28/12/2022 – La hermana Mariana Zossi, presidenta de la Asociación Bíblica Argentina, nos dejó su reflexión en la semana de Navidad. “En los últimos talleres bíblicos de Adviento no salió a nuestro encuentro una pregunta que me ayudó a profundizar sobre los nombres que José debe poner al Niño: Jesús y Emmanuel. La pregunta que surgió de unos de los jóvenes cuando leíamos el evangelio de Mateo fue ¿qué pecado viene a salvar Jesús? Nosotros sabemos que Jesús se dice en hebreo “Jehoshua” que, como lo recuerda el mismo evangelista, significa “Yahvé salva”. Pero más a delante el Ángel le dice “porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”, pero ¿de qué pecado nos viene a salvar Jesús? Creo que muchas veces tenemos el concepto de pecado como un acto moral negativo, hacer algo que le desagrada a Dios o en contra del hermano… o no cumplir con las normas de la Iglesia, hacer el mal. El pecado o el mal que Jesús viene a librarnos es una realidad mucho mas profunda que toca nuestra fragilidad y vulnerabilidad, aquello que nos hace a todos iguales, la misma raíz de nuestra humanidad. Aquella que en la encarnación del mismo Dios queda sanada e iluminada”, matizó la religiosa.
“El evangelista Lucas en el relato que leímos en la misa de Nochebuena (Lc 2,1-12) tiene la capacidad de contextualizar todos los hechos de la salvación en la historia humana, dicho de otra manera, la pluma lucana nos ayuda a reconocer que nuestra historia es una historia de la salvación. Y es así que Lucas nos da datos históricos y nombres que nos ayudan a ahondar en la mirada, a reconocer los pasos de Dios en esa historia que viene a salvar: Augusto, Quirino, el censo, la ciudad de David, son datos preciosos que confirman este contexto. No es en otra historia que Dios está presente, es en “esta”, en la nuestra. Los pastores son los personajes que nos ayudan a ver el contexto literario del nacimiento de Jesús, y desde allí nos invitan a detener la mirada en ese Dios que se hace historia. No son ni José, ni María, ni el niño, sino un grupo de pastores que están cerca del pesebre, del único lugar encontrado para nacer, los que nos ayudan a reconocerlo. Estos hombres y mujeres que en medio de la noche tienen la capacidad de ser receptivos a un anuncio, que tienen la capacidad de ver más allá de su cotidianidad, que tienen el coraje de levantar sus ojos y contemplar desde lo alto un mensaje que lo supera, y que, al mismo tiempo les devuelve la esperanza. Algo parecido al acontecimiento de los Magos, que vendrán pronto, y que nos lo relata el evangelio de Mateo. Sólo en medio de la noche y de la incertidumbre, que implica las tinieblas y la falta de luz, del cansancio de continuar el trabajo después que todos están descansando, con el corazón abierto, expectante y necesitado, es posible reconocer otra realidad: un mensaje de esperanza porque el que venía es el Salvador”, dijo Zossi.
“Y estos pastores, no dignos de ser “ciudadanos en sentido propio”, no dignos de habitar en la ciudad porque vivían con animales, estos pastores que se pasan la noche en vela cuidando y protegiendo su rebaño, son aquellos que pueden reconocer el mensaje de Salvación y transmitirlo. Quién Salva se hace audible a los más pequeños y marginados. Dios se inserta en esa vulnerabilidad, aquellos que estaban excluidos de la sociedad; ellos que vivían en una realidad frágil y necesitada, son los primeros en recibir la salvación. Jesús los salva, nace en medio de ellos, viene para estar entre ellos. Por eso es el Emmanuel en medio de la vulnerabilidad de la historia. En la Navidad hacemos memoria que Jesús se hace accesible a toda persona humana. Estando en medio nuestro sana, cura, salva nuestro hambre, marginalidad, dolor, incapacidad. Si pensamos en los Magos de Mateo, Jesús es salvador para todos, como lo decíamos hace unos miércoles. Es rey y viene a reinar en la vida de aquellos que lo buscan y lo reconocen. Aquellos que son humildes, que no “la tienen clara” y están necesitados de respuestas. A ellos, y Dios quiera a nosotros, nos viene a salvar Jesús, el Salvador”, acotó la biblista dominica.
“Jesús nace y viene de una mujer joven y humilde. María está a la espera, atenta como los pastores a la noche y los magos en oriente mirando las estrellas. Y ella una vez que dice si comienza a enseñarle a Jesús, desde el vientre, con sus palabras y vida que tipo de salvación trae el Niño. (Lc 1,49-54). Este Niño desde su concepción promete salvarnos de ese modo. Es una salvación que implica una mirada misericordiosa en favor de aquellos que viven en la pequeñez, olvidados, rotos, perplejos, pobres, rechazados, humillados… de ese pecado nos salva Jesús… Del dolor que nos quiebra por dentro y que habita en la raiz mas profunda de nuestra humanidad. Eso que “escuchó” en las entrañas lo vemos hecho gesto y acción en su vida pública. Acciones que humanizaron a aquellas personas con las que se encontró por el camino. Sus gestos no solo sanaron enfermedades y dolencias sino que reintegraron a la sociedad a los que estaban marginados, del sin sentido de la vida… de la ausencia de Dios, de aquellos que necesitaban ser tratados compasivamente. Al hacerse niño, frágil, cercano y “alcanzable” en un pesebre en medio de la noche sana y acoge nuestra humanidad y hace posible que se reconstituya y se libere desde la raiz más profunda… de sus angustias, dolores, desesperanzas, enojos, violencias, enfermedades…solo basta buscarlo, estar atentos, expectantes, ser concientes que necesitamos salud y perdón. Y ponernos en camino, trasladarnos como los pastores, los magos y María”, dijo Mariana.