16/05/2019 – La profesora María Gloria Ladislao eligió al rey David, músico y bailarín del pueblo hebreo que conocemos del Anriguo Testamento, para hablar de él y su vida. “La etimología del nombre de este rey es incierta, puede interpretarse como ´el amado` y su número es el 14. Era hijo de Jesé, de la aldea de Belén, de la tribu de Judá. David era pastor. Se lo describe como ejecutante de cítara, y así entra al servicio de Saúl como músico. A él se le atribuyen numerosos salmos. Existen dos versiones sobre cómo llegó al trono de Israel. La primera sostiene que fue por la unción que realizó sobre él el profeta Samuel. La segunda versión sostiene que fue por su valentía al enfrentarse con Goliat, lo cual lo lleva a merecer el reconocimiento de las tropas y del pueblo. Sin embargo, esto causó un distanciamiento con Saúl”, sostuvo Ladislao.
La especialista indicó que “el reinado de David duró entre los años 1012 y 972 antes de Cristo. David conquistó Jerusalén y fijó allí la capital, convirtiendo la ciudad en el centro político y religioso. Bajo su reinado se unificaron las 12 tribus. David trasladó el Arca de la Alianza a la colina Sión, con baile, música, sacrificios y festejos. Pero, particularmente, no edificó un templo porque, por medio del profeta Natán, Dios le dijo a David que Él no quería una casa material. Y en ese marco, le expresó que que mantendrá a la dinastía de David para siempre”.
Ladislao subrayó también que “este conocido rey hebreo pecó quedándose con Betsabé, la mujer de uno de sus generales, haciendo que éste muera en la guerra. El profeta Natán denunció el pecado al mismo David, que se arrepintió. El salmo 51, conocido como ´Miserere`, es atribuido a David con ocasión de su arrepentimiento por este pecado”.
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