Cantos y recitados al Niño Dios, por doña Jovita

miércoles, 25 de diciembre de 2019
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25/12/2019 – Doña Jovita nos trajo este 24 de diciembre unos hermosos recitados para preparar nuestro corazón a la Navidad, predisponiéndonos con sencillez y alegría a la llegada del Salvador del mundo.

“Me puse a considerar cómo entra el misterio en cada casa y en cada corazón” comenzó diciendo la abuela serrana y nos regaló esta bellísima “Canción de cuna para el niño por nacer” cuya letra pertenece a su amiga Marta Ferrer:

“Duérmase mi niño, duérmase tranquilo,

que para esperarlo preparé su nido.

Mi cuerpo se ensancha para recibirlo,

a donde lo llevo no le llegan ruidos,

ni han de molestarlo ni el calor ni el frio

 y le está latiendo su corazoncito.

En el dispensario el ‘dotor’ me ha dicho

que anda dando vueltas como un pececito.

La cabeza es grande, los brazos cortitos

y le están creciendo los 5 deditos.

Todas las mañanas le canto un poquito

y me zapatea cuando le acaricio.

El mejor regalo que se me ha ofrecido

es este milagro de esperar un hijo.”

Y entre cantos, reflexiones y sonrisas, Jovita  nos fue llenando el corazón de ternura frente al misterio del Nacimiento, como lo hizo, por ejemplo con estos versos de su comadre ‘la Iguana”:

“Querido Niño Jesús, te he venido a saludar, como buscando templar todas las voces de afuera, pa’ que tengamos siquiera un rato pa’ conversar. El Pesebre está muy solo, todos andan atareados, no es que se hallan olvidado y que no piensen en vos, solamente Niño Dios tamos todos contrariados.

Es por eso que he venido a visitarte un ratito, a traer unos huevitos que esta mañana he juntado y este pan recién horneado y este pellón suavecito.

A la orilla del aljibe he dejado mis alpargatas, no voy a pedirte plata, pero sí quiero  trabajo. Andamos pobres, carajo, los chicos andan en pata.

Los que saben siempre dicen: no hay que sentarse a esperar. También se debe encarar y, a la par, se va rogando. Por eso vengo pechando pa’ ver si puedo arrancar,

Ahora que estamos solos, quiero pedirte un favor: cuando me llegue el dolor, la vejez, la enfermedad o la misma soledad, estate conmigo Señor. Te propongo Niño Dios emparejar la balanza, yo voy a tener confianza y vos me vas a cuidar,  y me sabrás alumbrar con la luz de la esperanza.”