03/11/2017 – Todos los viernes, en el programa “Hoy puede ser” aprendemos a alimentarnos junto a Laura Nores, Licenciada en Nutrición. Una de las consultas más repetidas en cada micro tiene que ver con las golosinas y la forma en que las incorporamos a nuestra dieta diaria.
Laura explicó que las golosinas como los caramelos, chupetines, bombones, chicles, confites y pastillas, afectan al organismo desde dos miradas:
La mirada psicológica, “porque los adultos las vinculamos erróneamente con premios, y esa asociación perdura en el inconsciente toda la vida”, expresó la especialista.
La mirada orgánica, “porque están compuestas por acidulantes, antiespumantes, antioxidantes, aromatizantes, colorantes, emulsionantes, espesantes, estabilizantes, gelificantes, glaceantes y humectantes, muchos de los cuales tienen efectos nocivos para el sistema inmunológico y digestivo, además de tener en su composición muy altas concentraciones de azucares simples”, explicó.
Padres de niños y adolescentes se preguntan si se debe prohibir el consumo de las golosinas, a lo que la nutricionista respondió: “No soy partidaria de la prohibición, pero sí de una educación alimentaria saludable, que promueva hábitos de selección de productos naturales y nutritivos, que además de azúcares aporten proteínas, fibra, grasas de buena calidad, protectores vasculares como las frutas, (frescas, deshidratadas y secas), barras, tutucas, turrón, praliné, pururú o chocolate semiamargo”.
Si bien no existe una edad determinada para comenzar a consumir este tipo de dulces, Laura recomienda que cuando el gasto energético aumente por la actividad física, y el niño pueda hacer una buena higiene bucal, se puede permitir el consumo saludable de golosinas. “Además, es conveniente no superar el 15% del valor calórico total en forma de azucares, de modo que una porción diaria de golosinas saludables es suficiente para un niño activo”, agregó.
“En una sociedad obesogénica y sedentaria, los “premios” no pueden seguir siendo alimentos azucarados. Más útil sería más actividad física, en forma de paseos familiares o deporte grupal; obsequiar elementos que favorezcan el movimiento,como pelotas, colchonetas, elástico, soga, mancuernas o pases para gimnasio si son adolescentes. Y el ejemplo de padres activos, con buenos hábitos alimentarios”, finalizó.
-No premien a los niños con golosinas azucaradas.
-Elijan alimentos naturales para meriendas escolares, refuerzos por deporte y festejos de cumpleaños.
-Induzcan al hábito de una buena higiene dental.
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