Cómo viven la navidad comunidades religiosas que no pertenecen a la comunidad cristiana

martes, 27 de diciembre de 2011
COMO VIVEN LA NAVIDAD COMUNIDADES RELIGIOSAS QUE NO PERTENECEN A LA COMUNIDAD CRISTIANA 23-12-11

 

Hay un común denominador en muchas religiones y creencias, que tienen que ver con el comienzo del invierno en el hemisferio norte y el comienzo del verano en el hemisferio sur.

 

Vamos a preguntarle a Marcelo Polakov, Rabino: ¿cómo viven estos tiempos LOS HERMANOS JUDÍOS?

 

MP: dentro de la comunidad judía estamos transitando la ‘fiesta de las luminarias’ que responde a una historia: la de los Macabeos, que es la historia de cómo un grupito pequeño de judíos, 265 años antes de la época de Jesús, tratando de combatir una especie de dictadura muy feroz en términos militares y también culturales –período greco-sirio -, que habían entrado en el templo de Jerusalén, lo habían profanado, habían prohibido la actividad religiosa. Este grupito de macabeos comenzó una pequeña rebelión, luego el grupo se va haciendo más grande hasta que pudieron volver a entrar en el templo. Después está la historia más legendaria de que entraron dentro del templo una vasija con aceite sellada que alcanzó para 8 días que era el tiempo que necesitaban para producir ese aceite. Entonces durante 8 días nosotros hacemos, desde hace dos mil ciento y pico de años, estos 8 días que son siempre aproximadamente en diciembre en esta fecha (hay años en que coincide con la fiesta de Navidad cristiana, otros años no), encendemos cada día una vela en público. Lo hacemos así de manera de poder volver a invitar a todos, en un pluralismo, a esta fiesta donde además hay música no solo de la tradición judía sino también cristiana, incluso Armenia. El pluralismo es el valor que defendían estos Macabeos

 

GL: Estos tiempos sagrados, con sus propios ritos pero todos en comunión, ustedes los comparten entonces con todas las creencias. Este año el Padre Rafael Velasco irá a sus celebraciones y ustedes a las celebraciones nuestras. Así es como Dios nos quiere

 

¿Cómo pasa LA COMUNIDAD DEL ISLÁM esta fiesta religiosa? ¿Qué significación tiene –si es que tiene alguna- la Navidad para la comunidad de hermanos musulmanos?

 

          Los musulmanes no tenemos en cuenta las fechas de nacimiento ni de la muerte de nadie. Dentro del calendario islámico, la celebración es simplemente una fiesta semanal. Todos los viernes, desde el momento en que el sol pasa el zenit hasta el momento en que está a 45º se puede llevar a cabo esta oración, comenzamos los ritos que pueden demorar como máximo una hora. Se llama ‘rezo en comunidad’.  Los rezos que se llevan durante el día son 5

El calendario nuestro es lunar, pero la medición del tiempo la hacemos en forma solar. Comienza a regir desde la época en que Mahoma emigró de la Meca a Medina. Allí comienza el año 1. Hoy estamos transitando el primer mes del año 1433. El año musulmán es de 355 días, porque el Corán son 12 lunaciones: cada cambio de luna comienza un mes nuevo. El mes lunar consta de 29 días y medio.

 

Tenemos DOS FIESTAS ANUALES:

 

 Una en la finalización del noveno mes lunar, que es cuando se ayuna: dejamos de comer, beber y tener relaciones matrimoniales durante las horas del día : desde el crepúsculo matutino hasta la puesta del sol

 

Otra en el mes ¿’mohatan’? es el mes donde estaban prohibidas las guerras, los ataques. Los árabes demostraban la mayor hermandad durante ese mes. Si bien el Islam que es una religión universal prohibió atacar una persona a otra, agredirla

 

