
Somos los indios en una película donde triunfa siempre el carapálida, igual que en la anterior y que en la próxima.
Sólo me salva tu amor… Me salva tu amor
Sólo me salva de este mundo hipócrita ir al refugio eterno de tu música. Sólo me salva tu amor… me salva tu amor
En este tiempo bruto y maquiavélico, donde un billete es el remedio mágico…Sólo me salva tu amor…
Perder el tiempo hablando de política, mientras de arriba cierran otra fábrica… Sólo me salva tu amor…
Somos para el gobierno un simple número, que a lo mejor figura en la estadística, siempre anotados en la fila última.
Sólo me salva tu amor… Me salva tu amor… Me salva tu amor…
Sólo me salva de este tiempo plástico sembrar mi piel de tu caricia única…
Sólo me salva tu amor…

-Jean Monbourquette, en su libro “Yo soy amable, yo soy capaz”, describe algunas de las características de lo que es la baja autoestima
Porque Dios se ha complacido en poner tanta cosa hermosa, tantos recursos, y dones, y talentos en  las personas  A veces es así: aparecen muchos talentos en una sola persona

Entrevista a María del Carmen Gomez, docente, Tecnica en narrativa oral. Nos contará como se puede desarrollar la autoestima desde el mundo de los cuentos.
GL: Uno muchas veces presta atención a las cosas mercerizadas: a través de un cuento , de un relato, a través de la literatura, nos entran como ‘por la puerta de atrás’, porque ‘la de adelante’ a veces está con demasiadas defensas: ponemos demasiados guardias de seguridad y entonces por ahí no nos entra. Pero por la ventana de la belleza de la literatura, nos entran muchas cosas. Por eso es tan importante leer, acercarse a esa fuente de belleza, de creatividad, de vida, de caminos que otros han transitado, que es un libro. Ma del Carmen trabaja los cuentos para trabajar la estima de sí mismo, desarrolla un programa para hacer crecer la autoestima desde el mundo de los cuentos, nos facilita a través de ellos el amor a nosotros mismos.

MCG: El cuento, en la esencia del ser humano,  hace que podamos escuchar a veces cosas que si nos las dicen directamente no les damos bolilla. Jesús fue el primero en hablarnos en ¿cuentos?, en ‘parábolas’, porque además tienen otra trascendencia. En el equipo de estima – cuentos tenemos temas puntuales para trabajar con personas con diferentes problemáticas en base a las cuales se van eligiendo los cuentos. Muchas veces el cuento es el inicio del trabajo, otras veces el cierre
Antony de Melo: “El ciego de la linterna” (adaptación)
Cuentan los que saben contar, que había un pueblo. El pueblo tenía una plaza, la plaza tenía una municipalidad, la municipalidad tenía una Iglesia, y la Iglesia tenía una Escuela, y la escuela tenía un trabajo, y un pueblo.
Cuentan los que saben contar que en este pueblo, además de niños y niñas y personas y trabajadores habìa un personaje famoso. Era un ciego. El ciego tenía sus particularidades, y muchas veces algunos decían ‘éste, además de ciego, está chiflado’. ¿qué hacía pensar esto a las otras personas? Uno, que este ciego no tenía una latita y no quería limosnas, y hablaba de la ética y de la dignidad, y tenía su trabajo. La otra era que intentaba siempre mejorar. Muchos no se arrimaban a él porque decían:’ah! Si nos arrimamos contesta mal’. En realidad, no lo conocían prácticamente. Para colmo de males se le había antojado ir a buscar fuera del pueblo un perro que lo guiaba. La idea, según él lo explicó, era para ser más independiente. Pero no para no aceptar ayuda, porque en realidad él tenía claro que todos de alguna manera formamos una red de dar y recibir. Para colmo de males, el ciego éste, a la noche, salía de su casa con una linterna. Ahí los murmullos fueron bastantes. Entonces un niño (¡siempre los niños! ¡que tienen esa pureza y esa forma de…’le preguntemos…) ¿y si le preguntamos? Y le preguntaron.
El ciego sonrió en ese gesto de no saber bien. Porque ustedes saben, en los ciegos de nacimiento, muchas veces sus gestos no condicen con lo que expresa. Pero su sonrisa iluminó.
‘En realidad, yo no necesito andar por las calles con una linterna, porque mi vida, desde lo físico, es oscura. Pero he pensado en muchas personas que andan por el pueblo y que sí necesitan la luz en la noche, porque las veredas están un poco rotas, porque la luz pública no es muy buena. Entonces, ya que yo estoy canchero y práctico con mi bastón o con mi perro, puedo ir marcando los lugares. Entonces por eso llevo la linterna, porque yo pienso, siento, que de alguna manera todos somos seres luz, que de alguna manera todos podemos iluminar el  camino del otro, y que entre todos, por más pequeña que sea nuestra luz, vamos a aplacando la oscuridad. Solo la luz derrite la oscuridad, solo el amor elimina el temor.
No sabemos muy bien si en ese pueblo todo el mundo después salió con linterna, pero sí sabemos que todo el mundo en ese pueblo supo que era luz. Y hoy en día todos sabemos que somos luces, y que solo el amor de esa luz puede mejorarnos y mejorar al otro.”

