12/07/2024 – Durante el año 2023, una serie de revoluciones armadas con fuerte apoyo popular tomaron el poder en África central, principalmente en Burkina Faso, Mali y Níger, en una región geográfica llamada El Sahel.
Éstas revoluciones tenían un objetivo claro: retirar a sus países de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, expulsar a la presencia militar francesa del territorio y nacionalizar los recursos minerales del subsuelo como el uranio.
En Julio de 2024 decidieron fundar la Confederación de los Estados del Sahel, para profundizar el proceso en condición de bloque. El Sahel es una franja que atraviesa el territorio de África en un sentido este-oeste, dividiendo el continente en dos partes: el norte desértico (Marruecos, Argelia, Libia, Egipto, etc.) y el sur tropical (Congo, Ruanda, Nigeria, etc.).
Sobre ésta franja hay una serie de países como Burkina Faso, Mali, Níger y Chad, que fueron colonizados de manera muy cruenta por los franceses en el siglo XIX, y utilizados por la potencia europea como fuente de minerales.
Como Francia es una potencia militar que tiene armas nucleares, el uranio del Sahel es muy valioso para París, por lo cual empresas francesas lo explotan y extraen de África sin dejar regalías de ningún tipo en los países africanos.
Francia lanzó en 2013 una operación militar sobre Mali con el argumento de combatir al terrorismo islámico que realizaba atentados en Europa, y de ésta forma, afianzó el control militar sobre los importantes yacimientos minerales del país africano.
Sectores nacionalistas de las Fuerzas Armadas de Malí sostenían que el verdadero objetivo de los franceses no era luchar contra el terrorismo, sino que eso era una excusa para quedarse con el uranio africano de manera totalmente gratuita.
Éstos movimientos nacionalistas se encolumnaron detrás del Capitán Ibrahim Traoré, y aprovechando la disminución de la presencia francesa en África a causa de la Guerra en Europa, se lanzaron en armas contra el gobierno al cual consideran cómplice de la ocupación colonial, implementaron un gobierno nacional y nacionalizaron el uranio bajo la consigna: “si los franceses quieren nuestro uranio, tendrán que empezar a pagar por llevárselo”.
Lo que está ocurriendo en el Sahel es una parte de una disputa mas global que tiene como ejes dos discusiones: la soberanía y los recursos naturales. La nacionalización del uranio puso en crisis la provisión de minerales para que Francia pueda mantener sus arsenales nucleares, debiendo buscar otras fuentes más caras a las que utilizaba.
Rusia, por su parte, apoyó a éstos países a sublevarse contra los franceses proveyendo toneladas de trigo y asesoramiento militar, expandiendo su mercado alimentario en un contexto donde la producción agrícola de Rusia está en expansión en el tercer mundo ante la caída de la producción ucraniana y el fin del Acuerdo de Granos.
Países del norte de África como Argelia por donde se despliegan los gasoductos que proveen gas a Europa, optaron por cerrar su espacio aéreo a las aeronaves europeas, evitando que una intervención militar francesa desde el Mediterráneo pudiera desplegarse sobre el Sahel.
Europa cada vez tiene menos control sobre su matriz energética a raíz del ascenso de fuerzas nacionales que deciden poner sus términos soberanos sobre los mercados de recursos.
Diálogo con José Moyano, analista político.
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