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Construir la vida sobre roca
martes, 5 de junio de 2007
Podría sentir orgullo pensando en ése, pero en cuanto a mí, sólo me gloriaré de mis debilidades. Si quisiera gloriarme, no sería locura, pues diría la verdad. Pero me abstendré, para que nadie se forme de mí una idea superior a lo que ve u oye decir de mí. Y precisamente para que no me pusiera orgulloso después de tan extraordinarias revelaciones, me fue clavado en mi carne un aguijón, verdadero delegado de Satanás, cuyas bofetadas me guardan de todo orgullo. Tres veces rogué al Señor que lo alejara de mí, pero me dijo: “Te basta mi gracia, mi mayor fuerza se manifiesta en la debilidad”.
Con mucho gusto, pues, me preciaré de mis debilidades, para que me cubra la fuerza de Cristo. Por eso acepto con gusto lo que me toca sufrir por Cristo: enfermedades, humillaciones, necesidades, persecuciones y angustias. Pues si me siento débil, entonces es cuando soy fuerte.
2 Corintios 12, 5 – 10
La Palabra nos anima a construir un proyecto con consistencia, en fortaleza, firme, Dios nos quiere así, nos quiere sólidos en nuestro proyecto, no quiere que nuestro proyecto, representado bajo la figura de la casa, del hogar, ante el primer viento, la primera tempestad se vea derrumbado como se derrumba una casita hecha con naipes que la tocás o la soplás y se desparrama todo sobre la mesa.
Tu proyecto está para ser vivido en Dios, y en la medida que en Él lo vivamos nos hacemos fuertes, es lo que dice Pablo cuando expresa su gloria en la debilidad, no es que a el le guste sentirse como vencido interiormente, pero es justamente desde ese lugar de no respuesta, de impotencia, de fragilidad y de debilidad entregado en Dios, como podemos llegar verdaderamente con Él a vencer.
Porque Dios se hace Dios en medio de nuestras fragilidades, esto es construir sobre roca y no sobre una ilusión, un “me gustaría”, un “quisiera”, o un “sueño con”.
Descalzo narra la historia de un hombre que ve su propio entierro, un joven que desea lo que no puede y lo que no le toca o no lo desea como debería, porque esta como volando por donde no muerde la realidad.
Dice Descalzo: Revolviendo una carpeta vieja de papeles encuentro el recorte de una revista italiana que guardé hace muchos años, en él responde Cuasimodo, el gran poeta italiano, en una especie de consultorio literario, a una carta ingenua pero conmovedora, es de un joven electricista que le escribe al poeta para pedirle que le anime a una aventura que proyecta: dejar su trabajo de electricista para seguir la carrera de poeta.
Es verdad, dice el joven, que mis padres, dos modestos obreros me disuaden, pero pienso que lo hacen porque son viejos y no entienden a los jóvenes, y además porque no han estudiado y para ellos los poetas son unos desarropados.
Déme un consejo, profesor, decida usted lo que será mi vida, haga de mí un poeta o un obrero especializado.
Luego la carta sigue con párrafos y párrafos que ponen por las nubes la función del poeta soñador y glorioso, tan distinta de la vida suya de electricista, atada siempre a la tierra.
Dice Descalzo: espero que podamos ir entendiendo de qué se trata, supongo que no hace falta decir que Cuasimodo contesta dando la razón a los padres del muchacho y diciéndole que los poetas no son hombres que caminan sobre las estrellas, sino seres curvados sobre la tarea terrestre, explicándole que lo primero que tiene que hacer es trabajar y ser un buen electricista, eso no le impide en absoluto llegar a ser un buen poeta, con los pies sobre la tierra.
De esto se trata la historia, de tener los pies firmes sobre la tierra, el cristianismo y el proyecto de vida que Jesús nos ofrece no es el del desprendimiento de las cosas de todos los días y la despreocupación o la impasividad ante lo que acontece alrededor nuestro.
Cuando nos hacemos así, escépticos ante la realidad, lo único que logramos es mostrar el rostro de un Dios angelical que no convence a nadie, que nada tiene que ver con lo que propone Jesús, metido en las cosas de los hombres, viviendo como uno mas de ellos y haciendo del trabajo el modo mas hermoso de dar gloria a Dios y de bendecir su nombre.
