05/05/2025 – Después de la multiplicación de los panes, la multitud sigue buscando a Jesús. Pero Él los invita a mirar más allá del milagro material y descubrir el verdadero alimento que solo Él puede dar. Jesús quiere llevarnos más profundo: desde lo visible a lo esencial, desde el pan temporal al Pan de vida.Daría la sensación de que, pasada la alegría pascual, se nos acabaron los relatos fuertes. Ya no está la tumba vacía, ni los encuentros sorpresivos con el Resucitado. Pero no es así. La liturgia no se quedó sin textos, se quedó con lo más importante: con la mirada nueva que da la Pascua. Ahora, cada gesto, cada palabra de Jesús, cada milagro, cada enseñanza… lo vemos desde otro lugar. Desde la luz de la resurrección. Eso es lo que pasa con el Evangelio de hoy. El pueblo busca a Jesús porque les dio de comer. Pero él les dice: “Trabajen no por el alimento que se acaba, sino por el alimento que permanece para la vida eterna”. San Juan 6,22-29
Reflexión: ¿Por qué buscamos a Jesús?
Tras la alegría de la Pascua, pareciera que la intensidad del relato baja. Pero en realidad, la mirada cambia. Ahora cada palabra de Jesús se ilumina desde la Resurrección. Es el tiempo de volver al centro, de pasar del entusiasmo pasajero al seguimiento profundo.
La gente buscaba a Jesús porque les había dado de comer. Pero se habían olvidado del fuego que encendió su palabra en sus corazones. Jesús los invita a volver al origen. Hoy, también nosotros necesitamos recordar ese primer momento en que nos enamoramos de Él, en que su mirada nos alcanzó y su amor nos transformó.¿Te acordás cuándo sentiste por primera vez que Jesús te hablaba directamente a vos?
Todo nace del amor de Dios.Cristo no nos amó porque hiciéramos cosas buenas, sino que nos amó primero (cf. 1 Jn 4,16).Esa es nuestra raíz: Su amor gratuito, desbordante, inmerecido.
“Jesucristo, nuestra Pascua, ha resucitado. Él es nuestra raíz.”
La fe es más que una idea: es vida, alimento, impulso.No basta con sobrevivir… Cristo quiere que tengamos vida eterna.Hoy, cuando todo parece moverse rápido, Jesús nos ofrece algo que permanece.
¿Qué te da esperanza hoy?¿Cómo la resurrección de Cristo transforma tus dificultades?
La fe verdadera da frutos, incluso en la herida.Jesús no es solo consuelo: es raíz fecunda. Si nos unimos a Él, aun el dolor puede convertirse en semilla de vida nueva.
“El que cree en mí, tiene vida eterna.” – Jn 6,47
Jesús nos interpela con amor:¿Me buscás solo por lo que puedo darte o por lo que soy para vos?Como nos enseña el Papa Francisco:
“No seamos espectadores de la fe, sino discípulos con el corazón decidido y generoso.”
El seguimiento de Jesús no es solo devoción, es transformación. Es una respuesta libre, confiada, viva.Volvé a tu raíz. Recordá ese primer llamado. Renová tu «sí».
Desde la raíz a todo lo demásOraciónSeñor, en cada paso, mostranos tu Camino.En las dudas, revelanos tu Verdad.En el cansancio, regalános tu Vida.En nuestra ansiedad por saberlo todo, enseñanos a confiar.En la impaciencia por llegar, ayudanos a permanecer.En el deseo de control, despertá nuestra docilidad.En el silencio, hablá a nuestro corazón.En el encuentro con tu Palabra, hacenos crecer.En nuestras decisiones, guiá nuestros pasos.En la búsqueda de sentido, hacete presente.Te pedimos por el cónclave que se prepara, que sea obra tuya y no nuestra.Por el futuro pastor de la Iglesia, que sea un hombre según tu corazón.En nuestra vida entera, que seas el centro, Jesús.En vos, Señor. Con vos, siempre.Amén.
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