Automedicación espiritual

miércoles, 5 de marzo de 2014

Jesús fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Se reunió nuevamente la multitud alrededor de él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez más.

Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?".

El les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?".

Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella".Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre,
y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".

Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.El les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio".


                                                                                                                                Mc 10,1-12

28/02/2014 – En este último día de la semana, el padre Daniel Nardini nos invitó a reflexionar el Evangelio del día teniendo en cuenta la siguiente pregunta:  ¿En qué situaciones has optado por la fe en Jesús frente a las distintas propuestas de automedicación espiritual?

A partir de este capítulo en el Evangelio de Marcos, el Señor comienza a estructurar la vida de la comunidad que el discípulo está llamado a vivir. También Jesús vuelve a mencionar Su pasión, muerte y resurrección porque es este misterio lo que fundamenta toda nuestra vida cristiana.

Por lo tanto, el hombre de fe que surge con la fe proclamada por Pedro y que el Señor hace discípulo que invita a caminar con corazón de niño y a vivir en comunidad nace del miesterio de la Pascua de Cristo. Ésta es la verdad que estructura nuestra existencia y nos permite descubrir quienes somos.Somos, nos comprendemos y avanzamos en y desde la Pascua de Cristo.

La luz de nuestra verdad es Cristo en donde nuestra vida adquiere la fuerza y el sentido.

A veces, cuando atravesamos situaciones complicadas hacemos de nuestra fe una especie de parche o una píldora espiritual.

La solución no es la ausencia de enfermedad. Muchas veces encaramos las dificultades o problemas como con las enfermedades. Atacamos el sintoma en lugar de la enfermedad y así  solo cortamos el proceso. En el orden de lo espiritual, hay situaciones de dolor que manifiestan sintomias que pueden llegar a enfermeranos sino le damos la medicación adecuada. Resolver solo el sintomia es no curarlo, es anestesiar algo que devendrá en enfermedad.

La fe es siempre una opción que tiene que madurar en el encuentro con Cristo. Sino hay Cristo, no hay fe. A veces nuestra vida cristiana se emferma porque nos falta este encuentro cotidiano con el Señor.

Frente a estos síntomas que hieren nuestra vida somos proclives a automedicarnos espiritualmente.¿Que es esto de la automedicadción espiritual? Son esas propuestas que nos sirven para esquivar la verdadera propuesta de Dios. Son recetas fáciles que no nos comprometen y tapan engañosamente lo que profundamente más nos aqueja.

Son opciones que van más ligadas a la magia que a la verdad de lo que somos, no son respuestas reales. Es como una suerte de licuado espiritual que no alimenta pero puede envenar nuestra vida. Cuandno nos falta Cristo y vida vivida en Él aparecen ésta pulsiones o tentaciones a lo mágico. Buscamos en la magia creyendo que podemos adelantarnos al destino, cuando lo más hermoso es vivir en prufunda y serena alegria nuestra libertad.

Terminamos muriendo interiormente si vamos por este camino. La automedicación espiritual disimula el dolor, nos aleja de la verdad y nos va matando sigilosamente el alma.La caridad es un excelente remedio para sanar. Éstas recetas mágicas estan centradas en el egoísmo.

Para conocer los frutos de la automedicación leamos a Pablo Gal 5 ,17 – 21

Pues los deseos de la carne se oponen al espíritu, y los deseos del espíritu se oponen a la carne. Los dos se contraponen, de suerte que ustedes no pueden obrar como quisieran.Pero dejarse guiar por el Espíritu, no significa someterse a la Ley.

Es fácil reconocer lo que proviene de la carne: libertad sexual, impurezas y desvergüenzas;culto de los ídolos y magia; odios, ira y violencias; celos, furores, ambiciones, divisiones, sectarismo y envidias; borracheras, orgías y cosas semejantes. Les he dicho, y se lo repito: los que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.

En cambio los frutos que nacen de la propuesta de sanidad que Jesús nos hace son: En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo. Estas son cosas que no condena ninguna Ley. Gal 5, 22 -23

 

 

                                                                                                                       Padre Daniel Nardini