“Caín ¿dónde está tu hermano?”

martes, 8 de febrero de 2022
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08/02/2022 – Esta semana compartimos una nueva edición del ciclo de espiritualidad junto al padre Héctor Espósito, párroco de la Parroquia Nuestra Señora Del Rosario en Villa del Rosario.

En esta oportunidad nos centramos en el quinto mandamiento “No matarás” y partimos del texto de la Palabra de Dios, en Génesis 4:1-16:

“El hombre se unió con su esposa Eva. Ella quedó embarazada y dio a luz a su hijo Caín, y dijo: «Ya tengo un hijo varón. El Señor me lo ha dado.» Después dio a luz a Abel, hermano de Caín. Abel se dedicó a criar ovejas, y Caín se dedicó a cultivar la tierra. Pasó el tiempo, y un día Caín llevó al Señor una ofrenda del producto de su cosecha. También Abel llevó al Señor las primeras y mejores crías de sus ovejas. El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda, por lo que Caín se enojó muchísimo y puso muy mala cara. Entonces el Señor le dijo: «¿Por qué te enojas y pones tan mala cara? Si hicieras lo bueno, podrías levantar la cara; pero como no lo haces, el pecado está esperando el momento de dominarte. Sin embargo, tú puedes dominarlo a él.» Un día, Caín invitó a su hermano Abel a dar un paseo, y cuando los dos estaban ya en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató. Entonces el Señor le preguntó a Caín: —¿Dónde está tu hermano Abel? Y Caín contestó: —No lo sé. ¿Acaso es mi obligación cuidar de él? El Señor le dijo: —¿Por qué has hecho esto? La sangre de tu hermano, que has derramado en la tierra, me pide a gritos que yo haga justicia. Por eso, quedarás maldito y expulsado de la tierra que se ha bebido la sangre de tu hermano, a quien tú mataste. Aunque trabajes la tierra, no volverá a darte sus frutos. Andarás vagando por el mundo, sin poder descansar jamás. Entonces Caín respondió al Señor: —Yo no puedo soportar un castigo tan grande. Hoy me has echado fuera de esta tierra, y tendré que vagar por el mundo lejos de tu presencia, sin poder descansar jamás. Y así, cualquiera que me encuentre me matará. Pero el Señor le contestó: —Pues si alguien te mata, será castigado siete veces. Entonces el Señor le puso una señal a Caín, para que el que lo encontrara no lo matara. Caín se fue del lugar donde había estado hablando con el Señor, y se quedó a vivir en la región de Nod, que está al oriente de Edén”.

“Muy contundente este texto y la Escritura, en el relato de la muerte de Abel a manos de su hermano Caín revela, desde los comienzos de la historia humana, la presencia en el hombre de la ira y la codicia, consecuencias del pecado original. El hombre se convirtió en el enemigo de sus semejantes”.

“El hombre cuando mata, se automaldice, se auto-mata. La alianza de Dios y de la humanidad está tejida de llamamientos a reconocer la vida humana como don divino y de la existencia de una violencia fratricida en el corazón del hombre. El Antiguo Testamento consideró siempre la sangre como un signo sagrado de la vida y la validez de esta enseñanza es para todos los tiempos”.

El padre Héctor se detuvo en la explicación de la gravedad que tiene la falta de cumplimiento del quinto mandamiento en estos pecados: el homicidio directo y voluntario (el infanticidio, los traficantes cuyas prácticas usurarias y mercantiles provocan el hambre y la muerte de sus hermanos), el aborto, la eutanasia, el suicidio.

Te invitamos a escuchar la reflexión completa del padre Héctor en el audio que acompaña esta nota