Un cristianismo desprendido de la realidad, apartado de la cosa de todos los días, que no se mete porque en el meterse puede ensuciarse, es un cristianismo angelical, y casi como la historia de este joven que sueña con lo que debería no soñar nos aparta de lo que nos toca.
“A las cosas” decía Ortega y Gasset a esta capacidad nuestra de evadirnos del tener que hacer lo que nos toca y allí aprender a ir construyendo un sueño que se hace de realidades concretas.
A veces, cuando decimos soñar, pensamos que en el sueño debe haber algo de irrealidad que nos despegue del compromiso del aquí y ahora, cuando en realidad los sueños verdaderamente se construyen siempre con cosas que tienen que ver con lo que nos acontece.
De hecho, el que sueña, siempre extrae del inconsciente cosas que han ocurrido en la realidad que le ha tocado vivir, en un tiempo que pasó o en un presente muy cercano, nuestros sueños se construyen de realidades concretas.
Pensar en tu proyecto y soñar con lo que serás supone vivir con lo que vas siendo y aprendiendo a proyectar con lo que estás siendo, en lo que sos y en lo que vas siendo está tu gran posibilidad.
Construir sobre los cimientos de lo que verdaderamente somos es hacer de nuestro proyecto un proyecto creíble, sustentable, sólido, concreto y consistente, tu vida necesita de esta solidez y firmeza que da el espíritu del realismo, con el que Dios quiere que vivamos, con el corazón en el cielo pero con los pies enterrados en el barro, en lo de todos los días, allí se juega el misterio de la salvación, por eso Pablo dice:
“Cuando experimento esta debilidad mía le permito a Dios que se haga fuerte en lo mío”
, en lo de todos los días.
Ahí donde yo me descubro que soy como soy, ahí Dios se muestra como es Él, Señor, dueño de sí mismo, que viene a darnos la posibilidad de ser señores y dueños de nosotros mismos en Él.
Nuestra fragilidad se puede superar, esto es posible, la pregunta es cómo hacer nuestra vida mas consistente.
Es importante no pensar que nos vamos a transformar en dioses o en súper héroes de alguna historieta, no hagas de tu vida una historieta de súper héroe, sino reconoce en todo caso que el heroísmo se juega en el límite y en la necesidad, hay modos distintos de ser fuertes, hay temperamentos distintos, hay herencias y predisposiciones variadas en cada uno de nosotros, que nos hacen distintos a la hora de pensar en un proyecto sólido, consistente y fuerte.
Por eso no hay que copiar, tu casa tiene nombre propio, es tu ADN el que tiene una honda identidad, no tenés porque vivir en el cuero de otro, en el tuyo es posible hacer un proyecto de vida realmente sólido, firme y consistente, tengo que buscar la manera de encontrar y de desarrollar ese modo de ser mío, propio, bajo normas, pautas, reglas y orientaciones que nos sirven a todos.
Pero es tu proyecto, tu camino, nadie lo puede hacer ni repetir fijándose en otro, de otro puedo aprender cómo hizo un proyecto de vida pleno y feliz, en este sentido los testimonios son alicientes que nos permite Dios que compartamos para hacer de la vida un proyecto que de gloria a Dios en la solidez y en la consistencia con la que Dios quiere que vivamos.
Esto de que somos distintos se nota, unos necesitamos mas apoyarnos afectivamente, otros menos, eso no significa que los primeros sean mas fuertes que los segundos, son distintos, algunos tienen un cuerpo capaz de soportar mas dolores, pero les cuesta mucho tolerar un tiempo de calma junto a un ser querido, son débiles por dentro, otros son capaces de pasar noches sin dormir junto a un ser querido, pero tienen poca resistencia al dolor físico.
Hay muchas maneras de ser débiles y muchas maneras de ser fuertes.
