Construyamos una Parroquia Misionera

viernes, 6 de noviembre de 2009

Construyamos una Parroquia Misionera.
1.- Origen, evolución .
a.- Significado del término parroquia
En su etimología griega el término “parroquia” (= paroikía) tanto en los escritos del AT como del NT, significa una comunidad del pueblo de Dios que peregrina en tierra extraña. “Extranjeros” (Ef 2,19), “los emigrantes” (1 Pe 2,11), “los peregrinos” (Hb 11,13).
b.- De la comunidad apostólica a la comunidad parroquial.
La parroquia apareció como resultado de la difusión del Evangelio “por el mundo entero”, como lo había mandado el Señor. Después de mucho tiempo se concretó y se organizó la realidad jurídica de las parroquias.
Las primeras comunidades fueron fundadas o dirigidas por los apóstoles (Jerusalén, Antioquia, Roma, Corinto, Éfeso y muchas otras). A medida que se extendió la predicación y se dieron las conversiones, nacieron nuevas comunidades que fueron confiadas a nuevos ministros a quienes, después de la imposición de las manos, se les entregaba los poderes de Cristo y la sucesión de los apóstoles.
A partir del siglo II aparece el término “paroikía” , con el significado de comunidad cristiana particular, o sea la Iglesia en un lugar concreto. Parroquia y diócesis coinciden como unidad pastoral con la ciudad. La diócesis es parroquia y la parroquia es ciudad.
c.- Parroquia, comunidad inculturada
En la época del emperador Constantino (siglo IV) la Iglesia ya no era una comunidad en dispersión y de paso sino que las comunidades cristianas aparecen asentadas y organizadas en el territorio imperial, tanto en las ciudades como en los sectores rurales. Para definirlas se emplean los términos “iglesia”, “diócesis” y “parroquia”. La “diócesis”, que coincide con la provincia imperial, es una circunscripción territorial mayor a cargo de un obispo y la parroquia es una jurisdicción menor a cargo de un presbítero.
Ya en el siglo VIII la parroquia es una realidad configurada en todos sus aspectos (financiero, administrativo, cultural, et.). La Iglesia, entonces, es una diócesis y las diócesis están constituidas por redes o conjuntos de parroquias.
d.- Parroquia, realidad canónica
En el siglo XV, el presbítero encargado de la parroquia es llamado por primera vez “párroco”, título reservado hasta entonces al obispo. Al ser parte territorial –urbana o rural-, de una diócesis, la parroquia entró pronto en la ordenación canónica eclesiástica.
Así el Concilio de Trento, en el siglo XVI, estableció que los obispos fraccionaran sus diócesis en parroquias con párroco encargado de las mismas, a fin de facilitar la cura de almas y la práctica sacramental. Disposición que repitió el código de derecho canónico de 1917, al tiempo que daba simultáneamente una definición de parroquia como “parte territorial de la diócesis, con su Iglesia propia, con su población determinada, asignada a un rector especial como pastor propio de la misma, para la necesaria cura de almas”.
Después del Vaticano II se promulgó, en 1983, el nuevo código de derecho canónico, que dice así: “La parroquia es una determinada comunidad de fieles, constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del obispo diocesano, se encomienda a un párroco como su pastor propio”. Esta descripción se inspira en la Constitución conciliar sobre la Liturgia: Sacrosanctum Concilium, SC,42, y destaca tres elementos importantes:
•  Centralidad en la teología del Pueblo de Dios, no tanto en la figura del párroco: la parroquia no es un territorio determinado, sino una comunidad de fieles.
•  La parroquia no se define por el “beneficio” a favor del párroco, sino por el ministerio: lo importante es la cura o cuidado pastoral, entendido desde el ministerio de la Palabra, como primordial servicio y desde el ministerio sacramental, en el que aparece la Eucaristía como centro de la vida comunitaria, desde el que se proyectan los fieles hacia la caridad y la evangelización.
•  El nuevo Código de Derecho Canónico pone de relieve la comunión de la parroquia con la Iglesia particular y universal (la comunión parroquial y sus agentes se comprenden a sí mismos en el contexto de una Iglesia “comunión”.
e.- Modelos de pastoral de parroquia
* Las parroquias que viven una pastoral de cristiandad
Existen en mayor o menor número, parroquias que no han asumido la renovación conciliar y que concretan su principal actividad en el culto, con una vida predominantemente sacramental y un estilo devocional. No trabajan con un plan pastoral organizado y no han determinado sus opciones evangelizadoras; la evangelización se concreta en la catequesis orientada a los niños de primera comunión, con estilo doctrinal y sin ningún proceso de continuidad. Algunas asumen la preparación inmediata de los sacramentos.
La responsabilidad y dirección de la parroquia se concreta exclusivamente en el párroco; los laicos cumplen un papel pasivo y ninguno asume tareas concretas. Está muy condicionada por el estilo del párroco: si es carismático, todos encantados; si es pasivo, todos como muertos. Normalmente en este estilo de parroquia no florece ningún tipo de grupo.
