Cafarnaún: lugar de encuentro

lunes, 15 de abril de 2024

15/04/204 – Todos buscan a Jesús, y al darse cuenta que no está donde había multiplicado el pan, se embarcan y se dirigen hacia a la otra orilla, a Cafarnaún, allí residía habitualmente Jesús. Ellos saben que es el lugar donde lo podían encontrar.

Después que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos. Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste?”. Jesús les respondió: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es Él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello”. Ellos le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?”. Jesús les respondió: “La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que Él ha enviado”. Juan 6, 22 – 29

Rectificar las intenciones

Al ver como lo buscan, Jesús les recrimina, ustedes no me buscan porque en mi hayan encontrado las palabras de vida que transforman el corazón, el pan que alimenta y da sentido de eternidad a la vida, ustedes me buscan porque han podido saciar sus necesidades, ustedes me buscan por interés, ustedes no están conmigo porque Yo le signifique algo, dice Jesús, a ustedes en realidad no les importa mi persona, a ustedes les importa lo que Yo les doy.

Jesús es muy claro al respecto y más duro va a ser después, cuando hablando en términos de aquel alimento con el que se ofreció a ellos, dice que en realidad lo que recibieron es su propia carne, anticipadamente en el pan con el que se han alimentado, y solamente el que coma de la carne de Jesús, de la presencia de Jesús va ha tener vida, el que no, no.

Jesús en el Centro: Yo Soy

Jesús multiplica los panes para decir después, Yo soy el Pan. Jesús da vista al ciego para decir Yo soy la Luz. Jesús resucita a Lázaro para proclamar Yo soy la Resurrección y la Vida Lo que Jesús hace trasciende los signos en los que se expresa Jesús

Esto es lo que ellos no pueden descubrir porque en realidad han perdido el vinculo con Jesús, adhieren solo ellos mismos con su problemática, con lo que les va pasando, con los que aparece como una necesidad básica, fundamental, primaria: tener que comer, tener que beber, con incapacidad para soltarse desde adentro y vincularse verdaderamente al, mensaje de vida para siempre que Jesús ha venido a comunicar.

Es la dificultad que encontramos cuando nos queremos aferrar a lo que nos da seguridad. “Ustedes me buscan porque comieron. Ustedes me buscan porque se saciaron. Y si no cambian de mentalidad se van a perder la posibilidad de estar conmigo y todo lo que deviene de aquello de permanecer junto a Jesús.

Este es el lenguaje duro de que habla la Palabra unos versos más adelante va a decir san Juan a partir de aquel momento algunos se apartaron de Jesús.

Esta propuesta que nos hace hoy el Señor es para despertarnos de nuestros letargos y encontrar con la verdad.

¿Detrás de quien estamos, a quien sigo, cuál es y donde están puestos mis intereses, que lugar ocupa Dios detrás de esos intereses, cuál es la escala de valores en torno a las cuales construyo mi vida?

Revisemos, busquemos de nuevo, nos preguntemos y dejémonos encontrar por Jesús y su mensaje.


Hacer la Obra de Dios

Hagan la obra de Dios dice Jesús, pero guarda porque hacer la obra de Dios no es cumplir con la ley no es ser buenito, no es ser solamente responsables, cumplir con la obra de Dios es creer en aquel que el envió. Y aquel que el envió Soy Yo, dice Jesús.

Para confirmar este misterio de comunión y de alianza en la fe que nos permite hace la obra de Dios está el Pan Eucarístico. Por eso llamamos comunión. Es misterio de alianza, y este pan que yo les he dado es para que tengan vida, crean en verdad que yo les estoy dando el pan que da vida, crean en mí, dice Jesús.
Jesús está invitando a un acto de confianza, un acto de fe, de entrega que supone abrirse camino, que no se sabe mucho, sino solo porque Dios así lo pide. Supone un oído dispuesto a obedecer. En la obediencia de la fe, está la posibilidad de encontrar la vida para siempre que surge del vínculo con la persona de Jesús.

Ustedes no escuchan, no están atento del paso de Dios a través mío, por eso es que ustedes que no creen, no van a encontrar lo que desean hallar, que es la vida. Ustedes están más preocupados por asegurarse su propio bienestar que animarse a dar un paso más allá, superando las “seguridades” con las que creen haber encontrado la plenitud, la felicidad, la alegría. Ustedes quieren vivir sin riesgos, y la vida sin riesgos resulta sumamente aburrida, por no decir tediosa, por no decir que nos mata.

