El cordero como figura de la Pascua de Jesús

miércoles, 14 de marzo de 2018

Cordero

14/03/2018 – La especialista en Sagradas Escrituras Gloria Ladislao nos compartió en su programa varias enseñanzas bíblicas en torno a la figura del cordero. “El símbolo del cordero no es exclusivo de la tradición judeo-cristiana. Por su aspecto y comportamiento natural, como también por su color blanco, se ha considerado al cordero como el animal del sacrificio por excelencia. Es símbolo de dulzura, simplicidad, inocencia, pureza y obediencia”, afirmó la profesora. Ladislao agregó que “los antepasados de Israel fueron clanes pastores semi nómades, dedicados sobre todo al ganado menor: ovejas y cabras. Estos clanes realizaban sacrificios y comidas sagradas con corderos y chivitos”.

También remarcó que “la comida de Pascua judía (Pesaj) probablemente tenga como antecedente alguna comida festiva de celebración del año nuevo, coincidiendo con la primavera. Un rito muy antiguo de los pastores nómades; en primavera, época en que paren las ovejas, se sacrifica y se come un cordero (asado al estilo de los nómades y comido por entero para no dejar nada del animal sagrado cuando se levantan las tiendas); se marcan con su sangre las estacas de las tiendas para apartar las influencia maléficas que podrían dañar a la vida de la tribu y sus ganados. El mismo nombre (pascua) evoca la idea de saltar, cojear, y podría proceder de una danza sagrada que acompañaba a aquellos ritos”.

Ladislao también se refirió a Jesús como el Cordero de Dios: “Los primeros seguidores y seguidoras de Jesús eran todos judíos que celebraban Pascua comiendo el cordero año tras año. Conocían el simbolismo de ese cordero y la memoria de la liberación hecha por Dios en Egipto, liberación que tuvo como señal la sangre del animal. La muerte de Jesús, interpretada a la luz del Espíritu Santo, es una nueva Pascua, un nuevo Éxodo. Dios interviene en la historia, liberando a la humanidad de toda esclavitud, y Jesús es ese cordero que con su sangre nos marca y que nos reúne en la comida comunitaria”. Y añadió que “en los primeros siglos del cristianismo se solía representar a Cristo en la cruz en forma de cordero. Pero como era tradición constante y casi universal que el cordero fuera el animal de los sacrificios que se celebraban también en otros cultos, paganos, en el año 692 un concilio celebrado en Constantinopla ordena que el arte cristiano ya no podía representar a Cristo en la cruz en forma de cordero rodeado por el sol y la luna sino con los rasgos del hombre para evitar así toda confusión con los cultos y las creencias paganas”.