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14/07/2021 – En “La devoción al Sagrado Corazón en la Biblia”, el biblista Gerardo García Helder, habló de la sexta promesa dice “Seré la misericordia sin límites en tus caídas”. ”Esto tiene que ver con la consolación, todos experimentas un fracaso y tendemos a deprimirnos o a desalentarnos. En el libro del Éxodo capítulo 34, versículo 6 donde Moisés entrega por primera vez la Ley de Dios pero su pueblo se había entregado a un ídolo mundano. Moisés se enojó y rompió esas tablas. Subió nuevamente y volvió a escribir las tablas de la ley. Allí Dios le dice que es compasivo y bondadoso, perdona la culpa, la rebeldía y del pecado”, afirmó.
“Quien cree en Dios no cae en el relativismo del todo da lo mismo, pero si tiene una comprensión y respeto por los otros y por él mismo cuando tiene alguna caída. Nuestros tiempos y los de Dios no son los mismos. San Agustín es un ejemplo de esto, a los tumbos y con mil desaciertos, aun así se encontró con el Señor. Dios nos salva en Jesucristo, el Señor es la montura de Dios. El papa Francisco nos enseña a no juzgar, no debemos meternos en la vida ajena. Y también ayudar al que cae, de eso se trata. San Agustín al comentar el evangelio de la mujer adúltera dice que Jesús mientras escuchaba las acusaciones, estaba escribiendo la nueva ley en la tierra, para que esa semilla de la Palabra de Dios germine. Tenemos que rezar que Dios no de un corazón de carne y arranque lo que hay de piedra en nosotros” aseveró García Helder.
“Dios nos levanta de nuestras caídas, Él nos pone de pie, nos da dignidad. Jesús es el rostro humano de la misericordia del Padre. Por eso si en nuestro corazón aparecen rigideces tenemos que cuestionarnos si estamos en cercanía y sintonía con Cristo. A veces, los que tenemos un cierto caminar en la Iglesia, a veces nos falta tomar una mirada más pastoral como lo es Jesús. Suele más ocurrir que tomamos esta imagen errónea de creernos pastores y no ovejas, cuando en realidad toda creatura de Dios es parte del rebaño de Jesús. Santo Tomás de Aquino afirma que a la miseria no se le puede pedir virtud. Y nosotros, como sociedad, somos responsables de esto. San Vicente de Paul decía que tenemos que pedirle perdón a los pobres cuando les demos una limosna porque Dios no los quiere pobres. La alegría divina es que todos estén sentados a la mesa, y muchas veces nosotros lo impedimos. Dios se nos ofrece como un regalo, como un don y no como un premio para los que nos creemos virtuosos”, dijo.
Finalmente, Gerardo compartió esta oración:
Tú conoces, Señor, mi corazón;
tú conoces el fondo de mi alma.
Yo soy frágil e inconstante;
incoherente y duro.
Tú sabes que muchas veces
me desoriento y caigo.
Yo no hago el bien que quiero
sino el mal que no quiero.
Hoy te ofrezco lo que soy,
sabiendo que
donde yo soy débil,
tú eres fuerte.
“Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor
con que nos amó, precisamente cuando estábamos
muertos a causa de nuestros pecados,
nos hizo re vivir con Cristo –¡ustedes han sido salvados gratuitamente!–
y con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo reinar con Él en el cielo.
Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de
su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús.
Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante la fe.
Amén.
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