La mediocridad mundana

Decía Gabriel Marcel : “unos de los males de este tiempo, el deseo primordial de millones de hombres, no es ya la dicha, sino la seguridad”. Y es verdad si los hombres tuviéramos que elegir entre una vida feliz, pero con riesgos, difícil, y otra vida más chata, más vulgar, pero segura y sin miedo a posibles crisis o altibajos, la mayoría sin vacilación elegiríamos la segunda, con la chatura, donde no haya problemas, elegiríamos lo menos por lo más, elegiríamos

El hombre de hoy ha sido tantas veces engañado, que ha quedado presa de lo incierto por eso hemos elevado a esa seguridad a primer nivel de todas las aspiraciones. Lo que debía ser algo conveniente, pero en definitiva algo secundario, se ha convertido como en el mayor de los deseos, la “estabilidad”.

Se mira con sospecha toda vida entendida como entrega, como riesgo, como aventura, todo se calcula antes de dar un paso, todo se mide según las variables que confluyen detrás de una decisión que hay que tomar y estas están marcadas por el gran dios la economía que permite cubrir cuáles son las leyes que nos dan mayor ganancias y detrás del señor dinero. No queremos tener el alma llena de proyectos, llena de esperanzas, es preferible un rinconcito abrigado, sin riesgos, donde yo hago lo mío, donde nadie se mete conmigo, ni yo me meto con los demás, en el que no se encuentran grandes ilusiones, ni grandes sueños, pero tampoco grandes peligros de perder ese poco que tenemos.

Hay que discutir esa obsesión que prefiere vivir a medias ante que buscarlo todo con riesgo de tener un fracaso. Lo que Jesús le está diciendo hoy a los discípulos, ustedes no se animan a dar un paso más allá de tener con que vivir, porque ustedes no entienden el canino que Dios está marcando, que es un camino de confianza, donde no solamente no les va a faltar lo que les hace falta para vivir, sino que les va a sobrar para que tengan que dar para otros.

Ustedes no entienden nada, está diciendo Jesús. Ustedes no entienden y no comprenden mi paso en medio de ustedes, ustedes creen que dominan la situación en la que se encuentran, pero resulta que ahora me cambié de orilla, estoy en otra parte, y en donde me buscaban, no solamente no me van a encontrar, sino a partir de la búsqueda de sus seguridades y desde ese lugar van a querer encontrarme y no me van a encontrar y en todo caso cuando me encuentren, se van ha encontrar con la verdad de lo que yo se de ustedes, ustedes no me buscan a mí por mí, sino que ustedes buscan lo que yo les doy.

Mas que seguridades, Jesús ofrece sentido

La enfermedad de occidente ha dicho Enrique Rojas, es la abundancia de tener todo lo material y haber reducido lo espiritual, es haber reducido la existencia al consumo. Se ha perdido el sentido de la trascendencia, esto es lo que Jesús les reclama a la gente cuando les dice, ustedes a mi no me buscan porque Yo les signifique algo, debe ser que a partir de que Yo les di de comer ustedes entendieron que la seguridad estaba por acá, y lejos de mí ofrecerles seguridades, Yo no ofrezco ninguna seguridad dice Jesús, solo el camino que conduce a la plenitud y a la felicidad, que a veces es bastante incierta.

Nosotros como aquellos hombres que buscaban a Jesús, nos mostramos, a veces, sumamente preocupados por el pan de cada día, nuestras necesidades que en la sociedad de consumo está centrada en lo que nos ha creado artificialmente la publicidad, el medio ambiente, la sociedad de consumo, depositaria de nuestra ambición y nos hace sentir como que son imprescindibles las realidades superfluas, sin las cuales no podríamos vivir.

¿Por que ocurre esto? Porque en realidad nos vamos como materializando y cada vez le dejamos menos espacio a la vida en el espíritu, a la vida en Dios. Pensamos solo en lo que es cortito, en lo que es a corto plazo. No hay proyecto de vida a largo plazo, es más hay mucho miedo, sobretodo entre los jóvenes, a asumir responsabilidades que comprometan la vida en un para siempre. No esta reñido de lo que la cultura ha definido como lo que verdaderamente vale la pena. Lo que vale la pena es aquí y ahora. Vivir en plenitud es vivir hoy. No hay perspectiva de mañana, porque vivir hoy y con la cosa más o menos asegurada, calentito en un rincón, sin asumir demasiados riesgos. Es la sociedad hedonista. Hedonismo quiere decir el placer como máxima aspiración humana.