13/05/22- “El aislamiento afectivo es la separación del hecho doloroso de la emoción que lo acompaña; de tal manera que la persona cuenta la historia como una película, como si lo hubiera experimentado otra persona”, dijo la Lic. en psicología Adriana Guraieb con quien dialogamos en el programa “Hoy puede ser”.
El aislamiento afectivo es involuntario. Es la única manera que encuentran algunas personas para no sufrir. El problema es que todo ese torrente de dolor, de angustia y desesperación va a parar a otro lado: al cuerpo (somatización) o terror a ciertos objetos o animales (fobias).
Hay un aislamiento afectivo saludable. Son personas con poca concentración que tienen que estudiar o trabajar o no pueden porque se ven inundados por este recuerdo traumático. En situaciones así, es saludable desalojar de la conciencia el conflicto, no taparlo ni reprimirlo, pero desplazarlo para que no obture la calidad de las tareas que necesito realizar.
El aislamiento social es la ausencia o poco contacto con las personas, casi siempre a consecuencia de un suceso traumático o de una dolencia. La diferencia fundamental es que en el aislamiento afectivo nosotros separamos el recuendo de la emociones y el el aislamiento social, nos separamos de la personas.
¿Cómo podemos volver a unir la experiencia con la emoción?; ¿de qué manera podemos volver a contar con aquellos que me rodean cuando experimentamos situaciones traumáticas?
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