25/10/2023 – La hermana Mariana Zossi, titular de la Asociación Bíblica Argentina, propuso releer los textos que nos acompañaron en la misa del domingo pasado: Isaías 45,1.4-6 y Mateo 22,15-21. “En esta parte del evangelio de Mateo, se destaca cómo comienza a crecer el rechazo a la propuesta del Reino y de la misma persona de Jesús. A partir del versículo 15 la oposición hacia la misma persona de Jesús va in crescendo. Jesús llega desde Galilea a Jerusalén para la fiesta anual de la Pascua. Cuando entra en la ciudad es aclamado por la gente. En seguida entra en el templo de donde expulsa a los vendedores. Aunque reside en Jerusalén, sin embargo, las noches las pasa fuera de la ciudad y vuelve después por la mañana. La situación es muy tensa. En Jerusalén, en las discusiones con las autoridades, los jefes de los sacerdotes, los ancianos y los fariseos, Jesús expresa su pensamiento en parábolas. Lo quisieran apresar, pero tienen miedo. El evangelio sobre el tributo al César se coloca en este conjunto de conflictos de Jesús con las autoridades”, afirmó la religiosa dominica.
“En este último texto, el rechazo, se hace evidente en dos elementos: por un lado, no es solamente un solo grupo que se acerca a plantear una polémica al Señor, sino que se habla de fariseos y herodianos, dos grupos políticos diferentes; por otro, se dice explícitamente que los fariseos se reunieron para sorprender a Jesús en alguna de sus afirmaciones. Dicho de otro modo, con este texto la pluma mateana quiere destacar el comienzo de una persecución a la persona de Jesús. Señalemos cómo, en este contexto y junto a la lectura del profeta Isaías, hay un claro mensaje de esperanza en el que es posible la armonía y la paz. Lo primero que quisiéramos destacar es la creatividad de la respuesta del Señor ante el conflicto. Ambos grupos, los fariseos y los herodianos, no veían la dominación de Roma como un grave conflicto. La respuesta de Jesús de “dar al César lo que es del César” deja en evidencia que el problema entre éstos y Jesús no tiene como intermediario el poder romano. Entre los judíos del tiempo de Jesús había dos posturas antagónicas sobre el tributo a Roma: la de grupos contestatarios que se negaban a pagar tributo al César, y la postura de los pragmáticos que aceptaban el tributo. Cualquier respuesta de Jesús podía provocar la indignación de un grupo o de otro; si negaba la licitud del tributo, ofendía a Roma. Jesús responde con honradez, libertad y sabiduría, desenmascara la hipocresía de sus adversarios y ofrece un horizonte nuevo”, dijo la hermana Mariana.
“Jesús quiere acentuar que aquellos que se acercan ponen entre medio a otros para no hacerse cargo de lo que ellos pensaban. La imagen que acuñaba esta famosa moneda era la de Tiberio César Augusto, y la respuesta de Jesús es devolverle a él su tributo, es decir a su dueño. El verbo que utiliza Jesús significa literalmente eso… devuélvansela… no que paguen tributo. Si el símbolo de esa moneda era la dominación romana, a quién le pertenecía, la moneda debía volver allí. Jesús en ningún momento se pone en favor de la dominación extranjera sobre el pueblo de Israel… Pero sí destaca la situación de atropello y de injusticia que vivían con respecto a los impuestos que debían pagar. En el tiempo de Jesús, el pueblo de la Palestina pagaba muchísimos impuestos, tasas, tributos, multas, contribuciones, ofrecía dones, diezmos. Según cálculos hechos por los estudiosos del contexto socio-cultural del primer siglo, la mitad de las entradas familiares se destinaban a pagar los impuestos”, indicó la consagrada.
“Lo segundo que quisiéramos resaltar es el tema de la elección. Esta cuestión no lo tenemos presente tan claramente en el Evangelio, pero sí en el otro texto. El profeta Isaías en este capítulo 45 habla de la elección divina de Ciro, el rey persa. Dios puede elegir y manifestarse en un “pagano” poderoso. Aunque el profeta hasta ahora ha hablado de la liberación de Jerusalén como un acto soberano de Dios, él sabe que el desarrollo concreto del plan divino se llevará a cabo a través de una personalidad humana. Ahora, en nuestro texto, el profeta está dispuesto a identificar a la persona que realizará el nuevo acto de liberación, la redención de los exiliados de Jerusalén en Babilonia. Podemos decir que el profeta hace una identificación sorprendente e inesperada del liberador. Se trata de Ciro, el rey de Persia. Pero lo que todavía es más sorprendente es que el profeta llama a Ciro Mesías, es decir, Ungido, un título que se daba en Israel a sus reyes. Sin embargo, usarlo para referirse a un rey no israelita es insólito. Aparentemente, la concepción del profeta no incluye, en la liberación de Jerusalén, la restauración de la dinastía de los reyes de Judá. Dios “utilizará” a Ciro para liberar a los exiliados, lo entronizará como rey en Babilonia e, implícitamente, también en Judá, que será a partir de entonces y durante dos siglos, un territorio del Imperio persa. Seguramente no es una perspectiva que gustará a toda la comunidad judía exiliada en Babilonia. En cualquier caso, Jerusalén no volverá al status que tenía Judá en el periodo monárquico. Y, además, Ciro llevará a cabo esa tarea sin conocer al Dios de Israel”, aseveró Zossi.
“Por último, y para cerrar esta reflexión, quisiéramos detenernos en el mensaje más fuerte de estas lecturas. Isaías dejará claro que Dios domina sobre todas las naciones y los reinos, el Señor es realmente el Señor de la historia. Ciro había conquistado toda la región que antes les pertenecía a dos imperios importantísimos en la historia: Asiria y Babilonia. Hoy este rey persa, a pesar de todo su poderío, es instrumento de liberación del Señor. Mateo destaca como Jesús afirma este señorío de Dios. Jesús le dice aquellos que lo están acusando “den a Dios lo que es de Dios”. El problema de esto es que Jesús no especifica lo que es de Dios, y tenemos que rastrear en las Sagradas Escrituras lo que realmente es de Dios en el mundo. Para poder vivir lo que afirma las palabras de Jesús solamente tendríamos que ir al Génesis y recordar que todo le pertenece a Dios. ¿Cómo darle a Dios lo que es de Dios? sería la gran pregunta. Frente a la moneda que representa el poder humano, Jesús quiere hacer una contra propuesta, con otra imagen, la del mismo Dios presente en el corazón de toda persona: somos su imagen y semejanza”, cerró Mariana.