27/10/2025 – “El futuro no será de las máquinas que piensan, sino de los seres humanos que cuidan.”— Ezequiel Romano.
En el marco del ciclo “Un mundo artificial, ¿una sociedad más humana?”, Ezequiel Romano, especialista en tecnología e inteligencia artificial, nos invita a mirar cómo la unión entre la ciencia, la tecnología y la conciencia abre nuevos caminos de esperanza en la lucha contra el cáncer de mama.
Durante la charla, Romano presentó un caso sorprendente: una médica virtual generada por inteligencia artificial en apenas ocho segundos. No existe, pero impacta por su realismo. Esa escena sirvió como punto de partida para reflexionar sobre un tema muy humano: cómo la tecnología puede ayudar a salvar vidas, pero nunca reemplazar la decisión de cuidarnos.
En octubre, mes mundial de la sensibilización sobre el cáncer de mama, la consigna es clara: la detección temprana salva vidas. La Organización Mundial de la Salud insiste en que, si se detecta a tiempo, el cáncer de mama es curable. Y hoy la inteligencia artificial se convierte en una gran aliada: permite detectar hasta un 30% más de tumores en etapas tempranas, reducir falsos diagnósticos y ganar algo fundamental: tiempo.
Ezequiel explica que, gracias al entrenamiento con millones de mamografías, los sistemas de IA logran ver patrones invisibles al ojo humano. En Alemania, por ejemplo, se detectaron un 18% más de casos sin falsos positivos; en Suecia, casi un 30% más de tumores en etapas iniciales; y en Estados Unidos, estudios lograron adelantarse hasta cinco años en la detección de la enfermedad.
Sin embargo, Romano subraya un punto clave: “La IA no reemplaza al médico, lo complementa. Le devuelve tiempo para humanizar la atención.” Ese tiempo liberado puede transformarse en escucha, acompañamiento, empatía. Justamente lo que más valoramos cuando atravesamos una enfermedad.
La inteligencia artificial, bien usada, puede liberar a los profesionales de tareas repetitivas y permitirles estar más disponibles para mirar a los ojos, escuchar, contener. Es decir, humanizar la medicina. Pero también recuerda algo esencial: ninguna tecnología puede reemplazar la decisión personal de cuidarse. Autoexámenes, controles médicos, alimentación saludable y ejercicio siguen siendo los pilares.
El mensaje final de Romano sintetiza el corazón de esta reflexión: “La inteligencia artificial ayuda a salvar vidas, pero la inteligencia emocional y el compromiso humano siguen siendo el verdadero motor del cambio.”
En tiempos donde las máquinas aprenden rápido, este ciclo nos invita a no olvidar lo que solo el ser humano puede hacer: cuidar, acompañar y decidir amar la vida.