03/08/2022 – Mañana es 4 de agosto, un día muy especial para la historia y para la Iglesia que peregrina en Argentina. Ese día, en lo que fue fraguado como un accidente, y que luego se esclareció como un asesinato (porque el accidente fue provocado, fue un ataque), murió monseñor Enrique Angelelli, el entonces obispo de La Rioja, un hombre valiente, pero con la valentía del Evangelio, quien, como buen profeta (hay que recordar que, por el bautismo, todos compartimos esta triple identidad de Cristo: la de sacerdote, profeta y rey),como buen profeta, se adelantó a los tiempos en esto de vivir y encarnar toda la misionalidad evangélica que impulsó el Concilio Vaticano II, al modo de Cristo, en medio de los pobres, de los perseguidos. Especialmente esto en un tiempo donde hacer eso, también era catalogado como subversivo, porque el poder que se asienta en la ideología, es incapaz de discernir la realidad, y lleva la disputa de las ideas al campo de la violencia y del odio ya sea desde la derecha o desde la izquierda.
Monseñor Angelelli fue víctima de ese odio a la fe que testimonió este pastor, a la par de los otros tres mártires riojanos: el laico Wenceslao Pedernera, nacido en San Luis, padre de familia, catequista, dirigente campesino; Carlos de Dios Murias, sacerdote franciscano conventual, nacido en Córdoba; y Gabriel Longueville, de origen francés, sacerdote misionero.
Hablamos con el actual obispo auxiliar de Santiago del Estero, monseñor Enrique Martínez, quien por aquellos años decidió comenzar su formación sacerdotal como seminarista en la Diócesis de La Rioja, atraído por el testimonio de Angelelli.
Monseñor Enrique Martinez, con conocimiento de primera mano, nos contaba sobre la cercanía de Angelelli con el pueblo: “Me llamó la atención y me cautivó realmente esa relación que había entre el pueblo sencillo y su pastor, y su obispo, que se lo sentía muy cercano. Le reconocían su jerarquía episcopal pero el mismo tiempo también celebraban su cercanía…”
Sobre el sueño de Angelelli el obispo auxiliar de Santiago del Estero nos explicaba: “El sueño que tenía Angelelli era lograr una comunidad riojana que lograra superar tantas postergaciones y marginaciones a las que se veían sometidas en aquellos años…”
Susana Pedernera, hija del beato Wenceslao
Junto a Monseñor Angelelli también recordamos el testimonio de vida de un laico mártir quien, prácticamente al momento en que fue acribillado a balazos en frente de su esposa y sus hijas, les dijo que perdonaran a los agresores como el mismo Cristo dijo: “perdónalos porque no saben lo que hacen” . Nos referimos a Wenceslao Pedernera. Para conocer más sobre su vida, conversamos con Susana Pedernera, su hija, quien nos dio algunas pinceladas de su camino de santidad.
Con mucha simpleza y profundidad, ella recordaba a su padre, hoy beato: “Fue un papá que estuvo muy al lado nuestro, muy presente… muy cariñoso con la mami… nos enseñó a ser unidos”. Por otra parte, y referido a su tarea social, rescataba que “él quería ayudar a los demás a que tuvieran su lugarcito, su tierra, para que sembraran, para que lucharan por el agua” que en esos tiempos eran pocos los que podían acceder, por lo que se empeñó en trabajar para llevar adelante cooperativas.
Por último Susana nos compartió el testimonio de amor y conversión de su padre Wenceslao quien conoció más profundamente a Jesús de la mano de Coca su mamá y esposa del beato.