Es necesario liberarse de ciertas formas de entender la fortaleza, existe el error de creer que controlando todo y manteniendo todo bajo control entonces yo creo mi bastión fuerte, cuando todo lo tengo calculado, cuando nadie se me escapa y me hago dominador del propio escenario y del escenario en el que me muevo.
Es un error, porque pretendiendo controlar todo, pretendiendo tener todo bajo control, nos vamos a sentir mas débiles todavía cuando algo se nos escapa de las manos.
Si alguien es muy controlador y se hace un poco cerrado en su esquema, cuando algo sale de ese esquema rápidamente todo se derrumba, se desestabiliza y en el fondo se escucha un grito que resuena: ¿en qué me equivoque, qué hice de mal?.
Nos da la impresión de que cuando nos movemos en ese esquema que es propio de una rutina que mata, que no recrea la vida, sentimos en el fondo que todo lo podemos, pero cuando algo salió de lo calculado el Dios que habíamos creado nos termina por demostrar que era un ídolo construido sobre nosotros mismos, con pie de barro y que tan solo una piedrita en el camino fue suficiente para que el pie empezara a flaquear y el edificio o el ídolo se viniera abajo.
¿Cómo construimos nuestra realidad sólida, consistente y fuerte?, ¿desde dónde?. Pablo dice
“desde el reconocimiento de la propia debilidad, de la vulnerabilidad, de lo que no puedo, no para quedarme clavado allí en el no poder, sino para abrirme y hacer consistente mi vida”
, en la debilidad interior está la posibilidad que Dios sea Dios en mí.
Los problemas y desafíos de cada día pueden encontrarnos un poco débiles y frágiles, o por el contrario, fuertes y seguros, ¿de qué depende cómo nos encuentre?, en buena medida de nuestra victoria interior o del angustioso fracaso que llevamos dentro.
Lo mas importante es la fortaleza interior que solo Dios, el Señor, nos puede dar, porque Él nos hace resistentes y firmes, apoyados sobre Él estamos sobre roca, construyendo sobre Él construimos sobre cimientos sólidos.
Si tenemos esta fortaleza los problemas no nos abaten y las circunstancias son ocasiones para que nuestra vida se vaya configurando según el proyecto que Dios tiene para nosotros, en el aquí y en el ahora, con los vaivenes que tienen las coordenadas del espacio y del tiempo para nosotros.
Cuando Dios está, por mas que la tormenta sea fuerte no desesperamos, y por mas que nos quieran hundir, en todo caso nos sentimos pequeños y en Dios estimulados para seguir.
Las cosas lindas que la vida nos presenta cada día pueden encontrarnos desganados, lánguidos y adormecidos, o pueden encontrarnos llenos de energía, con ganas de vivir y llenos de entusiasmo, es muy importante que desde el comienzo del día le pidamos al Señor que nos llene de esa vitalidad, de esa fuerza, de salud, porque Él, que tuvo poder para crearnos, también tiene poder para llenarnos de una vida mas fuerte, mas intensa y mas vivida con lo que Él quiere que vivamos, con esa tensión que nos permite caminar.
Así como hay un estrés, hay un distrés, el estrés nos hace ir mas allá y el distrés nos hace ir mas acá, lo determina el tipo de tensión que hay en nosotros, por ahí decimos, si tiramos mas la cuerda se corta y si permanecemos todos pachorros, no vamos a ningún lado.
Es una sana tensión vital la que nos hace falta para vivir lo de todos los días como Dios quiere que lo vivamos, con entusiasmo, con gozo y con alegría, Él tiene el poder de tensar la cuerda y afinar el instrumento como corresponde, para que la música de la vida suene en nosotros como un canto de alabanza, en el gozo y en la alegría de forma que podamos ser un instrumento.
Aspiremos a que en el concierto de la música que el mundo de hoy ofrece, suene con una melodía que atraiga, que seduzca, que nos abra al encuentro con los demás y muestre el rostro de ese Dios escondido que se ha quedado en medio de nosotros y que despierta con la música que va ganando nuestro corazón, porque los sonidos los pone Él y el instrumento somos nosotros.
Dejá que resuene esa música y que Dios ponga en su justa tensión la cuerda de tu instrumento.
Padre Javier Soteras
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