* Las parroquias que viven una pastoral de conservación
En esta modalidad de parroquia se nota el esfuerzo por la “conservación pastoral” (SD 30) manifestada en el deseo de hacer llegar la catequesis, con acentuación en la formación bíblica, a todos los niveles. Es una parroquia que refleja el esfuerzo evangelizador, que trabaja la pastoral juvenil, que vive una liturgia participada. Entre los feligreses más activos se dan ciertos grados de vida comunitaria y en ella florecen diversos grupos con carismas propios.
Muchos de sus fieles se comprometen en servicios de evangelización y caridad. La vida pastoral, integrada por un equipo parroquial, presidido por el párroco, hace el esfuerzo por atender y llegar a los lugares y fieles más alejados.
* Las parroquias que viven una pastoral misionera
La opción prioritaria de estas parroquias es la actividad misionera. Predomina, sin ser excluyente, la catequesis de adultos y ésta se vive en forma de proceso orientado hacia el crecimiento de la fe y del compromiso de todos. Sus celebraciones son realmente comunitarias y participativas. La parroquia encarna la realidad cultural del barrio o del sector, en donde está ubicada; se identifica con una comunidad o con una red de comunidades, como la describe el documento de Santo Domingo: “Comunidad orgánica, y misionera, red de comunidades”; “comunidad de comunidades y movimientos que acoge las angustias y esperanzas de los hombres, que anima y orienta la comunión, participación y misión” (SD 58).
1.1- De la Iglesia Universal a la Iglesia Parroquial
a.- Sur razón de ser
La parroquia realiza y expresa la Iglesia universal, por lo tanto debe realizar y expresar sus notas características: debe ser UNA: vivir, defender y cultivar la unidad; SANTA: es su propia vocación y santificada por la presencia constante de Dios; CATÓLICA: universal, llamada a todos los hombres y a todo el hombre; y APOSTÓLICA: construida sobre el fundamento de los apóstoles, con la Biblia y el Magisterio como fuentes de revelación divina. Debe ser unacomunidad -comunión de comunidades-, de vida, de amor, de solidaridad, de servicio, de fe y de esperanza (Hch 2,42-46; 4, 32-35). Convocada por Jesucristo como único dueño y Señor (Mt 16,18), y donde Él está presente todos los días hasta el fin (Mt 28,20).
Debe ser generadora de vida, en ella fuimos engendrados por el Bautismo, y ella acompaña a sus hijos desde que nacen hasta que mueren. Escuela en la que nos formamos y maduramos en la fe por la evangelización y la catequesis, como tarea permanente de conversión personal ly comunitaria, entendida como un proceso dinámico que nunca acaba (RMi 46 – 47), como experiencia profunda de Dios e interiorización de la vida de Cristo (Gál 2,20; Filp 1,21).
Debe ser un lugar de encuentro y vínculo de comunión, casa abierta a todos, hogar de los pobres, plataforma misionera, donde aprendemos y vivimos en libertad, fermento de nueva humanidad.
Donde:
•  proclamamos la Palabra de Dios, haciéndola Vidal y revitalizando la vida de los creyentes, llenando de dinamismo evangélico y evangelizador a las comunidades,
•  celebramos al fe y la vida, con sus alegría y tristezas, angustias y esperanzas, especialmente en los sacramentos, teniendo como centro la Eucaristía, logrando la síntesis entre la fe y la vida;
•  nos sentimos hijos de Dios y hermanos de todos, por eso compartimos lo que somos y tenemos.
Debe ser el lugar donde nos comprometemos en el mundo, cada uno respetando su carisma y vocación específica; llegando a todos los ambientes, culturas y personas (EN 70).
Debe tener una tarea “hacia dentro” (evangelizada), y “hacia fuera” (evangelizadora) (RMi 64).
Debe hacer una opción clara y preferencial (no excluyente), por los pobres (Lc 4, 16-20).
Debe ser el lugar de la comunión y la participación, abierta al pluralismo de personas, culturas y grupos; siendo el centro integrador y convergen te de ministerios, servicios y carismas, donde se desarrolla la dimensión social y política de la fe. En resumen, debe ser: comunitaria, experiencial, de comunión y participación, misionera, litúrgica, ecuménica, profética y transformadora.
b.- Horizontes diocesanos y parroquiales
Cada Iglesia debe atender a tres situaciones u horizontes urgentes de evangelización:
•  Misión Ad Gentes , Actividad Misionera Específica o Primera Evangelización:“pueblos, grupos humanos, contextos socioculturales donde Cristo y su Evangelio no son conocidos o donde faltan comunidades cristianas suficientemente maduras como para poder encarnar la fe en el propio ambiente y anunciarla a otros grupos “ (RMi 33).
•  Actividad o atención Pastoral con sentido misionero: “hay también comunidades cristianas con estructuras eclesiales adecuadas y sólidas; tienen un gran fervor de fe y de vida; irradian el testimonio del Evangelio en su ambiente y sienten el compromiso de la misión universal” (RMi 33).
•  Nueva Evangelización : “se da una situación intermedia donde grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia y llegan una existencia alejada de Cristo y de su Evangelio” (RMi 33).
LA PARROQUIA MISIONERA Y SOLIDARIA
 
