“Cuando te ponés un objetivo, te esforzás en lograrlo y te encomendás a Dios, todo es posible”, expresó el guía de montaña Mariano Bearzotti

sábado, 10 de noviembre de 2018
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10/11/2018 – Mariano Bearzotti es cordobés de cuna, pero encontró su lugar en el mundo en Santa Rosa de Calamuchita, en una ciudad enclavada en un valle y muy cerca de las montañas, el lugar donde se siente realizado. Mariano es guía de montaña y en febrero próximo acompañará en la travesía de subir al Cerro Champaquí, el más alto de la provincia de Córdoba, a un grupo de personas donde se destacan varias con discapacidad y también un integrante de la Fundación Espartanos de Buenos Aires, Ezequiel Barajas, quien estuvo en la cárcel y gracias al rugby social ha logrado reinsertarse a la comunidad.

Mariano nos dejó su testimonio y comenzó contándonos: “Caminaremos desde Villa Alpina, entre frondosos pinares y una vegetación típica de las sierras cordobesas hasta lo más alto de este cerro que está a más de 2790 metros sobre el nivel del mar, atravesando todo tipo de dificultades junto a un grupo que tienen por delante un desafío personal de superación. Además, todas estas personas tienen un proyecto de vida motivador. Cuando te ponés un objetivo, te esforzás en lograrlo y te encomendás a Dios, todo es posible”. Mariano también destacó que “cuando vas a la montaña, descubrís la generosidad de quienes te acompañan. El grupo humano que hace esta experiencia no se la olvida más”.

Bearzotti, que ha ascendido a las montañas más altas del páis y de otras partes del mundo, resumió esas experiencias en estas frases: “Yo siempre digo que cuando estás allá arriba te sentías más cerca de lo bueno, te sentís más cerca de Dios. Cuando llegas a la cima de una montaña estás despojado de lo cotidiano, de lo superfluo. La gran motivación en el ascenso a un monte es dar un paso para después poder dar el otro, alimentarnos bien, protegernos y cuidarnos como equipo. Y todo eso hablar de estar mucho más cerca de nuestro interior. Esto está muy lejos de lo que se vive en las ciudades, donde lo superficial invade nuestros corazones”.

En relación a cómo conoció a Dios, Mariano indicó que “todo tiene que ver con mi abuela paterna, Edita. La visitábamos todos los fines de semana en la ciudad de Córdoba. Y ella no nos hizo faltar nunca su amor como abuela pero también su educación en la fe. Todos los domingos nos llevaba a la iglesia y también al cementerio. Edita nos enseño a vivir esta fe desde el amor y desde la familia”.

Por último, nos dejó esta sencilla y profunda oración misionera:

Padre mío,

gracias por este día que nos diste.

En tus manos colocamos esta semana,

danos tu protección.

Bendice nuestros sueños y nuestros planes.

Te amo.