En el libro sagrado del Corán figura el nombre de 25 profetas. El primer profeta es Adán, y el último es Mahoma. El penúltimo es Jesús. En el Corán, que consta de 114 lecturas, hay dos que se dedican exclusivamente a la familia de María. La número 19, Mariam –que en árabe es María- nos narra toda la biografía del profeta Jesús. Los musulmanes reconocemos en María la virgen fiel: fue agraciada por Dios para poder engendrar a un ser que se ha destacado entre todos los seres humanos. En la historia sagrada, según lo que dice el libro del Corán La Virgen fue una de las mujeres elegidas para poder demostrar ante el mundo entero que así como Adán había nacido sin padre y sin madre, también podía Dios con su gran poder dar un ejemplo de humanidad en una mujer santa, pura y virgen, que tuviera un hijo sin padre. Esa elección recayó en María que era hija de Ana y a la vez sobrina de Zacarías, que era el que cuidaba el Templo de Jerusalén. Nosotros creemos en la concepción de Jesús por obra y gracia de Dios, creador de todo, uno y único (no trinidad). No tiene igual: clemente, misericordioso, grandioso

Nuestro saludo quiere decir “la paz sea con ustedes”. La palabra “Islam” quiere decir “paz”. Ese saludo es universal y en todo momento

Aquí en Argentina nosotros nos adherimos a todas las fiestas cristianas, las celebramos en familia. Tomamos esta celebración de un modo no religioso sino de un modo cultural

La comunidad islámica se adhiere en todas partes del mundo a estas festividades estando siempre hermanados, puestos de pie. Todos los cristianos, judíos y árabes conformamos una única familia en la cual somos todos creyentes en Dios. Esa es la razón por la cual compartimos todas las festividades y le rogamos a Dios que siga bendiciendo a toda la humanidad en estos días con mayor amor, felicidad y paz. El día jueves participaremos de esta celebración inter religiosa en el Comi paz (Comité interreligioso por la paz)

 

 

CELEBRACIÓN CRISTIANA CATÓLICA Padre Angel Rossi –  Sacerdote Jesuita

Nos hace bien no soltar esta escena pensando en que un niño necesita tan poquito lugar y no lo hubo Esta tierna escena nuestra, es a la vez dramática: María embarazada montada en un burrito y José en silencio golpeando las puertas de Belén buscando un sitio digno para que nazca el Niño, esta escena de Dios hecho carne y buscando sitio entre los hombres, y que no encuentra.

 San Ignacio nos propone imaginarla, seguirla con los ojos interiores: ver lo que hacen, escuchar lo que hablan, pero no como quien ve una película sino siendo parte de la escena. Puedo imaginarme como un servidor de José y María, que los acompaña en silencio, que le alcanza agua a la Virgen, que sostiene el burrito mientras José golpea las puertas y explica, que los ayuda a encontrar aquel pesebre sucio y limpiarlo para transformarlo en un lugar lo más digno posible. O puedo ubicarme entre los que sienten el golpe de José en la puerta y que ni siquiera le abren después de mirar a escondida por una rendija a este hombre desconocido en el pueblo y a esta mujer embarazada, que es mejor dejarlos pasar para no meterse en problemas, ya que en estos tiempos no se puede confiar en nadie. No hacer ruido para que crean que no hay nadie en la casa. También puedo ubicarme entre los que salieron y le dieron una perorata educada que hicieron perder tiempo a estos peregrinos, pero que de último decidieron que no conviene que se queden. Y no es que haya buena voluntad: en esta oportunidad no, pero la vez siguiente ni lo piensen, pero si pueden avisen antes. Esto lo expresa Francisco Luis Bernardez en esta poesía

“LA PUERTA CERRADA”

Mientras el Señor errante pedía en tu puerta hogar

Para convertirlo en cielo por toda la eternidad

Tú con la puerta cerrada no lo dejabas entrar

 

Mientras el Señor hambriento pedía en tu puerta el pan

Que luego convertiría en la hostia del altar,

tú, con la puerta cerrada comías el tuyo en paz

 

Mientras el Señor pedía de puerta en puerta un hogar

Para nacer y salvarte de tu propia soledad

Tú, con la puerta cerrada preferías tu orfandad

 