La parroquia misionera es invitada a considerar y asumir prácticamente todas las
grandes tareas que el Documento de Aparecida-DA nos formula. Es así que en los
capítulos 7, 8, 9 y 10 la parroquia recibe muchos encargos para realizar la misión de los
discípulos al servicio de la Vida Plena (DA 347-546).
 
Perfectamente se pueden leer todos estos capítulos cambiando el sujeto ‘Iglesia’ por el
de ‘Parroquia’ y así tenemos que los obispos en el DA formulan un profético y urgente
llamado expresando que:
 
“Asumimos el compromiso de una gran misión en todo el Continente, que nos
exigirá profundizar y enriquecer todas las razones y motivaciones que permitan
convertir a cada creyente en un discípulo misionero. Necesitamos desarrollar la
dimensión misionera de la vida en Cristo.
 
La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la
comodidad, el estancamiento y  en la tibieza, al margen del sufrimiento de los
pobres del Continente.
 
Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro
de irradiación de la vida en Cristo.
 
Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la
acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y
nuestra esperanza.
 
Por eso, se volverá imperioso asegurar cálidos espacios de oración comunitaria
que alimenten el fuego de un ardor incontenible y hagan posible un atractivo
testimonio de unidad “para que el mundo crea” (Jn 17, 21).” (DA 362) 
 
 
El acento está puesto en dos grandes llamados que se hacen a la Iglesia y a la Parroquia
desde el encuentro con Cristo Vivo:
 
1. Que se transforme en misionera permanentemente y,
 
2. con un fuerte sentido y compromiso social por los más pobres del Continente.
 
Formulan claramente el mandato universal de la caridad de Cristo que nos urge para:
 •  trabajar por el Reino de Dios, la justicia social y la promoción de la dignidad
humana (DA 380-390),
 
•  con una vigorosa y renovada opción preferencial por los pobres (DA 391-398),
 
•  al interior de una renovada pastoral social para la promoción humana integral
(DA 399-405),
 
•  procurando la globalización de la solidaridad y justicia internacional (DA 406),
 
•  contemplando comprometidamente los rostros sufrientes que nos duelen (DA
407-430).
 
Lo mismo con la opción por la familia (DA 432-463), la cultura de la vida (DA 464-
469), el cuidado del medio ambiente (DA  470-475), y la opción por la cultura y su
evangelización (DA 476-480), la educación (DA 481-483), la  pastoral de la
comunicación social (DA 484-490), los nuevos aerópagos y centros de decisión (DA
491-500), los constructores de  la sociedad (DA 501-508), la pastoral urbana (DA 509-
519), al servicio de la unidad y la fraternidad de nuestros pueblos (DA 520-528), con la
integración de los indígenas y afroamericanos (DA 529-533), los que se deben realizar
todos por los caminos de reconciliación y solidaridad (DA 534-546).