25/02/2021 – Analía Chaparro, referente de Caritas Rosario, indicó que “la Región Litoral incluye a las diócesis de la provincia de Santa Fe (menos Reconquista), las de Entre Ríos y también la bonaerense San Nicolás”. Además destacó que “en Rosario somos más de 120 parroquias con presencia de Caritas. Gracias a Dios hay muchos voluntarios y muchos sacerdotes y religiosos que nos acompañan. Durante la pandemia creció el voluntariado joven por la necesidad de salir al encuentro del hermano que está aislado, que está solo, que está necesitado. Nos reinventamos. Esta situación de crisis sanitaria y social trajo mucha visibilización de la dura realidad que vivimos. Y lo que hacemos es llevar adelante merenderos, cocinas centralizadas, entrega de comida casa a casa, visitas misioneras o entrega de kits de higiene”.
“La mirada de los jóvenes es algo que apareció con fuerza, ellos están con el oído atento a los hermanos vulnerables y los brazos fuertes para llevar ayuda. Todo esto sumado a la creatividad y la sociabilidad que presentan”, dijo Chaparro. “Estamos invitados a tener la sencillez de san José, su silencio y su trabajo, sabiendo que no tenemos que juzgar al otro. Esto nos guía en el servicio de Caritas de nuestra arquidiócesis rosarina. Tenemos un trabajo muy fuerte con los migrantes, con venezolanos o haitianos, entre otros. También trabajamos junto a otras iglesias y hermanos cristianos en pos de un mismo objetivo: estar cerca de quien ha quedado caído al lado del camino. Además trabajamos en el cuidado intensivo de la primera infancia, entre los 0 y los 6 años. Cuidamos la vida, la familia y la Casa Común”, resumió.
“En Rosario y el Gran Rosario tenemos grandes bolsones de pobreza y muchas veces no hay acceso al agua potable”, agregó Analía. “Tratamos de no utilizar bolsas plásticas para proteger la naturaleza. E incidimos fuertemente en lo educativo. Hacemos bolsos de tela, reutilizamos los materiales. Asimismo cuidamos mucho el agua potable y los detalles de los barrios populares, zanjeando lo que haga falta para evitar inundaciones. Estas cosas son pequeños signos de esperanza. Este tiempo sirvió para comprender que la pandemia nos atraviesa a todos, por eso aprendimos a caminar junto a funcionarios municipales, provinciales y nacionales, y también a agentes de otras instituciones religiosas o civiles. En la solidaridad nadie pierde la identidad, sino que la fortalece. Es la cultura del encuentro que nos pregona el papa Francisco”, manifestó.
“Hay muchas familias que han quedado rotas, mujeres u hombres viudos. Mujeres que tienen que salir con lo puesto y con sus hijos por la violencia que sufren en sus hogares. Trabajamos mucho con el padre Fabián Belay y con su pastoral de adicciones. Acompañamos a tantas madres y padres que ya no saben qué hacer con sus hijos que han caído en la droga”, cerró diciendo Chaparro.
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