LUCECITAS Sergio Denis

Sé que no perdí las largas noches,  cuando pude ver amanecer…  
sólo se detuvo la caída…  cuando abrí los ojos para ver…  
Y nunca pude detener el tiempo,  el sol sale cuando tiene que salir…  
y aunque no quise sé que te he lastimado…  no vivimos esta vida sin herir…  
Quisiera, quisiera…  que alguna vez llegaras a entender…  
quisiera, decirte  que si me comprendieras me harías bien.  
La vida se presenta como quiere,  se aprende cuando se sabe esperar…  
no cava el campesino lo sembrado…  para ver si está creciendo su trigal…  
Las cosas que pasaron ya pasaron,  la vida no puede volver atrás…  
y somos solamente lo que somos…  lucecitas en un mar de soledad…  
Quisiera, quisiera…  que alguna vez llegaras a entender…  
quisiera, decirte  que si me comprendieras me harías bien.
Nuestro ego, que no es autoestima, es como un pequeño y miope defensor de nuestros espacios vitales interiores. Muy útil y necesario, pero también limitado, porque es miope, tiene mirada corta. Porque no es ‘uno mismo’, no es el núcleo vital, no es el alma. Cuando somos chicos, el ego no está desarrollado, y por tanto, no siempre puede filtrar los ataques a nuestro amor a nosotros mismos, a nuestro amor propio que nos propinan a veces las personas de afuera. Es decir, somos mucho más vulnerables. Por eso, los niños necesitan de adultos que los protejan, necesitan de sus ‘muros’ de protección para que no ingresen a su alma -todavía joven, vulnerable, indefensa, ingenua- experiencias que tal vez puedan marcarlos no digo para toda la vida, porque yo, en verdad, dudo mucho que haya cosas que sean para toda la vida ( a lo que tendemos muchas veces a decir). El cuerpo cambia todas sus células cada 15 días –dicen los científicos- y las renueva totalmente. ¿por qué no podría decirse que el alma tiene en sí misma la fuerza, la vitalidad y la creatividad también para poder reparar y restaurar las heridas, sobre todo cuando Jesús ha dejado tantísimos ejemplos de que esto es posible? Es posible volver a ver, volver a caminar erguido, volver a la casa del padre, es posible el perdón, la remisión de los pecados es un hecho, es posible curarnos nuestras ‘lepras’. Se la pasó haciendo milagros para hacer que creamos que es posible que las heridas no duren toda la vida. Pero, convengamos, las heridas marcan profundamente.
Yo tengo una sospecha, una hipótesis, y es que a veces hemos vivido con esas heridas tanto tiempo, que nos hemos acostumbrado a su olor, a su queja, a su discurso, a su argumento existencial. Nos hemos acostumbrado a que en última instancia ellas sean la razón final de nuestras metidas de pata. Las heridas son una ingrata compañía, insoportable compañía, pero compañía al fin. Y cuando nosotros tomamos conciencia de que no las queremos más, de que estamos cansados de sus quejas y de sus lamentos, intentamos desprendernos de ellas. No nos resulta fácil a nosotros mismos puesto que no podemos ir a un lugar o a una identidad que desconocemos, donde ellas no estén. Para dejar un espacio siempre hay que imaginar al menos un posible expacio alternativo. Nadie deja una casa sin antes tener otra.
Y esto es lo que hace la esperanza: construir en nuestro corazón un nuevo Edén, un nuevo Paraíso. Hacernos creer que si fuimos expulsados de uno en nuestra infancia, podemos encontrar o construir otros. Y que ese lugar existe y no es mágico. Es posible y es humano. Y entonces cuando verdaderamente tenemos esperanza y confianza, y creemos que podemos volver a vivir en plenitud y a ser felices, vamos dejando atrás las quejas y los clamores de nuestras heridas, y ellas, convencidas de nuestra esperanza, se contagian y se curan.
La esperanza es una bailarina a la que hay que seguir. Es una danzante de la vida. Hay que amarse a sí mismo por lo menos lo suficiente como para creer que el Reino que Jesús vino a anunciar, el reino donde la característica es la fuente que no se agota, el banquete que sacia, la piedra que sostiene y al mismo tiempo aquella contra la cual se caen los eternos detractores de la vida.

COMO DANZA LA ESPERANZA Raly Barrionuevo
Se la escucha cuando llega Con sus dos manos abiertas
Sus ojeras bifurcadas, Sombra gris de la belleza
 Huele a goma desangrada A caminos que se cierran
A pestañas empapadas A memoria y lucha nueva

Como la baila como canta Como grita en las miradas Como danza la esperanza, aa

Es amante y es bandera, Una ruta en escalera
Es caricia y es espada Es utópica y discreta
Suele acariciar mi boca Esa niña cancionera
Suele pellizcarme el alma Y desnudarme las penas