Pídele perdón amigo, pídele perdón

Si aún tienes corazón

 

Creo que este poema puede iluminar esta actitud. Esto que imaginamos, volviendo al relato histórico, se repite hoy. El tiempo de adviento es el tiempo en el que Dios anda pasando, buscando sitio para nacer, para manifestarse. Y esta vez, así como entonces buscaban una posada en Belén, anda ahora buscando mi propio corazón. Yo tengo que hacerle sitio en mi alma, en mi vida, en este momento de mi historia, ya sea el mejor o el peor, con mis gracias y con mis pecados. Preguntarnos por qué nos resistimos, por qué esta sordera, por qué este hacernos los zonzos para que para que pase de largo. Y es que la sed de cercanía significa que tengo que disponer la casa, sacar el cachivacherío que le está robando sitio al Niño: el cachivacherío de orgullo, de pereza, soberbia, sensualidad, frivolidades, de mi falta de caridad, de mi apego excesivo a las seguridades, ansiedades y urgencias que han hecho que haga mucho tiempo que no recemos como debemos por simplemente no recemos. Cuesta ascendente donde vivo guerreando con todos los que se me cruzan y conmigo mismo. Y nos cuesta porque El es la Luz y ya nos hemos acostumbrado a andar en tinieblas. Cuesta porque es la ternura hecha carne y ya tenemos copada la casa de amargura y de dureza. Pero tampoco podemos pretender de nuestro corazón el pesebre ideal. Ni Dios lo pretende. Lo que pretende es un lugarcito: el lugarcito de la buena intención, de que su presencia nos cure. El lugarcito del deseo renovado de ser buenos. Nosotros quitaremos parte del cachivacherío, y el resto lo va a hacer El. Justamente para eso viene, para eso se encarna, para eso anda buscando mi corazón: porque sabe que no podemos con todo, porque sabe que somos débiles y muchas veces perezosos. No pide una casa donde todo esté perfectamente en orden y prolijo. Pide un rinconcito para nacer y así ayudarnos con nuestros desórdenes e improlijidades. Viene a devolvernos con su mirada el brillo en nuestros ojos que el tiempo opacó o que nos hemos dejado robar. Viene con sus manitos a poner calor en las zonas del alma que necesitan ser abrazadas. Viene a arrancar las muecas de tristeza que tramposamente hemos dejado instalarse en nuestro corazón. Viene a abrir espacios empecinadamente cerrados a tantos hermanos nuestros a los que les seguimos diciendo ‘sigan adelante’, ‘no hay sitio en esta posada’ para quedarnos encasillados y estancados en la ciudadela de nuestras mezquinas seguridades. Viene, está viniendo: eso significa Adviento. Dice el Apocalipsis: “estoy a la puerta y llamo. Si me abres entraré a tu casa y cenaremos juntos”

Preguntarnos ¿qué vamos a hacer?¿vamos a aturdirnos de ruidos para no escuchar sus golpes? ¿vamos a dejarlo pasar una vez más? ¿vamos a disculparnos una vez más y se nos va yendo la vida con la falsa promesa de que la próxima vez será distinto? O vamos a dejarlo entrar aunque cueste, aunque la casa no esté como hubiéramos deseado y el merece, para dejar que su presencia en nosotros renueve todas las cosas y haga de esta Navidad para mí una Navidad distinta? Hacerle entonces un sitio en nuestro corazón.

Muchas veces los niños, en su inocencia, dicen y hacen lo que sienten, no pueden ficciionar, ynos enseñan que estamos aquí para hacer el bien sin pedir nada a cambio: dejarle a Jesús nuestra cama aunque tengamos para eso que dormir en el suelo. Este ejemplo puede servirnos para disponer el corazón, para que cuando sintamos esos modos misteriosos con que Dios toca nuestro corazón nos animemos a acogerlo. Que podamos decirle ¡VEN, SEÑOR JESÚS! LA CASA NO ESTÁ DEL TODO ORDENADA NI DEL TODO LIMPIA. PERO TE NECESITAMOS